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Nora Castro, Teresita Capurro, José Seoane, Ricardo Ehrlich y José Mujica, ayer, durante el acto de asunción de las nuevas autoridades del Codicen.

Foto: Agustín Fernández

Guerra de tizas

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Mujica comparó a los docentes con soldados y les garantizó que no “están solos en el combate”

La asunción de cuatro de las cinco autoridades del Codicen contó con la presencia del presidente de la República, José Mujica, quien hizo hincapié en la “responsabilidad” que los docentes y las autoridades tienen en sus tareas. Mientras, se aguarda por el nombre del quinto integrante del organismo, que corresponderá al Partido Nacional y que el gobierno pidió sea entregado la semana que viene.

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Ehrlich aclaró que en caso de que el Partido Nacional se demore en definir su delegado en el Codicen, el organismo comenzará a funcionar con cuatro directores. “Hay algunas decisiones que requieren mayorías especiales, pero ninguna de más de cuatro miembros”, incluso para la designación en los Consejos Desconcentrados. “De no encontrarse una mayoría, en un plazo determinado la mayoría necesaria pasa a ser de tres votos del Codicen”, explicó el jerarca. La hipótesis aplica para el caso de que los representantes docentes coincidan con la propuesta del gobierno, de lo contrario el oficialismo requeriría un acuerdo con el miembro de la oposición.

En el estrado había nueve sillas: las dos centrales estaban destinadas a Mujica y al ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich; a la derecha del mandatario se sentaron los directivos salientes: Luis Yarzábal, Lilián D’Elía y Héctor Florit, y a la izquierda los entrantes, el presidente José Seoane, la vice Nora Castro, y en representación de los docentes, Teresita Capurro y Néstor Pereyra.

Minutos antes de que comenzaran las oratorias se había anunciado la presencia de Mujica, que fue recibido con aplausos y de pie por los asistentes.

Y minutos después de que Yarzábal iniciara su discurso, el presidente ya estaba cabeceando, aunque no llegó a conciliar el sueño. Yarzábal acentuó algunos méritos de la primera administración frentista, como “el aumento de los recursos financieros asignados a la educación pública”, la universalización de la educación en niños de cinco años y el aumento de la matrícula en un 5% en el Ciclo Básico de Secundaria al finalizar el período y en relación con 2005.

El ex presidente del Codicen sostuvo que “el gran desafío siguen siendo los estudiantes que perdemos en bachillerato”, en donde “la gran mayoría queda peligrosamente marginada”. “Emprendimos la tarea de instalar y alistar la plataforma desde la cual creemos posible construir un nuevo modelo de educación pública para un nuevo país democrático, incluyente, solidario y participativo”, sentenció.

Luego fue el turno de Capurro, que eligió, a diferencia del resto, hablar a un costado del escenario y de pie: “La casuística, si es que existe, hace que tenga que hablar desde acá, en realidad yo lo pedí así, porque me parece que puede ser una señal con mi compañero Néstor Pereyra”, en aparente alusión a que no fueron designados por el oficialismo. Seguidamente expresó que “no es mucho lo que podemos decir, pero sí es mucho lo que podemos y vamos a intentar hacer”, para luego asegurar que se trataba de un día “trascendente” para la sociedad porque “retomamos el camino de la vieja educación secundaria, que tenía en el Consejo representantes de los trabajadores”.

Capurro dio paso a Seoane, que tras citar una parte del discurso de asunción de Mujica, manifestó que “la sociedad percibe la educación como una herramienta imprescindible para el desarrollo integral”. Opinó que “el fortalecimiento de la educación pública resulta decisivo” y que “el país debe robustecer los espacios educativos tradicionales y potenciar las posibilidades educativas”, algo que, según su punto de vista, debe hacerse “en diálogo con la sociedad”.

El titular del Codicen también destacó la necesidad de superar las inequidades sociales en los aprendizajes e hizo referencia a los acuerdos interpartidarios alcanzados por la comisión de educación: “Necesitamos entre todos construir un proyecto educativo que le permita al país transitar los próximos 20 años con brújula segura más allá de gobiernos, administraciones y personas. Existen hoy consensos amplios, no sólo acuerdos en relación con ideas generales, coincidencias que alcanzan niveles interesantes de precisión”, algo que, según dijo, daría la posibilidad de “impulsar una primavera en la educación pública”.

Soldados con túnicas

El discurso de Mujica fue el más breve y aplaudido. Arrancó dirigiéndose a los docentes que habían concurrido al acto: “La nación les delega una tremenda responsabilidad y sé que necesitamos una primavera educativa”. Acto seguido se preguntó qué sentido tiene “intentar sembrar instrucción y conocimiento” si eso en el fondo no sirve para “La promoción de la vida humana”, concretamente “de los que van a sobrevivir luego de nosotros”. “No puede entenderse la enseñanza sin solidaridad y compromiso”, afirmó para luego, casi gritando, exclamar que “esto no es sólo cuestión de presupuesto y recursos”.

Tras esa frase, por primera y única vez en la noche aparecieron los aplausos interrumpiendo su intervención. El mandatario advirtió que “la gesta de desarrollo de un país del primer mundo nadie nos la va a regalar”, y para cerrar volvió a dirigirse a los docentes: “Los soldados de la enseñanza tienen una brutal responsabilidad, pero no se crean que están solos en el combate ni que son los únicos, porque esto es una causa de la nación entera. Piensen que además de ganarse la vida, tienen el privilegio de tener una causa superior que le dé sentido al episodio de haber nacido, porque la vida es hermosa, pero mucho más cuando tienen causa por que vivir”.

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