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El general Miguel Dalmao, el jueves, cuando concurrió al juzgado de la calle Misiones.

Foto: Javier Calvelo

Rancho aparte

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Ministerio del Interior resolvió que Dalmao no cumplirá su pena en la cárcel de Domingo Arena.

El juez Rolando Vomero procesó con prisión a José Nelson Chialanza Muñoz y a Miguel Ángel Dalmao Álvez por la coautoría del delito de “homicidio muy especialmente agravado” de la militante comunista Nibia Sabalsagaray en 1974 con una pena de entre 15 y 30 años de penitenciaría. El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, informó a la diaria que Dalmao será recluido en la Guardia de Coraceros, dependiente de esa cartera y ubicada en José Pedro Varela y José Batlle y Ordóñez.

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Querido camarada

En las Fuerzas Armadas existe “preocupación” y “malestar” por el procesamiento de Dalmao, según dijeron a la diaria militares de alto rango de las tres fuerzas, en el marco de una actividad organizada por el Instituto Militar de Estudios Superiores denominada “Fuerzas Armadas alemanas”. Estaba previsto que concurrieran al evento Rosadilla y Rosales, y su ausencia motivó algunas especulaciones. “Estarán reunidos”, aventuraron los militares. Según pudo saber la diaria, ambos jerarcas mantuvieron un breve encuentro ayer por la tarde “para coordinar detalles del traslado” de Dalmao. Por otra parte, hasta ayer en la noche no estaba prevista una reunión de los uniformados para analizar la situación. Una de las fuentes expresó que consultará “con la almohada” antes de definir qué actitud adoptar. Calificó a Dalmao de “querido camarada y amigo”. No obstante, todas las fuentes aseguraron que “la ley y el orden son lo que manda” y que sólo cabe “respetar el pronunciamiento de la Justicia”.

“No consideramos oportuno que esté ahí [en Domingo Arena] entre otras razones porque es un militar en actividad”, explicó. Al cierre de esta edición, el jefe de la División de Ejército IV permanecía detenido en Jefatura de Montevideo. “No tengo claro cuándo se producirá el traslado, supongo que cuando estén prontos los trámites”, especuló Bonomi.

”No sé cómo explicarte. Son sensaciones muy raras. No lo sé. No sé cómo me siento. Es muy difícil explicarte. Hace 37 [años] que la mataron...”, expresó a la diaria, tras conocer el fallo, Juan Sabalsagaray, uno de los hermanos de Nibia. La denuncia fue radicada en setiembre de 2004 por Stela Sabalsagaray, oriunda de Nueva Helvecia, como el resto de su familia. “Cada vez que nos juntamos los tres [hace referencia a Stela y a Ana María, la otra hermana] está continuamente el tema. Y siempre va a estar. Siempre fue una cosa muy especial. Éramos y somos muy unidos. Es que nos faltó un pedazo”, añadió.

En 2005, consulta del juez mediante, el Poder Ejecutivo excluyó el caso de la Ley de Caducidad para investigar si, como había planteado la querella, hubo participación de civiles en la detención de la militante comunista el 29 de junio de 1974. Luego de tres años de presumario, en 2008 la Justicia descartó esa posibilidad y el juez archivó el caso. Ante esto, la fiscal Mirtha Guianze solicitó el diligenciamiento de nuevas pruebas para luego presentar un recurso de inconstitucionalidad de la Ley de Caducidad ante la Suprema Corte de Justicia.

En octubre de 2009, cinco días antes de que se celebrara el plebiscito por la anulación de la norma, llegó el pronunciamiento favorable del máximo órgano judicial. Este fallo permitió que se continuara con las actuaciones de las cuales surgieron “elementos de convicción suficiente” para determinar la responsabilidad de los dos militares procesados en el homicidio de Sabalsagaray. La sentencia constata el fallecimiento de Sabalsagaray durante la tortura, rechazando completamente la hipótesis del suicidio, descartada durante las pericias históricas y psicológicas.

“Decíamos con mis hermanos que no sé si es casualidad o qué. Pero estas cosas caen en fechas o en momentos muy especiales”, comentó Juan. Hacía referencia a que el pronunciamiento del juez se produjo una semana antes de la audiencia por el caso Gelman en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ante la cual declarará la fiscal del caso, Mirtha Guianze, como perito.

La suicidaron

Chialanza tenía el grado de teniente coronel y era jefe del Batallón de Transmisiones Nº 1. Según la sentencia, fue quien diseñó el operativo de detención de Sabalsagaray, aunque el militar lo negó ante el juez.

También declaró: “Nunca presencié un apremio físico ni lo toleré”. “Como jefe nada le podía ser desconocido. Evidentemente también autorizaba los métodos de interrogatorios”, afirma Vomero en la sentencia en base a las declaraciones de numerosos testigos que lo implicaron a él y a Dalmao. Una vez en el cuartel, la militante -como todos los detenidos- fue sometida a interrogatorio y a apremios físicos por el personal del S2 (servicio de Inteligencia militar) -encargado de la “lucha antisubversiva”, según la sentencia-, cuyo jefe era en ese momento y de forma transitoria Dalmao, entonces alférez.

En febrero de 2008, el general fue designado como jefe de la División de Ejército IV con asiento en Minas por el actual comandante en jefe Jorge Rosales, quien en los últimos días respaldó a Dalmao afirmando: “Confío en que es inocente”. Dalmao ascendió al generalato un mes antes de que asumiera Tabaré Vázquez, el 1º de febrero de 2005, año en el cual fue designado director nacional de Sanidad de las Fuerzas Armadas.

Durante sus comparencias ante los magistrados, Dalmao también negó haber participado en la detención y el interrogatorio, brindando declaraciones contradictorias. “El decisor se pregunta cuál de las tres versiones que dio el indagado es la correcta”, se cuestiona Vomero. Pero determina: “Los elementos probatorios incorporados en autos indican que Sabalsagaray no pudo colgarse como relataron los indagados. Para ello [la militante] debió ser gigante, lo que no era”. Para esto, el magistrado ponderó la autopsia realizada por el ahora intendente Marcos Carámbula en junio de 1974 -entonces le faltaba una materia para recibirse de médico- bajo prohibición militar y a pedido de la familia de Sabalsagaray.

“No pensamos nunca llegar al procesamiento. No pensamos que había tantas alternativas en la Justicia. Abrimos el camino, se empezaron a abrir puertas. Se fue dando. Es una cosa muy especial para todos nosotros, por lo que hemos pasado todos estos años. Es una enorme satisfacción. No sé si es alegría, tristeza. No sé si es justicia...”, expresó Juan.

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