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El presidente de la República, Tabaré Vázquez, ayer, frente a la Torre Ejecutiva, tras recibir el pabellón nacional.

Foto: Agustín Fernández

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Tabaré Vázquez, el primer presidente frenteamplista de nuestra historia, termina hoy su mandato con niveles excepcionales de aprobación popular.

Fue el último domingo de Tabaré Vázquez como presidente de la República en este período. Le pasó revista al Cuerpo de Blandengues en Plaza Independencia, entonó el Himno Nacional y recibió la bandera uruguaya que lo acompañará el resto de su vida. Estaban junto a él todos sus ministros y el presidente entrante, José Mujica, además de Óscar Magurno, Juan Salgado y Glenda Rondán.

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También asistieron cientos de personas que se instalaron frente a la entrada de la Torre Ejecutiva con banderas uruguayas y del Frente Amplio, y los gritos no se hicieron esperar. “¡Volvé, Tabaré, volvé!”, “Ya estamos con vos para 2014” y el clásico de campaña electoral “Y ya lo ve, y ya lo ve, el presidente es Tabaré” se escucharon desde la plaza. Quizás Vázquez ensayó un anticipo de respuesta con la frase que eligió para el cierre de su discurso, que comenzó sobre las 20.00, cuando pidió autorización a “todos los uruguayos” para citar a Ernesto Che Guevara y su “Hasta la victoria, siempre”.

Antes de eso le había entregado como “obsequio” al pueblo uruguayo la “tranquilidad de conciencia” por el trabajo realizado y, también en tono de agradecimiento, recordó que el 1º de marzo de 2005 en las escalinatas del Palacio Legislativo pidió que no lo dejaran solo. “Y nunca nos dejaron solos. Gracias, pueblo uruguayo”, continuó. Con Mujica parado a su derecha, Vázquez expresó su “profunda confianza y la seguridad” de que el próximo gobierno “también va a responder como los uruguayos quieren, como los uruguayos necesitan, como los uruguayos se merecen, un mejor país para todos nosotros”.

Para su discurso escogió términos como “momento mágico”, “sensaciones”, “emociones y vivencias”. “Ustedes en este proceso político histórico han generado cosas nuevas. Y como dice el Eclesiastés [un libro del Antiguo Testamento bíblico] hay en la vida un tiempo para todo. Y para mí este tiempo, este momento, es un tiempo de reconocimiento, de agradecimiento”, enfatizó Vázquez.

Para el mandatario llegó el momento de agradecerle a su familia, a los “cientos de miles” de amigos y compañeros, los ministros, subsecretarios y directores (mencionó particularmente a los titulares de la OPP y el Codicen) que lo acompañaron en el Ejecutivo, los legisladores e intendentes de todos los partidos políticos y los uruguayos que “en la medida de sus posibilidades” contribuyeron con el primer gobierno de izquierda. “Las emociones nublan mi pensamiento, empañan mis ojos y me quitan la palabra”, expresó.

Esta vez, a diferencia de las últimas jornadas de transición, no parecía estar tan clara la separación entre autoridades entrantes y salientes. La plana mayor de la gestión Vázquez y los jerarcas que acompañarán a Mujica se mezclaban en la entrada de la nueva sede del Poder Ejecutivo, que tuvo una intensa (e inusual) actividad dominical. En la tarde, Vázquez había estado reunido con el príncipe de Asturias; Sergio Jellinek, representante del Banco Mundial, y el embajador uruguayo en Estados Unidos, Carlos Gianelli, entre otras figuras que llegaron a Montevideo para la ceremonia de transmisión de mando.

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