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El rey Juan Carlos conversa con la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, durante el acto de presentación del Diccionario Biográfico Español, elaborado por la Real Academia de la Historia, que tuvo lugar ayer en la sede de dicha institución.

Foto: Efe, Juanjo Guillén

Definición generalísima

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Un diccionario de biografías de la Real Academia de Historia de España habla del “incomparable valor” de Franco, a quien no llama dictador.

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El escándalo que causó la publicación del nuevo Diccionario Biográfico Español, de la Real Academia de Historia de España, fue tal que el Ministerio de Cultura recomendó ayer revisar esa obra. Las páginas más criticadas fueron las cinco que ocupa la biografía del dictador Francisco Franco, en el volumen 20.

De Franco como militar se recuerdan su “incomparable valor, dotes de mando y energía desplegada en el combate”. Como gobernante, se dice que “montó un régimen autoritario, pero no totalitario”. Según los diarios españoles Público y El País, que accedieron a la obra, no se menciona que Franco fue un dictador, ni la represión ejercida por su régimen. En cambio, se destaca “su capacidad militar”, con la que supo incluso advertirle al presidente estadounidense Lyndon Johnson que no ganaría la guerra de Vietnam porque “los ejércitos modernos son impotentes frente a la voluntad de un pueblo que se expresa en las guerrillas”.

El grupo parlamentario que integran Esquerra Republicana e Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya-Verds exigió que este tomo salga de circulación porque deforma la verdad.

Para aumentar la polémica, el diccionario, de 50 tomos, costó al Estado español 6,4 millones de euros y fue presentado el jueves por el rey Juan Carlos y por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.

Al respecto, informó Público, el presidente de la Real Academia de la Historia, Gonzalo Anes, declaró: “Somos deudores del presidente [del Partido Popular José María] Aznar”, porque él y su ministra de Cultura, Esperanza Aguirre, aprobaron en 1999 los recursos para elaborar el diccionario.

También a Aznar trata con mucha amabilidad la obra. Dice que durante su gobierno “se impulsó definitivamente la integración atlántica”, un acercamiento a Europa y a Estados Unidos, y fue entonces que “España trata de conseguir y consigue dejar de ser un país de segunda en el concierto internacional”. Fue en ese marco, añade, que “se inscribe la decisión presidencial de apoyar la actuación norteamericana en Irak”, en referencia a la invasión lanzada en 2003 bajo el argumento de que en ese país había armas de destrucción masiva. La obra no recuerda que esas armas resultaron inexistentes y que los españoles protestaron de a miles contra esa guerra.

Explica: “En un clima social traumático, tras el atentado terrorista del 11-M, el Partido Popular pierde las elecciones del 14 de marzo de 2004”. Aunque no lo aclara, se refiere a un atentado que el gobierno atribuyó al grupo armado vasco ETA, a sabiendas de que no era el responsable, lo que deterioró todavía más su imagen pública.

Ayer la ministra de Cultura, González-Sinde, dijo que su cartera no es responsable por esta obra, y desde el Ministerio de Educación también aclaró que las academias son independientes al momento de elaborar textos como éste.

González-Sinde criticó la escasa representación de las mujeres en este diccionario: “No creo que sólo un 8% de mujeres hayan contribuido a la historia de España”. Concluyó que a la academia “le convendrá revisar aquellas [entradas] que no se ajustan a la realidad porque, si no, la obra dejará de ser atractiva para los lectores y como herramienta de consulta”.

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