Bajo el título “Cablegates” la organización Wikileaks y cinco diarios seleccionados por ella continúan liberando información acerca de la diplomacia estadounidense. “Cables” es como denominan los diarios El País, de España, The Guardian, de Reino Unido, The New York Times, de Estados Unidos, y Der Spiegel, de Alemania, a los despachos que se emitieron desde 274 embajadas hacia el Departamento de Estado estadounidense y viceversa. Son un total de 251.287 cables, más de 15.500 de ellos clasificados como “secreto”; 491 de ellos tratan sobre Uruguay. Estos últimos incluirían información sobre disposiciones militares y de defensa, terrorismo, control de armas y acuerdos económicos; algunos de ellos tratan de Uruguay y Cuba, incluyendo temas de comercio y derechos humanos, según informó el diario uruguayo El País.
El director del diario español El País, Javier Moreno, explicó el lunes en conversación on line con los lectores el acuerdo alcanzado con Wikileaks. La organización les cedió los cables “semanas atrás” y 120 periodistas de los cinco diarios procesaron la información; en esa instancia algunos cables fueron descartados y nunca serán publicados. Se tuvo especial cuidado en aquellos emitidos desde países que no sean Estados de derecho o donde exista la pena de muerte. En ellos se censuraron los nombres y los contactos, para no poner en riesgo a las personas.
Los diarios publican los cables de forma progresiva según el criterio de cada uno, explicó Moreno, y la web de Wikileaks los divulga en paralelo. Ayer la cifra de cables subidos en la web de la organización no alcanzaba los 300 y todavía no figuraba ninguno enviado a Uruguay o recibido en el país.
La responsable del Departamento de Estado, Hillary Clinton, sostuvo el lunes que las filtraciones son “un ataque a la comunidad internacional”. Continuó: “Aun así, confío en que las alianzas con nuestros aliados no sufran ningún daño”. El mandatario estadounidense, Barack Obama, también habló ante las cámaras el lunes, pero ni mencionó las filtraciones.
Presos de lotería
Estados Unidos ofreció al gobierno español 85.000 dólares por cada preso que aceptara de Guantánamo, reveló ayer El País. En los cables intercambiados acerca de los presos de Guantánamo, España pide “reservar” cuatro de ellos para acogerlos más adelante, a lo que Estados Unidos le advierte que si un tercer país “muestra interés” puede perder esa reserva inicial.
En una de las reuniones bilaterales, Madrid tranquilizó a Wa-shington indicándole que estaba dando los pasos necesarios para que los presos que fueran acogidos en España no acudieran a la Justicia para demandar a Estados Unidos.
España también cedió a presiones y colaboró con Estados Unidos para boicotear varias causas judiciales que involucraban a ese país, según los documentos. Entre ellas, una por el traslado ilegal a Guantánamo de presuntos terroristas en aviones que hicieron escala en España y otra por torturas en esa prisión. El año pasado, un cable enviado por el embajador Alan Solomont indicaba: “Un tema reciente e irritante en las relaciones bilaterales se refiere a los esfuerzos de algunos jueces que invocan la jurisdicción universal para procesar a ex altos cargos del gobierno de Estados Unidos por su presunta implicación en torturas en Guantánamo”.
Las gestiones estadounidenses para frenar estos casos incluyeron contactos con el fiscal general, Cándido Conde-Pumpido, y varios fiscales de la Audiencia Nacional, especialmente su jefe, Javier Zaragoza. Este último notificó varias veces a la embajada sobre las gestiones de la Justicia antes de que esta información fuera pública, a veces con meses de antelación. También se reunió en la Audiencia Nacional con altos cargos de la embajada para explicarles las claves del caso Guantánamo, indicó El País.
Jobim vs Guimarães
En uno de los cables de enero de 2008 el Departamento de Estado considera al gobierno brasileño un adversario con “inclinación antinorteamericana”, impresión profundizada luego de una cena entre el ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, y el entonces embajador de Estados Unidos, Clifford Sobel.
Según el informe enviado por Sobel al Departamento de Estado después de la cena, Jobim dijo que el entonces secretario general de Relaciones Exteriores, Samuel Pinheiro Guimarães “‘odia a los EUA y está buscando continuamente formas de crear problemas en la relación” entre los dos países. También sostiene que Jobim es un “inusualmente activo ministro de Defensa, interesado en desarrollar lazos más profundos con EUA”, mientras la cancillería está “firmemente comprometida en mantener el control sobre todos los aspectos de la política internacional”.
