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Gustavo Pérez y Gustavo Gambera.

Foto: Nicolás Celaya

Festejo articulado

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En medio de un duro conflicto, la lista 98 de AEBU celebra sus 25 años.

El presidente de AEBU, Gustavo Pérez (GP), y el secretario general, Fernando Gambera (FG), están preocupados por el conflicto del Consejo Banca Oficial y temen que la imagen que construyó el PIT-CNT desde 2005 “se rife” por los desbordes. En el marco de los festejos por los 25 años de la lista 98, afín a Articulación y que ambos integran, aprovechan para mandar sus mensajes políticos. “Los trabajadores no somos los dueños de la sociedad”, coincidieron.

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Es historia

La lista 98 surge de la fusión de la 8 (demócrata cristiana) y la 9 (Partido Socialista), ambas escindidas a finales de los 60 de la histórica 1955, de la Tendencia Combativa que durante años compartió la conducción de AEBU con la 3, del Partido Comunista. En la primera elección en la que se presentó la 98 estaban figuras como Eduardo Lalo Fernández, Juan José Ramos, Gustavo Bernini, Tomás Alonzo, Ángel Peñaloza y Mario Castro.

-Resulta llamativo que una corriente como la 98 asuma un papel oficialista en la era Mujica.

-FG: La definición que tomó el PIT-CNT fue “somos independientes pero no somos indiferentes”. Es una frase muy usada, pero parece difícil de aplicar. Somos rápidos para criticar y bloquear, y no tenemos la misma rapidez para reconocer que el Fonasa es un avance o que el Plan Ceibal es revolucionario. Era de esperar que en este segundo gobierno del FA los roles en el movimiento sindical podían invertirse, pero la historia se vuelve a repetir, aunque muchos en Articulación optamos por otros precandidatos. Hay compañeros que siguen planteando lo del gobierno en disputa, y que no miden los avances que hemos tenido.

  • GP: Algunos compañeros impulsaron a Mujica esperando un giro a la izquierda. Para nosotros ese giro se dio en 2005. Y ahora esos compañeros sienten descontento y les está costando ubicarse. Es paradójico que quienes no votamos a Mujica en la interna seamos los oficialistas.

-¿El conflicto en la banca pública se pudo haber evitado?

-FG: Los niveles en los que estamos sí. Hoy [por ayer] llegamos al colmo de dejar sin cobrar a jubilados. Se habla de que estamos en una pinza entre los empresarios y una campaña de desprestigio del gobierno. La pinza somos nosotros mismos. Hay quienes proclaman independencia de clase, cuando son operadores políticos de grupos como la Asamblea Popular en los sindicatos, y después aquellos que supuestamente están adentro, pero confunden tironear para la izquierda con oponerse a todo. Y que se oponen a la reforma de la Carta Orgánica del BROU sin detenerse a pensar lo que significa para Metzen y Sena, y para un pueblo [Empalme Olmos] que depende de esa empresa. Ser de izquierda es estar del lado de los débiles, no contra todo.

-GP: Con este conflicto, el sindicato está quedando debilitado, internamente y frente a la gente. Las medidas en la banca pública son contra los usuarios y no contra una multinacional. Al revés, el beneficiado es el sistema bancario privado, por el debilitamiento del BROU. Jugamos como si ésta fuera la madre de todas las batallas, sin miedo a terminar hechos jirones, contra posiciones históricas de AEBU. Estamos preocupados, y algo frustrados, porque vamos a quedar aislados en la sociedad.

-El politólogo César Aguiar habló de una “cegetización” del PIT-CNT. ¿Comparten?

-FG: No son cosas comparables, porque el sindicalismo argentino tiene su historia y además tiene al peronismo. Sí es cierto que desde 2005 hasta mitad de este año el PIT-CNT llevó de la mano el crecimiento cuantitativo con una imagen pública positiva, construida a partir de la defensa de las condiciones de trabajo de los más débiles y de sindicatos fuertes que colaboraban con los gremios incipientes. En el último semestre estamos rifando esa construcción, básicamente porque hay conflictos que nadie entiende.

-GP: Los sindicatos defienden intereses sectoriales, pero no pueden perder la perspectiva. Hay corporativismos cuando se prescinde de intereses generales, por ejemplo cuando dejamos de pensar a quién perjudicamos con una medida. Hoy se están traspasando esos límites. Los sindicatos podemos impulsar cambios, pero éstos tienen que tramitarse a través de las instituciones democráticas. Somos una parte importante de la sociedad que cumple un rol insustituible, pero los trabajadores no somos los dueños de la sociedad.

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