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Circuito de votación, en la escuela 11 del barrio Estación, en Minas, Lavalleja. (archivo, mayo de 2010)

Foto: Fernando Morán

Erre con erre

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Todos quieren reformar el proceso electoral pero no las mismas cosas.

La instalación en el Senado de un ámbito para aportar ideas e información sobre una eventual reforma electoral abre la puerta a distintas propuestas. Sobre la mesa está volver a unir las elecciones nacionales y las departamentales, algo rechazado por varios dirigentes, y eliminar la segunda vuelta en caso de que un partido alcance la mayoría parlamentaria en la primera. Pero antes resta acordar si los cambios serán sólo en cuestiones electorales.

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En ésta no

La comisión, de nueve miembros, tendrá 120 días de plazo para presentar un informe con la información y las ideas que haya recabado. Pese a que el Partido Independiente ha participado en todas las comisiones multipartidarias creadas en lo que va de este período, al formarse ésta en la cámara alta no tendría integrantes. Su líder, Pablo Mieres, de todas formas afirmó que da por hecho que “vamos a participar de una manera u otra”, en principio, como invitados. Mieres anticipó posición y consideró que se trata de “un buen momento” para discutir una reforma constitucional ya que “cuanto más lejos esté de la siguiente elección es mejor”, y ya planteó la alternativa de habilitar el voto cruzado entre la Presidencia y el Parlamento y el intendente y la Junta Departamental. “Es el único país de América Latina que lo prohíbe”, criticó.

El propio Jorge Larrañaga, luego de proponerle a José Mujica la posibilidad de promover este año la discusión de una transformación electoral, manifestó que había sido un error de la reforma constitucional de 1996 separar las elecciones nacionales de las departamentales, y que se debería volver a unirlas habilitando el voto cruzado entre lemas. Pero la idea no cae bien entre muchos dirigentes. El senador Eber da Rosa, secretario general de Alianza Nacional, manifestó que no está de acuerdo con ese planteo de su líder. “Creo que separar las elecciones es una conquista que se logró en 1996; en todo caso soy partidario de que se separen más en el tiempo, pero no de volver a juntarlas”.

Da Rosa, quien fue dos veces intendente de Tacuarembó, señaló que las elecciones departamentales y municipales podrían realizarse un año y medio o dos después de las nacionales, para que las decisiones de la gente en las departamentales “no se vean contaminadas” por lo que votó en las nacionales, y viceversa. “Depende de los niveles culturales, hay gente que separa naturalmente los dos planos, pero hay gente que se vería influida”, opinó.

El senador colorado e intendente electo de Salto, Germán Coutinho, tampoco comparte el criterio de la unificación. “Son dos instancias distintas, con temas distintos, y lo demostraron las elecciones pasadas”, afirmó Coutinho, quien recalcó que “cuanto más libertad se da al elector es mejor”.

A más de seis meses de esa primera idea y con una comisión que comienza a funcionar en las próximas semanas, Larrañaga recapituló y sostuvo que también estaría de acuerdo con separar en el tiempo los comicios. “Lo planteé como una de las posibilidades, tampoco es la única. Si no se las quiere unir [a las elecciones departamentales con las nacionales], se las puede prorrogar en el tiempo y hacerlas al año de la elección nacional. Por ejemplo, si las nacionales fueron en octubre de 2009 que las departamentales sean en noviembre de 2010”, dijo el senador aliancista, quien reconoció que la separación en el tiempo ayuda “a que la gente respire y no se contamine el proceso político departamental con el nacional”.

Larrañaga enfatizó que la comisión debe alcanzar caminos de entendimiento “para llegar a la reforma electoral de la sensatez”, porque lo importante es “abreviar o mitigar lo extenso del proceso electoral uruguayo”.

La culpa no es del proceso

La senadora Constanza Moreira (Espacio 609, FA), en cambio, no está de acuerdo con que el actual sistema genera “cansancio” en la población, ni convierte a los partidos en “maquinarias electorales”, como había afirmado el senador blanco Francisco Gallinal (Unidad Nacional).

“El diagnóstico del cansancio refiere a puntos de vista que el sistema de partidos tiene sobre sí mismo, pero no puede ser justificado por una actitud ciudadana en relación a esto”, analizó la senadora, quien dijo que los mecanismos por los cuales los partidos se “transforman en máquinas electorales se explican por otras razones estructurales y no por la longitud del calendario electoral”.

Otras ideas esbozadas para una eventual reforma constitucional son la eliminación del balotaje en caso de que el partido ganador obtenga la mayoría parlamentaria, la instalación del balotaje a nivel departamental, esta última lanzada por Pedro Bordaberry, y la eliminación de las elecciones internas. En este último punto también está en desacuerdo Coutinho, al asegurar, por experiencia propia, que las elecciones internas o primarias “han sido la gran posibilidad de renovar los partidos”.

“Si no hubiéramos tenido internas Pedro Bordaberry nunca hubiera sido candidato a presidente ni secretario general del partido, porque las decisiones se tomaban entre muy pocos”. “Las internas son las elecciones más renovadoras”, resumió.

Abran la cancha

El senador Carlos Baráibar, de Asamblea Uruguay, único sector del FA que estuvo a favor en 1996, deslizó que puede estar de acuerdo con una nueva reforma, aunque recalcó que “no estamos en una situación de crisis ni nada que se le parezca. Uruguay goza de un sistema político sólido y fuerte, respetado a nivel internacional”. Baráibar enfatizó que la discusión tiene que ser a nivel partidario, y criticó el hecho de que, desde 1997, el FA se encuentra “en blanco” respecto a propuestas de reforma de la Constitución, salvo la aprobada en 2008 en el Congreso Líber Seregni del FA, que apuntaba a convocar a una asamblea nacional constituyente.

Y sobre esa definición programática, el asambleísta dijo que aunque fue aprobado orgánicamente, una asamblea constituyente “no parecería el procedimiento más indicado”. “Hay que ver si en este momento la conveniencia política dicta tener un nuevo proceso electoral y embarcarnos en otros ámbitos legislativos teniendo un Parlamento ya instalado, pero eso lo debe definir el FA”, sugirió.

El senador oficialista aseguró que, en contra de lo que propuso Gallinal, en esta comisión “desde luego se pueden incluir otros temas. Si bien Gallinal puso el énfasis en algunos aspectos electorales, el FA podrá proponer otros”. Para Baráibar, como cada variación de la carta magna requiere una consulta popular, no se pueden proponer muchas instancias de ajustes o cambios: “No vamos a estar reformando la Constitución para casos puntuales, sino abarcando un espectro razonable de temas que hoy puedan estar en la agenda parlamentaria”, dijo, y ejemplificó con un tema de actualidad: “sería bueno darle nivel constitucional al Parlamento del Mercosur”.

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