Según estos despachos, la cancillería brasileña trabajó “activamente” para limitar la agenda de Jobim cuando visitó Estados Unidos. “Aunque existan buenas perspectivas para mejorar” la “relación en el área de defensa con Brasil, la obstrucción de Itamaraty [la cancillería] continuará siendo un problema”, concluye Sobel en otro cable al que accedió el diario Folha de São Paulo.
En el cable se indica que Jobim manifestó a Sobel deseos de firmar un acuerdo de defensa con Estados Unidos, pero lamentó la oposición de Itamaraty. En la lectura de los diferentes despachos queda claramente expuesta una lucha de poder entre Jobim y Guimarães.
“Dada la resistencia de la cancillería de desarrollar una relación bilateral en defensa, el camino más efectivo sería tomar la fruta que cuelga más baja”, en el sentido de cerrar acuerdos menores, dice un cable firmado por Sobel.
El embajador indica en otro cable: “La actual administración de centro izquierda ha evitado cuidadosamente una cooperación próxima en asuntos policiales y militares importantes para nosotros”. En enero de 2009 un nuevo despacho de la embajada señala que Jobim le informó que el presidente boliviano, Evo Morales, tenía un tumor en la nariz que intentaría extirpar y que su par brasileño, Lula da Silva, le habría ofrecido tratamiento en una reunión que mantuvieron los mandatarios y fue presenciada por Jobim.
El gobierno boliviano negó ayer esta versión y el Ministerio de Defensa brasileño emitió un comunicado indicando que Jobim llamó a Guimarães para negar sus supuestas declaraciones sobre él, indicó la cadena O Globo. En el comunicado Jobim asegura que “si el embajador dice que a Samuel no le gusta Estados Unidos, es una interpretación de él, yo no dije eso. Samuel es mi amigo”.
El presidente Lula desestimó el contenido de los despachos: “Las cosas que vi de Brasil son tan insignificantes que no merecen ser tomadas en serio”. Consultado por el despacho en que Jobim critica a Guimarães, Lula señaló que confía más en su ministro que en un embajador estadounidense.
Lucha encubierta
“La Policía Federal frecuentemente atrapa a individuos ligados al terrorismo, pero los acusa de otra variedad de crímenes para no llamar la atención de la prensa y de los altos escalafones del gobierno”, indica el embajador Sobel en un despacho de enero de 2008. Afirma que Brasil es colaborador de la política antiterrorista impulsada por Estados Unidos, “aunque los altos cargos del gobierno brasileño, especialmente la cancillería, son extremadamente sensibles a cualquier referencia pública sobre la presencia de terroristas en Brasil [...] y la negará”.
Otro cable sobre este tema fue enviado luego de que el embajador estadounidense en Brasil, John Danilovich -que se retiró del cargo en 2006- se reuniera con el general Jorge Armando Felix, ministro de Seguridad Institucional. “El general Felix dijo que es importante que las operaciones de contraterrorismo sean maquilladas apropiadamente para no generar un efecto negativo en la orgullosa y exitosa comunidad árabe en Brasil”, indica el despacho.
Tirar del gatillo
Las filtraciones también desnudan el respaldo de países árabes a Estados Unidos en su lucha contra Irán. “El rey [saudí, Abdalá] le dijo al general [James] Jones [consejero de Seguridad Nacional] que la agitación interna iraní [después de las elecciones de junio de 2009] constituye una oportunidad para debilitar al régimen (algo que él anima a hacer), pero también instó a que esto se haga de forma encubierta y subrayó que las declaraciones públicas en apoyo a los reformistas son contraproducentes”, se indica en un informe de la embajada estadounidense en Arabia Saudita.
El rey “les dijo que le cortaran la cabeza a la serpiente”, declaró el embajador saudí en Estados Unidos, Adel al-Jubeir, a los diplomáticos estadounidenses, según otro despacho. En otro cable sobre el tema, Jubeir recuerda “los frecuentes llamamientos que el rey ha hecho a Estados Unidos para que ataque a Irán y ponga fin a su programa de armas nucleares”. Según informó el diario español El País, el rey considera que los iraníes “sin duda están algo desequilibrados”, son “un vecino al que uno trata de evitar” y pide: “Que Dios nos libre de ser víctimas de la maldad iraní”.