En la pequeña ciudad de Osawatomie, en el estado de Kansas, el presidente estadounidense, que buscará un segundo mandato en noviembre, dio un discurso en el que evocó a Theodore Roosevelt. Hace 101 años, en ese mismo lugar, este ex mandatario, que a diferencia de Obama era republicano, abogó por la justicia social, la igualdad de oportunidades, el papel del gobierno como regulador económico y habló contra las industrias monopólicas. Obama recordó que su madre es originaria de ese Estado, aunque se equivocó y dijo “Texas”, en lugar de “Kansas”.
“Este país tiene éxito cuando todo el mundo recibe una oportunidad, todos cumplen su parte y todos están sujetos a las mismas reglas”, afirmó el presidente el martes de noche en declaraciones que fueron muy aplaudidas. De paso insistió en que los republicanos, que tienen mucho peso en el Congreso, den su voto para que se extienda una reducción de impuestos a los salarios más bajos. La medida es, según los economistas independientes, necesaria para que continúe la tímida recuperación económica, indicó la agencia de noticias Reuters.
Obama insistió, sobre todo, en la necesidad de que la población tenga una “oportunidad justa”, en que los estadounidenses más ricos deben pagar más impuestos, y en que Wall Street y las grandes empresas deben respetar las reglas. Esas declaraciones son una guiñada al movimiento de los “indignados” de su país, pero también a toda una franja de la población irritada porque sus impuestos sirven para salvar a los bancos.
También afirmó que “es un momento del todo o nada para la clase media” y que lo que “está en juego” es saber si el suyo “va a ser un país donde los trabajadores pueden ganar lo suficiente para formar una familia, guardar ahorros modestos, ser dueños de una casa, y asegurar su jubilación”.
Con este tipo de declaraciones, Obama y los demócratas buscan dejar a los republicanos como defensores de los privilegiados. Según dijo también el mandatario, “la desigualdad viola la promesa que radica en el corazón de Estados Unidos” que es “el país en el que, si quieres, puedes”.
Se atribuye a la crisis económica y al descontento que genera la caída del apoyo a Obama en las encuestas, que hoy ronda el 45%. Mientras, los candidatos republicanos cercanos al conservador movimiento del Tea Party están creciendo en los sondeos.
La misma noche, en Ginebra, la secretaria de Estado de Obama, Hillary Clinton, también hacía declaraciones y anuncios, como el de la creación de un Fondo global para la Igualdad, para apoyar a la sociedad civil que defiende los derechos del colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales. “Todas las personas merecen ser tratadas con dignidad, al margen de quiénes son o de a quién aman”, declaró Clinton.
Estados Unidos prometió tres millones de dólares para poner en marcha ese fondo, “con la esperanza de que otros se unan para apoyarlo”, dijo la secretaria de Estado en un discurso en el Palacio de Naciones de la ONU en Ginebra, donde declaró que la defensa de los derechos de ese colectivo es una prioridad de la política exterior de su país.
“La lucha para acabar con la discriminación es un desafío global”, dijo más temprano Obama, al aprobar una directiva para que todas las agencias de la administración estadounidense apoyen la promoción y la protección de los derechos humanos del colectivo homosexual en todo el mundo.
Sin embargo, no aportó novedades respecto a los matrimonios de personas del mismo sexo en Estados Unidos. Desde la campaña para la elección de 2008, Obama tiene el apoyo de los militantes LGTB y espera que éste se mantenga de cara a las elecciones de 2012. Desde la organización civil Human Rights First, Paul LeGendre, dijo a la agencia de noticias EFE que las palabras de Clinton ante la ONU reflejan que “aunque la persecución de las personas LGBT persiste en casi todos los rincones del mundo, hay un consenso emergente internacional de que la protección de los derechos humanos debe extenderse a los abusos generados por la orientación sexual o por la identidad sexual de las personas”.