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Miembros de comunidades indígenas guatemaltecas participan en una ceremonia maya en favor del reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios de su país, el jueves, en el Centro Ceremonial Maya Kaminal Juyú, Ciudad de Guatemala, al conmemorarse el 15º aniversario de la firma de los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra interna.

Foto: efe, Saúl Martínez

Paz pendiente

6 minutos de lectura
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Los acuerdos que terminaron con la guerra civil en Guatemala siguen sin cumplirse por completo.

Hace más de 15 años que terminó la guerra civil en Guatemala con los acuerdos de paz, un conjunto de compromisos alcanzados no sólo para detener esos enfrentamientos, que continuaban desde 1960, sino también para revertir las causas que habían generado el conflicto. El aniversario fue motivo de varias declaraciones de intenciones, pero todos reconocen que varios de esos compromisos siguen sin cumplirse.

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"Falta resolver un acuerdo de paz, y es el acuerdo social, las causas del conflicto armado siguen vigentes", dijo el jueves el presidente guatemalteco, Álvaro Colom. Lo hizo en un acto en el Patio de la Paz, en el interior del antiguo Palacio de Gobierno -que hoy es el Palacio de las Artes-, lugar en el que se conmemoró el aniversario de la firma de los últimos acuerdos de paz, el 29 de diciembre de 1996.

El primer documento de este conjunto de acuerdos fue firmado en agosto de 1987 y estableció una comisión de seguimiento para el proceso de paz. Los dos últimos son “El acuerdo de paz firme y duradera” y un cronograma que marca los pasos a seguir para aplicar los más de 20 compromisos y metas establecidos en el correr de esos años.

“Todos los días conmemoramos el cambio de la rosa, una tradición que celebra la paz y que nos recuerda que cada ciudadano guatemalteco, en cada rincón del país, es un embajador de la paz”, dijo en 2010, un guía turístico al diario mexicano Milenio.

La población de Guatemala sufrió durante más de 36 años una guerra civil, cuyo fin no parecía llegar nunca. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicado en 1999, el conflicto dejó más de 200.000 muertos y 45.000 desaparecidos, según el informe Memoria del Silencio, de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico.

Con la firma del último acuerdo de paz, terminaron los enfrentamientos, que concentraron los antagonismos de la Guerra Fría, ya que las guerrillas de izquierda fueron apoyadas por la URSS y por Cuba, mientras que militares y paramilitares eran sostenidos por Estados Unidos.

Una rosa es una rosa

Desde entonces, los guatemaltecos conmemoran la paz cada día, con una ceremonia emblemática, el Cambio de la rosa. Cada guatemalteco que lo desee puede participar en ella y es considerado un embajador de la paz, encargado de defenderla; lo que tiene que hacer es ir al antiguo Palacio de gobierno y depositar una rosa blanca en una escultura que simboliza la esperanza del pueblo.

Los 29 de cada mes, la ceremonia es protagonizada por actores políticos, institucionales o de la sociedad civil. Una vez por año, la celebración se hace más amplia y destacada. Fue el caso de la semana pasada, cuando fue Colom quien se encargó del Cambio de la rosa, vestido de blanco, como indica la tradición. La Secretaría de la Paz (Sepaz) lo designó como protagonista de ese día en reconocimiento a su contribución a crear las "condiciones para el diálogo" y por su trabajo como director del Fondo Nacional para la Paz en los años 90, cuando atendió víctimas del conflicto armado.

Durante su discurso Colom, que terminará su mandato el sábado 14, rindió homenaje al trabajo de los líderes de las aldeas más golpeadas por el conflicto y anunció que este año publicará un libro llamado "Ixcán grande, Paz grande" en el que relatará sus vivencias en esas comunidades entre 1991 y 1997.

"Es latente, eso está ahí, las causas, no se ha avanzado lo suficiente para que en Guatemala podamos vivir en paz y en reconciliación", dijo el presidente socialdemócrata al ser nombrado embajador de los acuerdos de Paz.

El mismo día, el líder de la Red Nacional de Organizaciones de Jóvenes Mayas (Renoj), Mario Itzep, dijo en una conferencia de prensa que el actual gobierno es una de las dos administraciones que menos avanzó en el cumplimiento de los Acuerdos de Paz desde 1996. También criticó a Colom por considerar que sólo "utilizó el rostro de los pueblos indígenas" y calificó como una burla el hecho de que el mandatario haya sido designado para realizar el Cambio de la rosa.

El presidente del Consejo Ecuménico, Vitalino Similox, quien presidió otra ceremonia y oraciones por la Paz, dijo que no es “ético” que cada año se conmemore la firma de los acuerdos pese a que el país no presenta verdaderos avances. El religioso se refirió a que Guatemala tiene altos niveles de corrupción y destacó la fuerte inseguridad alimenticia.

