Alan Madariaga partió desde Honduras hacia México con el objetivo de llegar a Estados Unidos. Por nueve años su familia no tuvo noticias suyas, y su madre, Martha, llegó a pensar que estaba muerto. Martha es una de las personas que integran la caravana “Paso a paso hacia la paz”, que partió el domingo desde Guatemala y está conformada por hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, activistas y familiares de migrantes desaparecidos en México.
El martes la caravana ingresó a territorio mexicano, donde comenzó a recorrer el camino de los migrantes. Se dividió para seguir dos rutas que son las más habituales para quienes viajan de México hacia Estados Unidos desde Centroamérica.
El Movimiento Migrante Mesoamericano, organizador de la iniciativa, aseguró en un comunicado que el gobierno mexicano “pone excusas” al atribuir las muertes y desapariciones de migrantes directamente al crimen organizado y los cárteles de la droga. Agregó que estados como Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, que quedan en la ruta hacia Estados Unidos son “tierras sin ley” debido a “la presencia y control de la delincuencia organizada y su vínculo con las autoridades locales, estatales y federales”.
La iniciativa popular cuenta con el apoyo de distintos activistas mexicanos, que a lo largo de los caminos de las caravanas fueron acercándose a la marcha, ya fuera para darles insumos a quienes la integran o para brindarles un techo para que hicieran un alto en el viaje.
Organizaciones sociales estiman que 73.000 personas salen cada año de Honduras a México para llegar a Estados Unidos, al igual que 150 mil de Guatemala. Desde 2003 desaparecieron en México 800 hondureños, y sólo el año pasado sucedió lo mismo con 150 guatemaltecos; no se tienen datos sobre los migrantes que parten de El Salvador.
La caravana busca no sólo reclamar por los crímenes y pedir justicia para los migrantes víctimas de extorsiones, secuestros y asesinatos; también partió con la ilusión de encontrar en el camino a alguno de los 950 desaparecidos. Esa ilusión se hizo realidad para Martha, que ayer, en la ciudad de Tapachula, en Chiapas, se reencontró después de nueve años con su hijo Alan.