En una sesión que duró unas 12 horas y terminó en la madrugada de ayer, la Cámara de Diputados argentina aprobó un proyecto para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
La iniciativa dividió a la mayoría de los partidos y sólo recibió el respaldo unánime del Partido Socialista y del centroizquierdista Generación para un Encuentro Nacional. En cambio, votaron divididos los legisladores del oficialista Frente Para la Victoria, y los de los partidos opositores Propuesta Republicana, Coalición Cívica, Unión Cívica Radical y el peronismo disidente, señalaron los diarios La Nación y Página 12. Por el oficialismo, el proyecto recibió el voto del ex presidente Néstor Kirchner, que se sumó a última hora al debate.
De aprobarse en el Senado esta iniciativa, las palabras “hombre” y “mujer” serán cambiadas por “contrayentes” en las referencias al matrimonio en el Código Civil. Las parejas homosexuales que se casen podrán así adoptar niños y recibir los beneficios sociales y de herencia que corresponden a los matrimonios.
Durante el debate parlamentario, legisladores de Propuesta Republicana, entre otros, se manifestaron en contra de permitir adopción de niños a las parejas del mismo sexo, el punto que más dividió a los diputados. Uno de los argumentos presentados por quienes apoyan la iniciativa es que las personas solteras pueden adoptar sin importar si son homosexuales o heterosexuales, y que, por lo tanto, las adopciones por parte de parejas gay ya existen de hecho.
“A pesar de las presiones, estamos convencidos de que también se va a avanzar en el Senado. Muchos de los diputados que presentaron proyectos alternativos [al aprobado ayer] son los que se negaban días atrás a la unión civil”, dijo María Rachid, presidenta de la federación local de gays y lesbianas.
Ahora la iniciativa pasa a consideración del Senado, donde puede encontrar más resistencia, indicó La Nación. El titular del bloque de senadores oficialistas, Miguel Ángel Pichetto, adelantó que el Frente Para la Victoria dejará “libertad de acción a cada uno de los senadores para que exprese su posición”.
El Episcopado argentino, mediante su portavoz, Jorge Oesterheld, expresó a la prensa que “no está de acuerdo” con la iniciativa porque entiende que “no provee al bien común ni favorece el fortalecimiento de la familia argentina”.