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El presidente de Ecuador, Rafael Correa, habla en la Escuela Superior Eloy Alfaro, en Quito, durante la ceremonia militar en homenaje a las Fuerzas Armadas ecuatorianas y a los héroes del Pichincha, al conmemorar 189 años de la batalla que selló la independencia de Ecuador.

Foto: Efe, José Jácome

Lobo en casa

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Ecuador es el único país que expresó su oposición al regreso de Honduras ante la OEA.

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La Organización de Estados Americanos (OEA) celebra hoy una asamblea extraordinaria en la cual se debatirá el reingreso de Honduras al organismo regional. La participación del país centroamericano fue suspendida después del golpe de Estado de junio de 2009, que derrocó al presidente Manuel Zelaya y lo sacó ilegalmente del país. Durante la dictadura de Roberto Micheletti, designado mandatario temporal por el Congreso, se realizaron las elecciones en las que venció el actual presidente, Porfirio Lobo. Esos comicios no fueron reconocidos por la mayoría de los países del continente, incluidos los del Mercosur.

Pero la semana pasada cambió el panorama regional. Lobo y Zelaya firmaron el Acuerdo de Cartagena, que consigna los trabajos del gobierno hondureño para la reconciliación interna y que permitió el regreso del ex mandatario a su país. El sábado Zelaya regresó a Honduras desde su exilio en República Dominicana.

El acuerdo fue impulsado por los gobernantes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Venezuela, Hugo Chávez. Meses atrás, Bogotá y Caracas estaban en posiciones radicalmente opuestas. Colombia respaldaba a Estados Unidos, que lideró las iniciativas para el regreso de Honduras a la OEA, y Venezuela se mantenía junto a los países del Mercosur, que no reconocían al gobierno de Lobo.

Ahora, según un comunicado divulgado por la cancillería brasileña, “todos los países del Mercosur acompañaron con satisfacción la firma del acuerdo” entre Lobo y Zelaya porque “constituye un paso fundamental para la normalización de la convivencia internacional de Honduras”.

A tal punto respalda Brasil el acuerdo y el reingreso de Honduras a la OEA que ayer el gobierno de Dilma Rousseff solicitó el beneplácito del gobierno centroamericano para nombrar a un nuevo embajador. El nuevo funcionario diplomático se instalará en la misma embajada en la que Zelaya permaneció refugiado durante cuatro meses y a la cual el Ejército hondureño intentó ingresar en esos días.

Hasta ahora, el único país que se pronunció contrario al regreso de Honduras a la OEA fue Ecuador. El canciller Ricardo Patiño aseguró ayer que si está en contra es “por defender la democracia”. Agregó que el gobierno que él integra considera: “Para tener relaciones diplomáticas con un país [...] tienen que superarse los temas que tienen que ver con el golpe de Estado, y esos temas no están superados”.

Ecuador fue también el único país que votó en contra de la convocatoria a la asamblea extraordinaria de la OEA. Patiño dijo que es necesario que en Honduras se separe de los cargos públicos “a los representantes de las fuerzas armadas responsables el golpe”, y que los demás culpables, en todos los ámbitos, sean procesados.

En referencia a las críticas que recibió la postura de su país, Patiño ironizó: “Ahora resulta que estar en contra de los golpes de Estado está mal y eso es quedarnos solos. Si nos quedamos solos en esta posición, a buena hora que lo hagamos por una posición democrática”. Finalmente subrayó:“No puede ser que un golpe militar pueda quedar impune”.

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