En tanto, el Sindicato de Salud manifestó frente a la Casa Presidencial, para decir que no puede haber paz sin un buen servicio en salud y otros servicios estatales. El dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud, Luis Lara, aseguró: “a 15 años de que se firmó la Paz en Guatemala, hemos analizado y estamos profundamente preocupados porque en este año creció la pobreza, el desempleo es el más grande de Centro América y que el salario es uno de los más vergonzosos”.

La paz que viene

El proceso de negociaciones que cumplió 15 años desde su culminación, contó con la participación de militares -entre ellos, el presidente electo de Guatemala, el general retirado derechista Otto Pérez Molina-, del gobierno y de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, que desde 1982 reunió a las distintas guerrillas que operaban en el país. El objetivo no era sólo lograr la paz, sino también modernizar el Estado, fortalecer su sistema democrático y combatir las causas estructurales, políticas y económicas que motivaron el alzamiento de las organizaciones guerrilleras.

Pérez Molina, que fue firmante de los acuerdos como representante del Ejército, no participó de la ceremonia oficial, pero con motivo del aniversario anunció que durante su mandato, aspira a "reenfocar los compromisos que 15 años después no se han cumplido". Admitió que será "una tarea difícil y compleja", porque esos compromisos son "muchos".

El 54% de los 14,3 millones de habitantes de Guatemala viven en la pobreza, pero esa cifra alcanza el 80% entre los pueblos indígenas, que representan el 42% de la población, según datos oficiales citados por la agencia de noticias AFP.

"Los acuerdos que más posibilidad tenían siguen pendientes. Los acuerdos sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, Fortalecimiento del Poder Civil y aspectos socioeconómicos son asuntos que siguen atrasados luego de 15 años", agregó Pérez Molina. A esos puntos que no se han cumplido, aseguró, "esperamos darles un relanzamiento, con énfasis en los acuerdos y compromisos de fondo".

Varios actores sociales, señalan que los espacios de participación que fueron creados como resultado de los acuerdos, como la Sepaz, la Comisión Contra la Discriminación y el Racismo, la Defensoría de la Mujer Indígena, entre otros, carecen de recursos. Esto, se justifica desde el gobierno por la falta de fondos para destinarles, pero algunos sectores cuestionan que en los hechos el tema de las relaciones étnicas no es considerado como asunto político de primer orden.

En el aire

Un ejemplo de los conflictos vinculados a este tema es el enredo legal en el que está inmerso el canal público de televisión, Canal 5, que de acuerdo a uno de los tratados de Paz, debe servir para visibilizar la multiplicidad étnica en Guatemala. El canal desde 2003, quedó a cargo de TV Maya, una entidad de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala (ALMG), a la que se le dio la concesión para gestionar la programación.

Los miembros del Consejo Superior de la Academia consideran “ilegal” la solicitud presentada en junio por el presidente Colom para que la prórroga del derecho de usufructo del Canal 5 sea concedido a la Presidencia, para que ésta luego la otorgue a quien quiera, informó el diario guatemalteco La Hora. De momento, la justicia ampara a la ALMG, pero la cuestión aún no está saldada y se presume que la concesión aún podría ser entregada a una productora privada.

El director general de TV Maya, Abraham Chocooj, advirtió el viernes que si ALMG no obtiene la prórroga del usufructo del Canal 5, están previstos bloqueos para el 14 de enero, cuando se realice del cambio de mando, según el diario guatemalteco El Periódico. “No esperamos el acuerdo porque es algo que nos pertenece, agotaremos las vías legales para hacer valer nuestros derechos”, declaró.

Más temprano, desde la Superintendencia de Telecomunicación se había pronunciado y había manifestado que la decisión al respecto le correspondía a la presidencia porque es la propietaria “natural” de la señal.

Se pronunció luego de que un fallo judicial se lo exigiera, y ocho meses después de haber recibido la solicitud de la ALMG para que se le renovara la concesión. Para explicar la demora, el superintendente de Telecomunicaciones, Julio García, dijo a la prensa que le dieron “prioridad a las frecuencias de uso privado, que son unos 600 expedientes, y quedaron pendientes las frecuencias de uso estatal, allí estaba el Canal 5”, dijo.

En un comunicado, el gobierno aseguró que “el Canal 5 y sus repetidoras se mantendrán para la ALMG con el fin de continuar el desarrollo del proyecto TV Maya, e insistimos en que no ha existido alguna intención de entregar a alguien más que no sea la propia Academia el usufructo”. Sin embargo, dependerá de la voluntad del gobierno de turno si la decisión de otorgar o no el canal a la ALMG queda en manos del presidente.

Sin embargo, la traba más visible en Guatemala cuando se habla de lograr la paz es el narcotráfico, las maras y los grupos del crimen organizado. Según el gobierno, están detrás de por lo menos el 60% de los 17 asesinatos que son denunciados cada día en todo el país.

En ese marco fue que Pérez Molina prometió “mano dura” durante su campaña, y para esto nombró como responsables de la seguridad a antiguos militares que fueron protagonistas de la guerra civil.

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