Ingresó a la Asamblea Nacional chilena un proyecto de ley que autoriza el casamiento entre personas del mismo sexo, en la misma línea del que aprobó el Congreso argentino el 15 de julio. La propuesta fue presentada por el dirigente del Partido Socialista (PS) Fulvio Rossi y por Guido Girardi, del Partido por la Democracia (PPD), y fue cuestionada desde distintos sectores. Recibió las críticas de la Iglesia Católica, del oficialismo de derecha, de la Concertación, la coalición opositora de centroizquierda, y dentro de ella, del propio PS.
Al igual que la ley argentina, este proyecto cambia el artículo del Código Civil que señala que se pueden unir en matrimonio un hombre y una mujer, y lo reemplaza por otro que define a quienes se casan como “dos personas”.
La iniciativa también propone cambiar una ley que menciona a la homosexualidad como una de las causales de divorcio, para que este motivo sólo se aplique en los casos de uniones heterosexuales. Además introduce la posibilidad de reconocer los matrimonios celebrados fuera de Chile por parejas del mismo sexo, eliminando en la legislación la frase que estipula que ese beneficio sólo se aplica a los matrimonios entre hombre y mujer. Este punto de la reforma permitirá reconocer en Chile el primer casamiento homosexual que unió a dos chilenos, celebrado el sábado en Mendoza, Argentina.
El anuncio de este proyecto de ley causó gran revuelo en el PS. El diputado Osvaldo Andrade, posible sucesor de Rossi en la dirección del partido, declaró que “la unión civil es una buena fórmula de enfrentar estas cosas” y agregó: “Creo que hay mucho que avanzar, pero tengo la sensación de que la sociedad chilena todavía no está preparada para asumir una propuesta de esa naturaleza”.
Le respondió Rolando Jiménez, el presidente del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual [Movilh], indicó la agencia EFE. “La sociedad sí está preparada para aceptar la realidad del matrimonio homosexual, quien no lo está es la clase política, por la deuda histórica que tiene con la Iglesia Católica desde tiempos de la dictadura de [Augusto] Pinochet”, dijo Jiménez.
Desde el oficialismo, el senador de Reconciliación Nacional, Andrés Allamand, indicó que es partidario “de regular civilmente las relaciones de las parejas heterosexuales y homosexuales, desde el punto de vista patrimonial de obligaciones” pero dejó clara su oposición al matrimonio gay, que a su entender “es un compromiso entre un hombre y una mujer”. El domingo, el cardenal de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, ya había expresado su desaprobación y calificado las alianzas homosexuales de “aberrantes”.
Para Allamand, “la Iglesia Católica tiene todo el derecho” y hasta “el deber de opinar sobre estas materias”, pero discrepó con el cardenal indicando que no cree que tenga “el derecho de descalificar los puntos de vista” de otros.
El ex candidato a la presidencia Marco Enríquez-Ominami anunció que se reunirá el viernes con la diputada de Argentina Vilma Ibarra, autora del proyecto que se transformó en ley en ese país, para discutir “las posibilidades que se abren para Chile y Latinoamérica sobre una mayor profundidad de derechos civiles para las minorías sexuales”, informó el diario chileno La Nación.
En Brasil, desde el lunes, las parejas del mismo sexo pueden declarar impuestos en el sistema fiscal como concubinos, si certifican su unión de hecho y una convivencia de al menos cinco años. “Estamos reconociendo a parejas del mismo sexo para declarar impuestos que cumplan los requisitos de convivencia, como el resto de las parejas”, dijo a la agencia de noticias ANSA Joaquim Adir, el superintendente de la Secretaría de la Receita Federal, un organismo fiscal.
Cuando se adoptó la ley de matrimonio homosexual en Argentina, Claudia Castro, de la Secretaría Lesbiana de la Federación Argentina de GLBT, dijo a la diaria: “Los compañeros activistas brasileños están como locos mandándonos mensajes. Quieren que vayamos para allá, quieren que les contemos cómo fue la experiencia argentina, van a seguir nuestros pasos también; quieren tener su ley.”
En Paraguay se comenzó a discutir sobre la unión de parejas homosexuales. La organización paraguaya Somosgay anunció que prevé presentar un proyecto de ley al Congreso en octubre. La respuesta de la Iglesia fue inmediata. “Vamos a hacer una intensa campaña de educación en los valores cristianos, para evitar que la ley de unión entre personas del mismo sexo que se sancionó en Argentina llegue al Paraguay”, dijo al diario paraguayo La Nación el obispo de San Pedro y secretario general de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Adalberto Martínez.
También en Uruguay varios sectores trabajan a favor del matrimonio homosexual, como el colectivo Ovejas Negras, que aspira a reemplazar los términos “hombre” y “mujer” por el de “cónyuge”. Su iniciativa fue respaldada por el sector del Partido Colorado (PC), Diversidad Colorada y Batllista (ver nota adjunta).
El director de Somosgay, Simón Casal, dijo a ANSA que para que se instale en Paraguay el debate sobre este tema, sería necesaria la voluntad del sector campesino, ya que fue el impulsor de la campaña del presidente Fernando Lugo.
En Argentina, Rody Humano, que en 2003 fue el primer travesti en ocupar el cargo de edil en el país, fue ayer en el primero en casarse. Luego de su boda con el director de Turismo de Bella Vista, Juan Carlos Lizárraga, en Tucumán, dijo a EFE: “Es un sueño hecho realidad, no me lo termino de creer”.