Las más de 20.000 personas que acampaban ayer en la Puerta del Sol, en Madrid, mientras se celebraban las autonómicas y municipales españolas, decidieron permanecer allí una semana más, para “exportar” su funcionamiento a los barrios.
Las protestas comenzaron el 15 de mayo -de allí la denominación 15-M- y no estaba previsto que se mantuvieran hasta ahora, con el reclamo de una sociedad nueva, “que dé prioridad a las personas por encima de los intereses económicos y políticos”, según dice un comunicado de prensa de la plataforma convocante a las protestas, Democracia Real Ya. Los manifestantes funcionan mediante comisiones y grupos de trabajo cuyas posturas son transmitidas por voceros a la asamblea general -formada por portavoces-, en la que se vota a mano alzada. Así se definió la permanencia en la plaza durante siete días más, “como mínimo”.
La plataforma Democracia Real Ya anunció en un comunicado emitido ayer que abandonará el contacto directo con los medios de comunicación, porque “quiere centrarse en desarrollar sus propuestas y dotarlas de una viabilidad jurídica y legal”. Agregó que “la plataforma quiere que se le tome en consideración por sus acciones y no por su mensaje”.
Ese pedido al Estado de que priorice a las personas se refleja en el trato que hay entre quienes acampan en el centro de Madrid. “Han sido muy cariñosos conmigo, aquí hay comida para todos”, dijo al diario español El País Romualda Salcedo, una jubilada española de 75 años que está en el campamento de la Puerta del Sol desde el sábado. Si bien la prensa española ha comparado estas protestas con las revueltas de la llamada “Primavera árabe”, a primera vista ya se nota mayor previsión y cuidado de detalles: los jóvenes reparten vasos de agua, paraguas y protector solar para que todos se cuiden del sol que se hace sentir en España en el principio del verano. Se reparte comida, se sacan millones de fotografías y se graban decenas de videos que son colgados en la página web del movimiento -que también se llama Democracia Real Ya-, y voluntarios se encargan de supervisar que nadie pase contratiempos como una deshidratación, informaron los medios españoles.
Si algo caracterizó desde un primer momento al movimiento es su rechazo al sistema político, al punto de llamar a la abstención o al voto a partidos menores en la jornada electoral de ayer (en la cual ese llamado no tuvo efectos importantes). También hay un duro rechazo a “la dictadura de los mercados”, de hecho, la denominación de “indignados” que se han dado proviene del libro ¡Indignaos!, del francés Stéphane Hessel, que rechaza el poder que los mercados y las instituciones financieras internacionales han ganado en los últimos años.
Los activistas piden que los encargados de los bancos vayan a la cárcel por ser responsables de la crisis económica que vive España y aseguran que los partidos tradicionales españoles son “esclavos del mundo financiero porque son capitalistas”, informó el diario español Público. Para manifestar su rechazo, en varios escenarios de la Puerta del Sol se lee una de las reflexiones del escritor español José Luis Sampedro: “Los [últimos] dos gobiernos son esclavos del mundo financiero porque los dos gobiernos son capitalistas. La prueba es la salida de la crisis. El mundo financiero ha salido estupendamente y ya vive como antes, mientras que los demás seguimos pagando las consecuencias”.