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De primera mano

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Uruguay pidió a Brasil una participación más activa del Mercosur en procesos de integración como la Alianza del Pacífico.

La decisión de Uruguay de ingresar en calidad de observador a la Alianza del Pacífico no cayó bien en Brasil. El presidente José Mujica le explicó a su par Dilma Rousseff los objetivos que persigue su gobierno con este ingreso durante la cumbre de presidentes del Mercosur en Mendoza. “La intención es participar en todos los procesos de integración en la región, sin base ideologizada y sin prejuicios”, declaró a la diaria el canciller Luis Almagro.

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En términos de coyuntura, la Alianza del Pacífico parece ser la contracara ideológica del Mercosur: todos los gobiernos que la componen -con excepción del presidente peruano Ollanta Humala, quien por otra parte no era mandatario cuando se firmó el acuerdo, en 2011- son de signo conservador: México, Chile, Colombia. México es además un rival velado de Brasil en la disputa por el liderazgo regional. Esto puede explicar el rechazo que generó en Brasil la decisión de Uruguay de ingresar como observador a la Alianza. Según indicaron fuentes diplomáticas de ese país, el gobierno de Dilma Rousseff entiende que ha dado señales fuertes a Uruguay con la constitución de los grupos de alto nivel bilaterales y que no se explica su acercamiento a la Alianza del Pacífico.

Durante la cumbre de presidentes del Mercosur en Mendoza, cuando se definió el ingreso de Venezuela al bloque y la suspensión de Paraguay, Mujica y Rousseff hablaron del tema. “Mujica pidió una participación más activa del Mercosur en los procesos de integración en la región”, señaló Almagro.

El presidente aludió públicamente a este concepto el 20 de setiembre, durante una actividad organizada por el Centro de Formación para la Integración Regional (Cefir). Allí manifestó: “Si no me gusta la Alianza del Pacífico porque tira para aquel lado o porque tiene un socio poderoso [en referencia a México], cuanto más lejos estemos, más a favor de esa visión jugamos”, afirmó Mujica. Consideró que Uruguay “tiene que estar como observador en el Alba, y si mañana hay algo en la Antártida tiene que estar en la Antártida, aunque sea para reprocharle a Brasil: ¿por qué no vas tú?”.

Inversión árabe

Hoy comienza en Lima la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de América del Sur y de los Países Árabes (ASPA), que se extiende hasta mañana. En forma paralela se desarrollará un foro empresarial. Uno de los objetivos de Uruguay en materia económica es explorar posibilidades de inversión mediante fondos soberanos árabes, explicó Almagro a la diaria. En materia política, se busca incrementar la cooperación para fortalecer los procesos democráticos en los países árabes. “Ellos están tratando de construir un pacto social que ampare mayores libertades. Hay algunos procesos abiertos que no se sabe cómo van a cerrar, y cuantas más instancias de diálogo tengamos, mejores posibilidades de que culminen bien”, señaló el canciller. En la reunión en Lima se verán las caras nuevamente Mujica y la presidenta argentina Cristina Fernández, aunque hasta ayer no estaban cerrados los temas de negociación bilateral como para esperar algún anuncio de los mandatarios.

El jueves, en el marco de su participación en la asamblea general de Naciones Unidas, Almagro se reunió con el canciller peruano Rafael Roncagliolo y éste le expresó su beneplácito por el ingreso de Uruguay a la Alianza como observador. Ahora el gobierno de Mujica deberá definir qué grado de compromiso adopta, ya que hay distintas calidades de observador, según informó el jueves el semanario Búsqueda.

Con nombre propio

El sábado, en su discurso ante la asamblea de la ONU Almagro afirmó que el intento de golpe de Estado contra el presidente ecuatoriano Rafael Correa y la “ruptura del orden democrático en Paraguay” a partir de la destitución de Fernando Lugo “muestran que los gobiernos de cambio se han visto afectados en el desarrollo de sus políticas”. “En nuestra región hemos recibido amenazas y las mismas tienen un componente ideológico importante”, sostuvo. Consideró que “hechos recientes, como los sucedidos en Paraguay”, muestran que “el Estado de Derecho todavía está sujeto a acechanzas” y “las amenazas a la plena vigencia de los derechos fundamentales y a los valores democráticos aún persisten”.

Rousseff también se había referido a la exclusión de Paraguay del Mercosur y de la Unasur, aunque en su caso no mencionó el nombre del país. “Para nosotros, la democracia no es un patrimonio inmune a asaltos. Hemos sido firmes, en la Unasur y en el Mercosur, para evitar retrocesos, porque consideramos integración y democracia principios inseparables”, manifestó la presidenta brasileña en su discurso del martes ante la asamblea de la ONU.

El diputado nacionalista Jaime Trobo cuestionó las afirmaciones de Almagro ayer en diálogo con El Espectador. Consideró que “utilizar el foro de Naciones Unidas para hacer un agravio gratuito y fuera de lugar a la República de Paraguay es un profundo error de política exterior” y sostuvo que Almagro tiene una “posición ideológica” que “compromete la imagen” del país. El canciller desestimó estas críticas. “Es muy claro que en todos los discursos hay referencias a otros Estados, y los procesos de democracia hay que tenerlos especialmente en cuenta en los procesos de integración”, consideró.

En su discurso del sábado, Almagro también reclamó la “reducción y eliminación de las distorsiones que actualmente obstaculizan los intercambios comerciales, especialmente los subsidios agrícolas, los apoyos internos y otras medidas proteccionistas”. Consideró que estas acciones “no permiten que el comercio internacional pueda constituirse en un factor que contribuya a superar la crisis financiera internacional que actualmente afecta a la economía mundial”.

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