Al cumplirse medio siglo de la independencia de 14 países africanos que fueron colonias y protectorados de Francia, el gobierno de Nicolas Sarkozy, que declaró “2010: año de África”, invitó a representantes de esos países a celebrar el 14 de julio. Asistieron ayer 12 jefes de Estado al desfile militar de la fiesta nacional francesa, al que se sumaron 400 militares de esos países.
La invitación despertó controversia y malestar, tanto en África como en Francia.
El primero en rechazar la invitación de Sarkozy a celebrar el aniversario de la Revolución Francesa fue Costa de Marfil. “Es nuestro aniversario, lo festejamos en nuestro hogar, en casa. No entendemos las razones profundas de esta voluntad de festejar el 50° aniversario de estados independientes en Francia. Es una iniciativa muy ambigua”, dijo su embajador en París, Pierre Aimé Kipré. Tampoco asistió a la celebración Madagascar.
Desde el opositor Partido Socialista francés se estimó que no era ni el “lugar” ni el “momento” adecuado para la invitación, publicó el diario Libération.
Ante las críticas, Sarkozy aclaró el martes, en un almuerzo con los mandatarios africanos previo a los festejos: “El objeto de este encuentro no es celebrar sus independencias, lo hacen muy bien ustedes mismos. Es celebrar la fuerza de los lazos que tejió la historia entre nuestros pueblos”.
La prensa africana comentó esta invitación y el portal Afrik señaló que Francia se vuelca hacia países anglófonos como Nigeria o Sudáfrica, que son grandes potencias económicas. Los 14 estados invitados ayer a la fiesta francesa sólo representan 18% de los fondos de ayuda al desarrollo que destina París al mundo, aunque África siga recibiendo 52% del monto total, de casi 2.000 millones de dólares.
Además, organizaciones de defensa de los derechos humanos denunciaron que entre las delegaciones invitadas era probable que figuraran violadores de esos derechos. La Federación Internacional de Defensa de los Derechos Humanos (FIDH) solicitó por escrito que se publicara la nómina de los invitados. Su presidenta, la tunesina Souhayr Belhassen, destacó el riesgo de desconocer los valores de la república francesa con la presencia de “torturadores, dictadores y otros predadores de los derechos humanos”. La presidencia francesa no publicó los nombres, pero afirmó que ningún invitado es objeto de investigaciones judiciales. Algunos de los países representados que generan ese tipo de malestar son Togo, por la represión posterior a las elecciones del 2005, que causó 500 muertes; Tchad, por la desaparición del opositor Ibni Oumar Mahamat Saleh, y Camerún, donde murieron 100 personas en las manifestaciones llamadas “revueltas del hambre”, en 2008.