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Seguidores de Jamaat-ud-Dawa (JUD), la organización educativa con la que el grupo terrorista Lashkar-e-Tayyiba (LeT) hace proselitismo en Pakistán, se manifestan en contra del ataque que acabó con la vida de Osama bin Laden.

Foto: Efe, Rehan Khan

Con las manos vacías

9 minutos de lectura
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Osama bin Laden estaba desarmado cuando los militares estadounidenses le dispararon.

Crecen los cuestionamientos en torno al operativo que terminó con la vida del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. Ayer se reiteraban las preguntas acerca de la legalidad de matar al jefe de la red terrorista cuando no estaba armado, al punto de que el fiscal general de Estados Unidos salió a defender la operación, que consideró “legal, legítima y apropiada”. También aumentan las interrogantes sobre el papel de Pakistán, cuyo gobierno se defiende de las acusaciones de complicidad con el terrorismo.

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Acerca de Osama y Obama

  • Argentina - Un comunicado de la cancillería expresó: “La muerte de Osama bin Laden coloca al terrorismo internacional, una vez más, como tema central de la sociedad. Argentina manifiesta su profundo rechazo a quienes utilizan la política o la religión para cometer acciones criminales”. Recordó que también Argentina fue víctima de atentados terroristas y manifestó: “Continuaremos por el camino de la Justicia hasta que todos los culpables de dichos atentados hayan sido juzgados con todo el rigor y las garantías de la Ley”.

  • Brasil - El canciller, Antonio Patriota, dijo que “en la medida en que Al Qaeda y Osama bin Laden están detrás de estrategias políticas que privilegian las acciones terroristas”, el gobierno brasileño “solamente puede solidarizarse con las víctimas y con quienes desean justicia”, pero espera que esa muerte “no desencadene más violencia” en el mundo.

  • Paraguay - El canciller, Jorge Lara Castro, declaró: “Estados Unidos, en su política internacional, fijó mucho la atención en la lucha contra el terrorismo y, específicamente, en Bin Laden. Entonces, las palabras del presidente Obama hablan de una lucha para hacer justicia y defender a la nación y al pueblo estadounidenses”.

  • Chile - El presidente, Sebastián Piñera, aseguró: “Yo me alegro de que el mundo entero haya sabido ayer que, aunque tarde, la justicia llega y que crímenes contra inocentes que se han cometido en el mundo entero no van a quedar impunes”.

  • Bolivia - La cancillería comunicó “su posición clara de lucha contra el terrorismo internacional y otras formas de delincuencia organizada”, pero rechazó la “vulneración de la soberanía” de Pakistán y opinó que “cualquier acto de violencia y terrorismo” debe ser juzgado de acuerdo a las leyes de los estados o en “las instancias que prevé el derecho internacional”.

  • Ecuador - El presidente, Rafael Correa, dijo que “quien a espada mata a espada muere” y agregó: “Tenía que hacerse justicia, ojalá se haya intentado hacerla. No conozco los pormenores de la operación, ojalá se haya tratado de capturar a Bin Laden para llevarlo a un tribunal”.

  • Perú - El presidente, Alan García, manifestó: “Quisiera repetir lo que he dicho hace unos momentos: mi felicidad, mi complacencia, por lo que significa la beatificación de Juan Pablo II, y he dicho que su primer milagro ha sido extirpar de esta tierra a la encarnación demoníaca del crimen, del mal y del odio”.

  • Colombia - De acuerdo al presidente, Juan Manuel Santos, la muerte de Bin Laden “es un importante y contundente golpe al terrorismo global” y “demuestra, una vez más, que los terroristas, tarde o temprano, siempre caen”.

  • Venezuela - La cancillería comunicó, “al suponer que sea cierta la muerte anunciada de Bin Laden”, que el líder de Al Qaeda era un “sombrío personaje, entrenado y armado por las agencias de inteligencia estadounidenses”, que “volvió sus prácticas terroristas contra Estados Unidos” hasta convertirse “en el mejor pretexto para desatar la guerra que hoy se prosigue contra los pueblos de Irak y Afganistán”.

Pakistán no estaba al tanto de que militares estadounidenses llevarían a cabo un operativo en su territorio para asesinar a Osama bin Laden, indicó ayer la cancillería de este país a través de un comunicado en el cual Islamabad manifestó su “viva preocupación y reservas sobre la forma en la que el gobierno estadounidense llevó a cabo esta operación sin información ni autorización previa”. Además se recalcó en el comunicado que “este evento, una acción unilateral no autorizada -por el gobierno paquistaní-, no se puede considerar la regla [...] ni un precedente para cualquier Estado, incluyendo Estados Unidos. Esas acciones minan la cooperación y podrían en algún caso constituir una amenaza para la paz y seguridad internacionales”.

