Llegar al búnker de la presidenta implicaba pasar primero por el festejo en las afueras de la Cámpora y otras agrupaciones juveniles afines a lo que el politólogo Rosendo Fraga llama ya no "kirchnerismo" sino “cristinismo”. Banderas, tambores, un muñeco de Fernández y mucha alegría recibían a los periodistas y a todos los que podían acceder al búnker de campaña de la ahora presidenta argentina reelecta.
Nuevas marcas
Antes de Cristina Fernández los únicos presidentes reelectos en Argentina para un segundo mandato consecutivo fueron Juan Domingo Perón y Carlos Menem. La mandataria, que fue la primera mujer electa en las urnas presidenta argentina, también se convirtió ayer en la primera mujer en lograr una reelección consecutiva en toda América.
El respaldo masivo que obtuvo en esta elección podría superar el que logró Raúl Alfonsín a la salida de la dictadura, en 1982, cuando recogió 52% de los votos.
Flavia estaba saltando y cantando entre la gente con una amiga. Aunque no pertenece a ninguna organización, festejaba ayer cerca de las 17.00 en las afueras del hotel Intercontinental de Buenos Aires porque, dijo, ya sabía que iba a ganar.
Otro joven, Martín Maldonado, de la Cámpora, la organización del hijo de Fernández, Máximo Kirchner, al ser consultado por la diaria hizo un largo elogio de las distintas reformas impulsadas por Fernández, así como por su esposo y antecesor. Un poco mayor era Virginia, que estaba con su hija, Cecilia, y su sobrino, Manuel, “festejando aunque estas elecciones fueron muy tranquilas porque ya se sabía que Cristina ganaba”.
Una vez dentro del hotel era como estar en medio de un panal. En el centro estaba el escenario que congregaba toda la atención, donde tenía previsto hablar Fernández.
En el correr de la noche se extendió el rumor: la presidenta sería reelecta y lograría distanciarse del segundo en votos, Hermes Binner, por un porcentaje equivalente al total de votos que ella recibió en 2007, cuando fue electa por primera vez. Aquel año obtuvo 46% de los sufragios.
Finalmente, la diferencia no fue tanta pero sí fue notable. Con 90% de las mesas escrutadas, anoche la presidenta Cristina Fernández llegaba al 53,74% de los votos, Hermes Binner alcanzaba el 17,01% y Ricardo Alfonsín quedaba en tercer lugar con 11,16%. Les seguían Alberto Rodríguez Saá (7,93%), Eduardo Duhalde (5,99%), Jorge Altamira (2,31%) y, en último lugar, Elisa Carrió (1,85%).
Provincias
En la provincia de Buenos Aires, el gobernador kirchnerista, Daniel Scioli, obtuvo un triunfo claro ayer al ganarle por casi 40 puntos porcentuales a su principal rival, Francisco de Narváez, de Unión para el Desarrollo Social. Según los datos oficiales con el escrutinio del 89% de las mesas, Scioli obtuvo 55,5% de los votos frente al 15,8% que logró el segundo. En tercer lugar aparecía la candidata del Frente Amplio Progresista, Margarita Stolbizer, con 11,5%.
Ayer también se elegían los gobernadores de las provincias de Mendoza, Entre Ríos, La Pampa, San Juan, Formosa, Santa Cruz y Jujuy.
El búnker de campaña de la presidenta reelecta estuvo al borde del colapso anoche. Toda la prensa argentina, los corresponsales de la región y del mundo se habían congregado para asistir al evento, además de sus allegados y algunos seguidores. Alcanzar la tribuna de prensa frente al escenario en el que habló Fernández a las 21.30 era imposible.
Cuando finalmente apareció, fue recibida con el canto que ya se repetía desde hacía rato y que, como muchos otros, se dedicó al ex presidente Kirchner: “Soy argentino, soy soldado del pingüino”. La presidenta se mostró descontracturada y evitó que la emoción -que era visiblemente fuerte- no la desbordara. “Dejen de ser pequeños”, lanzó cuando en la sala surgieron comentarios negativos cuando mencionó a sus contrincantes derrotados. “No seamos pequeñitos, seamos grandes; en la victoria siempre hay que ser más generoso, más comprensivo y más agradecido”. Y los amenazó: “Me voy a enojar”.
Primeras palabras
El hotel Intercontinental fue el lugar elegido por Fernández como centro de campaña. Allí llamó a la “unidad nacional” y afirmó: “Siento la inmensa responsabilidad de conducir al país a vivir una historia distinta a la que vivimos en los últimos 200 años”. Secundada por su compañero de fórmula, Amado Boudou, y sus hijos, Fernández enumeró a los presidentes latimoamericanos (entre ellos, José Mujica, el primero en llamarla) que le habían hecho llegar buenos augurios para un nuevo mandato.
“Es para Cobos que lo mira por tevé”, cantaban sus seguidores, a quienes la líder frenó pidiéndoles: “Por favor, es una noche muy importante”. Entonces la gente retomó la arenga con “Néstor no se murió, Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo...”.
Como en toda su campaña, le dedicó los tramos emotivos de su discurso a Kirchner, aunque nunca lo nombró. “Sin él, sin su coraje y sin las cosas a las que se atrevió hubiera sido imposible llegar hasta aquí. Jamás dejó sus convicciones mientras tuvo aliento”, resumió. Y agregó: “No hablo de él como marido, que nadie se equivoque”.
Cristina destacó luego la contundencia del triunfo, convocó a la unidad nacional y pidió la comprensión de todos los argentinos. “Cuenten conmigo para profundizar un proyecto de país, sólo me mueve un profundo amor por el país, les pido que nos acompañen muy humildemente”, dijo la presidenta.
Sobre las 23.15, en Argentina la fiesta oficialista se había trasladado a la Plaza de Mayo, histórica por su simbolismo histórico (allí empezó la historia nacional) pero también por haber sido transformada durante la dictadura, y en los años posteriores, en lugar de reclamo de verdad y justicia. Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo, fue una de las primeras en llegar ayer a saludar a la reelecta presidenta, a quien definió como una “maravillosa mujer” de quien dijo ser “un poco su madre”.
Y en ese sentido fueron dirigidas sus primeras frases, al hablar de una plaza recuperada, como recuperada había sido cuando junto con su esposo desembarcaron en la Casa Rosada, en 2003.