El primer ministro británico, Gordon Brown, sorprendió al anunciar ayer que renunciará a la titularidad de su Partido Laborista. También anunció que el líder de los liberales demócratas, Nick Clegg, le manifestó que quiere iniciar “negociaciones formales” para establecer una alianza con los laboristas. Los liberales también negocian un acuerdo con el Partido Conservador de David Cameron y podrían darle a cualquiera de los dos partidos tradicionales la mayoría necesaria en el Parlamento para que gobiernen el Reino Unido.
El partido de Cameron obtuvo 306 escaños en las elecciones del jueves y los liberales 57, por lo que juntos alcanzarían los 326 escaños de la mayoría parlamentaria. En el escenario de una alianza con los laboristas, que tienen 315 escaños, la suma no alcanza la mayoría, pero los liderados por Brown indicaron que cuentan con el respaldo de los escaños nacionalistas de Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
En su discurso ante el 10 de Downing Street, Brown dijo que continuará en su cargo hasta que se logren los acuerdos necesarios para la formación de un nuevo gobierno y pidió a su partido que inicie el proceso interno para elegir su sucesor. “Ningún partido ni ningún líder fue capaz de lograr un apoyo pleno del país”, dijo ayer Brown. “Como líder de mi partido, debo aceptar esto como un juicio sobre mí”, agregó, según informó la agencia de noticias EFE.
Al día siguiente de las elecciones, Brown aseguró que su oferta era más conveniente para los liberales porque acordarían una gestión económica de la crisis y la reforma del sistema electoral que reclaman.
Durante la campaña Clegg había dicho que si los laboristas necesitaban forjar alianzas luego de las elecciones, Brown no debería continuar en su cargo. Incluso mencionó como nombres alternativos al líder laborista al canciller David Miliband, y al ministro del Interior, Alan Johnson.
Luego de anunciar su renuncia, Brown dijo que “hay una mayoría progresista en Gran Bretaña” que acuerda en puntos importantes como la economía, la reforma electoral y las ayudas sociales. En el mismo sentido, el ministro para la Empresa, Peter Mandelson, manifestó a The Guardian que los laboristas pueden ofrecerles más a los liberales que los tories. La otra opción, según David Blunkett, ex ministro laborista del Interior, sería “un gobierno de coalición con un socio liberaldemócrata que no cree ni una palabra de los tories”.
Apurados por las nuevas condiciones, los conservadores ofrecieron a los liberales convocar a un referendo para reformar el sistema electoral. Fue una “muestra de voluntad”, dijo William Hague, responsable conservador de las negociaciones. Agregó que los tories están “dispuestos a hacer un esfuerzo extra” para lograr la alianza. Pero en la interna del partido algunos dirigentes empiezan a reclamar que están cediendo demasiado.
En el laborismo se evalúan varios nombres para suceder a Brown. De acuerdo con los medios británicos, la lista incluye al canciller Miliband, respaldado por varios miembros del gabinete; su hermano, el ministro de Medio Ambiente, Ed Miliband; el ministro de Escuelas y asesor de Brown, Ed Balls, y el ministro de Economía, Alistair Darling.
Mientras no se elija un nuevo líder, quedará al frente del partido Harriet Harman, la número dos de los laboristas, cuyo nombre también suena para suceder a Brown. La elección se realizará en el congreso del partido, en setiembre. Para esa instancia, Brown anunció: “No participaré en esa elección y no apoyaré a ningún candidato en particular”.