El director de la CIA, Leon Panetta, indicó en una entrevista publicada ayer en una edición especial de la revista Time que no se informó a Pakistán sobre la operación porque “cualquier esfuerzo para trabajar con los paquistaníes podría poner en peligro la misión. Pueden alertar a los objetivos”. Sin embargo, admitió que no hubo unanimidad al respecto en el grupo de funcionarios que tomó la decisión. Horas después, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, aseguró, en respuesta a las preguntas de los periodistas en conferencia de prensa, que Pakistán “es un aliado en la lucha contra el terrorismo”.

A su vez, desde la cancillería paquistaní se argumentó que la casa donde vivía Bin Laden -en el barrio de Bilial- no se diferenciaba de las demás porque estaba “en línea con la cultura de privacidad y seguridad” de la zona.

El asistente de Seguridad Nacional en la Casa Blanca, John Brennan, dijo el lunes que era “inconcebible” que Bin Laden no contara con apoyo en suelo paquistaní, y que la Casa Blanca estaba en conversaciones con el gobierno de Pakistán para que se impulsaran investigaciones sobre qué tipo de respaldo tenía el líder de Al Qaeda y de quién provenía. Ayer, en varias comparecencias públicas a lo largo del día, Brennan agregó que agentes paquistaníes intentan determinar “si había individuos en el gobierno paquistaní o en los servicios de inteligencia militar que estuvieran al tanto” del paradero de Bin Laden. Cuestionado sobre si el gobierno estaría involucrado en el respaldo a Bin Laden, Brennan dijo que “sería prematuro descartar” cualquier posibilidad, aunque puntualizó: “No estamos acusando a nadie en este punto, pero queremos estar seguros de llegar al fondo de esto”.

El presidente de Pakistán, Asif Alí Zardari, defendió la postura de su país en una columna publicada en el diario The Washington Post. “Pakistán es, quizás, la mayor víctima del terrorismo” de Al Qaeda, dijo, y se congratuló porque “una década de cooperación y compañerismo entre Estados Unidos y Pakistán llevaron a la muerte de Osama bin Laden”. Zardari aseguró en su columna que “Pakistán pagó un enorme precio por su lucha contra el terrorismo”, y sostuvo que murieron más soldados paquistaníes que de todos los países de la OTAN sumados. “Algunos en la prensa estadounidense sugirieron que Pakistán careció de vigor para perseguir el terrorismo, o peor aun, que fuimos falsos e incluso protegimos a los terroristas que sosteníamos estábamos persiguiendo. Esas especulaciones sin base pueden hacer atractivos los cables de noticias, pero no reflejan los hechos”, sostiene Zardari.

En ese texto, el presidente también responde a las amenazas de muerte que recibieron tanto él como su gobierno por colaborar con Estados Unidos: “No seremos intimidados. Pakistán nunca fue ni será el caldo de cultivo del fanatismo que es usualmente descripto por los medios”.

Pese a los conceptos vertidos por Zardari, ayer por la tarde varios congresistas estadounidenses manifestaron sus dudas sobre la postura paquistaní. “Tenemos que averiguar qué es lo que están haciendo, ¿Están de nuestro lado todo el tiempo?”, se preguntó el senador demócrata Frank Lautenberg. Desde el Congreso también se dijo que es momento de revisar la asistencia que Washington envía a Pakistán, para que una parte de ella sea destinada a la lucha contra el terrorismo.

Tanto en la columna de Zardari como en el comunicado de la cancillería se sostuvo que el servicio de inteligencia paquistaní (ISI, por sus iniciales en inglés), enfocaba varias de sus investigaciones en la zona militar donde fue encontrado el líder de Al Qaeda, y que esa información era compartida con Estados Unidos desde 2009.

Fuentes relacionadas con el ISI también hicieron declaraciones a los medios. El ex director Hamid Gul dijo que la operación estadounidense fue “una afrenta contra una nación de 180 millones de personas”. Añadió: “El pueblo de Pakistán está muy molesto con sus militares, que nos han vendido a Estados Unidos”. Otra fuente del servicio de inteligencia, que se mantuvo en el anonimato, dijo a BBC que en el ISI se sienten “avergonzados” por no haber descubierto ellos el paradero de Bin Laden, y contó que revisó la casa en 2003, pero en busca del número tres de Al Qaeda, Abu Faraj el Libi. Desde ese entonces, había quedado “fuera de nuestro radar”, dijo.

Aun así, el embajador paquistaní en Estados Unidos, Husain Haqqani, indicó ayer a la cadena CNN que su país iniciará una investigación “completa” para averiguar por qué los servicios de inteligencia locales “no fueron capaces de seguirle la pista mucho antes”.

Decisión popular

No está del todo claro cuál será el futuro de la colaboración entre Estados Unidos y Pakistán, lo que sí es seguro es que el anuncio de la muerte de Bin Laden tuvo un efecto positivo para los estadounidenses, que la celebraron, y para la visión que tienen del gobierno del presidente Barack Obama, que busca la reelección en 2012.

