Ingresá

Un negociante

3 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Empezó en Estados Unidos el juicio a Viktor Bout, el traficante de armas que inspiró la película “El señor de la guerra”.

El gobierno estadounidense le tendió una trampa a quien considera uno de los “hombres más peligrosos del mundo” para poder someterlo al juicio que comenzó ayer en Nueva York. Con ese objetivo, agentes del FBI se hicieron pasar por integrantes de las FARC colombianas que querían comprarle armas a Viktor Bout.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Viktor Bout montó su negocio de venta de armas en los 90, luego de una carrera de piloto y traductor en la Fuerza Aérea rusa. Algunas bases del éxito de su trayectoria como vendedor privado de armamento se encontrarían en su dominio de seis idiomas, su supuesto pasado de agente secreto ruso, y en una flota de hasta 60 aviones de carga, en su mayoría rusos, con los que trasportaba la mercadería de un lado a otro del planeta, indicó la agencia de noticias AFP. La película El señor de la guerra, de 2005, cuyo protagonista es un traficante de armas, interpretado por Nicolas Cage, está inspirada en la vida de Bout y en la de otro personaje similar (ver recuadro).

Otro señor

El ruso Viktor Bout tenía un antecesor y alter ego libanés: Sarkis Soghanalian. Éste falleció el sábado, a los 82 años, en Miami. También le decían "mercader de la muerte" y también habría inspirado la película El señor de la guerra. Se encargó de armar en su momento a Irak, Mauritania, Nicaragua, Argentina y Ecuador, y a la milicia cristiana durante la guerra civil en Líbano. El punto alto de su negocio se encontró en la década de los 80. En la siguiente, mientras Bout había tomado la posta, Soghanalian fue condenado en Estados Unidos a más de seis años de prisión por vender helicópteros de combate y armas al entonces líder iraquí Sadam Hussein. Pero finalmente se le redujo la condena porque facilitó información sobre el contrabando en Líbano. Fue detenido en varias ocasiones, pero nunca pasó más de dos años preso.

En 2002 el viento cambió y el gobierno de Bélgica, donde residía, lanzó una orden de arresto contra Bout, que tuvo que abandonar su casa y empezar su fuga.

Distintas fuentes estiman que viajó con seudónimos y que pasó por Emiratos Árabes y Sudáfrica, entre otros países, antes de reaparecer en Rusia en 2003.

Ese año, el entonces alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores británico, Peter Hain, le puso el apodo de “mercader de la muerte” después de leer un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre él. “Bout es el mayor mercader de la muerte y el principal vehículo de aviones y rutas de armas desde Europa del Este, principalmente de Bulgaria, Moldavia y Ucrania a Liberia y Angola”, dijo Hain. “La ONU lo denunció como el centro de una red de traficantes de armas, corredores de diamantes y otras actividades que financian guerras”, agregó el diplomático, según la BBC.

Estados Unidos también perseguía a Bout desde principios de esta década, y en 2006 congeló sus activos, pero legalmente no podía juzgarlo.

Sin embargo, en 2008, los agentes del FBI se hicieron pasar por compradores de armas para la guerrilla colombiana de las FARC y se reunieron con Bout en Tailandia. En un cuarto de hotel de Bangkok, Bout y los agentes estadounidenses habrían hablado de mandar armas a Colombia. Los agentes encubiertos dijeron que las usarían para matar estadounidenses y el ruso contestó que los estadounidenses también eran sus enemigos. Esto les permitió arrestarlo y extraditarlo a Estados Unidos en 2010.

El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, prometió hacer todo lo posible para que pueda volver a Rusia y calificó la extradición como “injusta y política”. Las autoridades rusas denuncian que el juicio en Tailandia ni siquiera había terminado antes de que este país accediera al pedido de Estados Unidos.

Uno de los agentes que participó en el operativo que permitió detener a Bout, el estadounidense Michael Braun, dijo al canal CBS que es uno de “los hombres más peligrosos del mundo”, porque habría dicho a los falsos compradores que podía entregarles 700 misiles de asalto, millones de municiones, minas antipersonales y explosivos.

En 2010 el ruso aseguró al Canal 4 británico que las acusaciones de que vendió armas a Al Qaeda o al Talibán son falsas. Admitió el envió de armas a Afganistán en los 90, pero dijo que eran para los comandantes que luchaban contra el Talibán. Además, declaró que apoyó al gobierno francés llevando ayuda humanitaria a Ruanda y que transportó cascos azules de la ONU.

Según la Deutsche Welle, el ex presidente afgano Burhanuddin Rabbani (1992-2001), asesinado hace unos días, era uno de sus mejores clientes. La directora de la organización Conflict Awareness Project, Kathy Austin, experta en comercio internacional de armas, estudió a Bout durante años. “Al finalizar la guerra fría, los gobiernos vendieron sus aviones, conexiones y logística a comerciantes de armas privados. A partir de entonces, los vendedores de armas privados se convirtieron en empresarios de guerra”, explicó al canal alemán. Dijo que lograron construir verdaderos imperios gracias a la venta de armas, municiones y todo tipo de apoyo militarizado a países y organizaciones, grupos terroristas incluidos.

A Bout se le atribuye no sólo haber alimentado las guerras de Afganistán, sino también de Angola, República Democrática del Congo, Liberia -sería amigo del ex presidente Charles Taylor-, Ruanda, Sierra Leona y Sudán. Si bien a los 44 años se enfrenta a una condena que puede alcanzar los 25 años de cárcel, no se lo juzga por traficar armas sino por confabulación, tanto para asesinar ciudadanos y funcionarios estadounidenses, como para vender misiles y dar apoyo al terrorismo, aclaró la agencia rusa de noticias RIA Novosti. De esos cargos, Bout se declaró inocente.

Su juicio comenzó ayer y se estima que durará tres semanas. La jueza a cargo, Shira Scheindlin, dijo el 5 de octubre, en una audiencia previa, que pediría a los jurados y sus suplentes que eviten leer en internet o en otros medios la información que circule sobre Bout con el objetivo de respetar el derecho del ruso a un jurado impacial.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura