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Mitt Romney y Barack Obama durante el segundo debate presidencial televisado, el martes en la Universidad Hofstra de Hempstead, Nueva York.

Foto: Michael Rynolds, Efe, Pool

Distintos escenarios

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Obama ganó el segundo debate y comienza a recuperar al electorado femenino.

Libia y las mujeres fueron dos de los temas en los que el opacado candidato republicano Mitt Romney trastabilló en el debate que mantuvo con un renovado y enérgico Barack Obama, que buscará la reelección el 6 de noviembre. Las “encuestas relámpago” le adjudicaron la victoria a Obama, que se esforzó por mostrar los abismos entre las propuestas que Romney hace en los actos políticos y las que presenta en los debates.

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Después de los dos primeros debates queda la sensación de que Obama necesita al público para sacar a relucir ese tono que lo llevó a ganar las elecciones de 2008, el de un político inspirado, intenso, seguro y, sobre todo, convincente. En cambio, se vio a un Romney que por momentos volvió a ser dubitativo y poco acertado, y que dejó asomar sus propuestas más derechistas.

Más que un debate, en la noche neoyorquina del martes se hizo una ronda de preguntas: 80 votantes indecisos elegidos por la empresa encuestadora Gallup hacían preguntas que ambos candidatos debían responder. En ese contexto se fortalecieron las cualidades de Obama: la improvisación, el diálogo directo con la gente y el carisma, mientras que Romney, que en el debate del 3 de octubre mostró sus fortalezas en el enfrentamiento cara a cara, quedó algo eclipsado por el presidente, que incluso lo hizo quedar en falso en algunos momentos.

Las mujeres “necesitan ajustar sus horarios laborales para cuidar de los niños y cocinar en casa”, dijo Romney en el debate, después de contar, orgulloso, que cuando era gobernador de Massachusetts su gabinete hizo “un esfuerzo por salir y encontrar mujeres bien cualificadas” para integrar su equipo, tras lo cual le llegaron “archivadores llenos de mujeres”. El comentario generó burlas a Romney e incluso dio nacimiento a una página web (http://bindersfullofwomen.tumblr.com) .

Por su parte, Obama mencionó la organización de salud femenina Planned Parenthood -que provee anticonceptivos, brinda controles preventivos del cáncer y financia abortos- y recordó que Romney prometió cortar los fondos gubernamentales que se le destinan. Ésta fue sólo una de las varias veces que el presidente llevó al debate las iniciativas que Romney presenta en los actos políticos ante sus seguidores republicanos pero omite en los encuentros televisados, como la de la “autodeportación” de los indocumentados -“hacerles la vida tan difícil que se tengan que marchar”, definió Obama-. Lo hizo con la clara intención de mostrar no sólo el doble discurso del republicano sino también la distancia entre esas ideas y las suyas.

El segmento del debate que se dirigió a las mujeres no sólo fue fundamental para que Obama se fortaleciera a partir de las contradicciones de Romney, sino también le sirvió para recuperar parte del electorado femenino, que venía perdiendo en las últimas semanas.

Los intentos de Romney por dejar a Obama en falso fracasaron. Por ejemplo, el republicano criticó al presidente por haber ido a un acto de campaña al día siguiente de que muriera el embajador estadounidense en Libia, Chris Stevens. “Ese tipo de actuaciones tienen significado simbólico”, dijo. Como pocas veces en el debate Obama se dirigió directamente a Romney para responder: “La mera sugerencia de que alguien de mi equipo hiciera política o engañara cuando había cuatro vidas perdidas es un insulto, gobernador. Eso no es lo que hacemos. No es lo que yo hago como presidente. No es lo que se hace como comandante en jefe”.

En un tema que los republicanos podrían haber utilizado a su favor Obama tenía todas las de ganar, no sólo por la contundente respuesta -que en realidad no responde a la acusación, pero eso no es lo que importa en un debate- sino porque Romney cometió un error y aseguró: “Al presidente le llevó 14 días describir el ataque en Bengasi como un acto terrorista”. Un sonriente Obama le sugirió a Romney que se consiguiera una transcripción del discurso que dio en el jardín de la Casa Blanca y la moderadora del debate, Candy Crowley, intervino para respaldarlo con un “sí, lo hizo”. El error generó que algunos republicanos intentaran justificar a Romney y que otros lo criticaran desde las páginas de los medios más conservadores.

Obama se guardó el último cartucho para el final, cuando cada uno de los candidatos hizo un discurso de cierre: “Creo que el gobernador Romney es un buen hombre. Ama a su familia, le importa su fe. Pero piensen en quién hablaba cuando dijo que 47% de las personas [quienes votan al Partido Demócrata] se creen víctimas... trabajadores afiliados al seguro social, estudiantes, soldados que luchan por nosotros, gente que trabaja cada día. Yo quiero trabajar por ellos, eso es lo que he hecho, porque si ellos triunfan, todos triunfamos”.

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