La popularidad de Obama aumentaba, como aparente consecuencia del operativo. “Vencedor de una guerra ajena”, se titulaba ayer uno de los análisis que realizaba el diario español El País sobre la victoria que representa para la administración de Obama matar a Bin Laden, cuya persecución empezó hace casi diez años, con el ataque a las Torres Gemelas, durante el gobierno de George W Bush.

En la política antiterrorista estadounidense, la muerte de Bin Laden es una victoria y Obama será siempre el presidente que derrotó al líder de Al Qaeda, mostrando fortaleza en uno de los terrenos en los que más se lo cuestionaba. Se decía de Obama que era demasiado amable o complaciente con el extremismo islámico, especialmente en comparación con Bush.

Cabe preguntarse si este triunfo, esta batalla ganada en una guerra que lleva casi diez años, le será suficiente para alcanzar la reelección. Según sondeos dados a conocer ayer, a poco más de 24 horas del operativo que abatió a Bin Laden, la popularidad de Obama aumentó. También creció la aprobación a su gestión en la guerra de Afganistán.

En una encuesta del Centro de Investigación Pew publicada por el Washington Post, su popularidad subió nueve puntos porcentuales y alcanzó el 56%, el porcentaje más alto desde 2009 registrado por esta consultora. Otro sondeo, dado a conocer por la cadena televisiva CNN, reflejó un alza de hasta 52%, cuatro puntos más que en la última medición.

El aumento de la popularidad de Obama luego de la muerte de Bin Laden es similar al obtenido por Bush en las mediciones posteriores a la captura del ex presidente iraquí Sadam Husein, en 2003, recordó la agencia de noticias EFE.

Sin respuesta

No parecen haber afectado a la imagen de Obama las dudas sobre la legalidad del procedimiento en el cual se asesinó a Bin Laden. Consultado por los periodistas por más detalles del operativo, el portavoz de la Casa Blanca, Carney, indicó ayer que el líder de Al Qaeda no estaba armado cuando fue abatido, aunque se resistió a ser detenido e intentó escapar. El portavoz no precisó cómo opuso esa resistencia.

Los cuestionamientos al operativo estadounidense por haber ingresado en territorio extranjero sin contar con la autorización necesaria y por haber disparado contra un hombre desarmado aumentaban ayer en los distintos medios, y las notas periodísticas al respecto figuraban entre las más leídas en los portales de diarios como The New York Times o New Yorker. Hasta el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, tuvo que manifestarse al respecto y sostuvo en un discurso ante la Cámara de Representantes que la operación fue “legal, legítima y apropiada”.

El principal argumento para respaldar la decisión de matar a Bin Laden es la existencia de una ley aprobada en el gobierno de Bush, en la que el Congreso autoriza expresamente al presidente “el uso de toda la apropiada y necesaria fuerza contra aquellas naciones, organizaciones, o personas que considere que planearon, autorizaron, cometieron o ayudaron a cometer los ataques terroristas que ocurrieron el 11 de setiembre de 2001”. Sin embargo, otra ley vigente contradice esa autorización. Fue aprobada en 1981 por el presidente estadounidense Ronald Reagan y prohíbe a Estados Unidos “participar o conspirar para cometer asesinatos”.

El New Yorker plantea una serie de preguntas: si Bin Laden hubiera sido detenido, ¿sería juzgado en un tribunal civil o militar?, ¿sería detenido en Guantánamo?, ¿habría tenido acceso garantizado a la evidencia en su contra?, ¿quién lo defendería? Pero esas preguntas no tendrán respuesta.

Otras interrogantes que seguían abiertas ayer referían a las imágenes que el gobierno de Estados Unidos dice tener del operativo y del cuerpo de Bin Laden. No ha faltado quien argumente que la muerte de Bin Laden no ocurrió, al menos no como fue relatada por Estados Unidos. Entre quienes dudan de la versión de Obama está el Talibán afgano, cuyo portavoz, Zabihullah Mujahid, dijo en un comunicado difundido por correo electrónico: “Como los estadounidenses no nos dieron ninguna evidencia aceptable para respaldar su afirmación, y como otros asesores cercanos a Osama bin Laden no habían confirmado o negado la muerte [...] entonces el Emirato Islámico considera cualquier afirmación como prematura”.

Para contrarrestar estas versiones, el gobierno evaluaba ayer dar a conocer imágenes del operativo en Pakistán, del hangar militar en Afganistán al que se llevó el cuerpo de Bin Laden antes de tirarlo al mar, o del breve ritual que se hizo a modo de funeral, que consistió en la lectura de algunas oraciones en árabe. En el seno de la Casa Blanca se considera que esas fotos podrían ser “incendiarias” y que no se conoce qué efectos podrían generar, en palabras del portavoz Carney.

Fuentes oficiales citadas por la agencia de noticias AP describieron una de las imágenes y dijeron que se ve el rostro de Bin Laden deformado por el impacto de una bala a pocos centímetros de su ojo izquierdo, que le habría destrozado parte del cráneo. Otros medios accedieron a la descripción de otras fotos, y en caso de que se revele alguna, se informó que se seleccionará la menos impactante.

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