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Otra vez bombas

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Un atentado mató a un ingeniero químico que trabajaba en el programa nuclear de Irán.

En un contexto de tensión cada vez mayor entre Teherán y Washington, fue asesinado ayer un científico vinculado al programa de enriquecimiento de uranio de Irán. Se convirtió en la cuarta persona que trabaja en ese programa en sufrir un ataque y la tercera en morir en esas circunstancias. Ayer Irán volvió a acusar a Estados Unidos e Israel de que intentan sabotear y frenar su programa nuclear de esa manera.

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"Los enemigos de Irán deben saber que no pueden evitar que Irán progrese conduciendo este tipo de actos terroristas", declaró el vicepresidente iraní Mohammad Reza Rahimi a la agencia oficial IRNA, en referencia al asesinato del científico Mustafá Ahmadi Roshan, vinculado al programa oficial de enriquecimiento de uranio.

Roshan, ingeniero químico de 32 años, era profesor en la principal universidad de formación científica en el país y "supervisaba un departamento en las instalaciones de enriquecimiento de uranio", en la ciudad de Natanz, el principal centro dedicado a esa práctica, con unas 8.000 centrifugadoras, informó la agencia de noticias semi oficial Fars. Murió, al igual que su chofer, cuando un motociclista, al pasar, colocó una bomba en su auto. La explosión dejó herido al guardaespaldas del científico.

El vicegobernador de Teherán, Safarali Baratloo, dijo a Fars que "la bomba era magnética e igual que otras usadas previamente para el asesinato de científicos, y es obra de sionistas". Por su parte, diputados iraníes condenaron el ataque y gritaron consignas como "muerte a Estados Unidos". La Casa Blanca rechazó cualquier vinculación con el ataque.

El vicepresidente Rahimi sostuvo que "los científicos iraníes están más decididos que nunca a avanzar hacia el progreso de Irán" y ya se confirmó que pese a la muerte del ingeniero químico continuará con su programa de enriquecimiento de uranio, que según Israel y Estados Unidos, entre otros países, busca desarrollar la bomba nuclear.

Con antecedentes

La muerte de Roshan se produce seis meses después de que fuera asesinado a tiros en Teherán el físico Darioush Rezaie, también vinculado al programa nuclear iraní, y dos años después del asesinato, en enero de 2010, de dos reconocidos científicos que trabajaban en el programa de enriquecimiento de uranio, en distintos atentados. En agosto, un ciudadano iraní reconoció haber recibido ayuda del servicio secreto de Israel (el Mossad) para cometer uno de esos ataques.

En noviembre de 2010 hubo un intento de asesinato contra Fereydum Abasi, que en ese entonces era investigador adscripto a la Guardia Revolucionaria, que controla el programa de enriquecimiento de uranio. Abasi notó que un motociclista fijó una bomba contra su auto y se bajó de él, por lo que sobrevivió al atentado, aunque sufrió heridas. Días después fue nombrado jefe del organismo iraní para la energía atómica.

En noviembre, una bomba explotó en una de las instalaciones de la Guardia Revolucionaria y causó la muerte de 16 personas, entre ellas la del general Hassan Moqaddam, considerado uno de los impulsores del programa nuclear iraní.

El gobierno de Irán interpretó estos asesinatos selectivos como un intento del Mossad y de Estados Unidos para sabotear e incluso frenar sus planes de generar energía atómica, con ataques destinados a causar miedo en los científicos relacionados con él y provocar una "fuga de cerebros".

También podría incluirse entre los ataques el del poderoso virus informático Stuxnet, que en 2010 fue introducido en el sistema operativo iraní y perturbó la actividad de enriquecimiento de uranio. También la desaparición temporal del científico vinculado al programa energético, Shahram Amiri, quien dijo haber sido secuestrado por Estados Unidos, que habría intentado sobornarlo en 2010. Su versión fue negada desde Washington.

Advertencias

El martes, el día que murió el último científico iraní, los medios israelíes citaron una declaración del jefe del Estado Mayor estadounidense, teniente general Benny Gantz, que ante un comité parlamentario dijo que Irán debía esperar más “sucesos extraños” en 2012 que los registrados en 2011. Uno de los que ocurrieron el año pasado fue la caída de un avión estadounidense no tripulado en territorio iraní, sin contar con los permisos para sobrevolar el país. En la misma línea se podría incluir el hallazgo por parte de Irán de un portaaviones en el Golfo Pérsico, mientras las fuerzas iraníes hacían maniobras militares.

Estos nuevos casos -a los que se deben sumar las nuevas sanciones económicas de Estados Unidos- no sólo aumentaron la tensión entre los dos países, sino que también podrían considerarse una demostración de poder de ambas partes.

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