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Diego Piñeiro y Carlos Peña durante la presentación en la sala de conferencias de la Facultad de Ciencias Sociales (Udelar).

Foto: Nicolás Celaya

Puerto madero

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Habitantes de La Paloma se dividen entre “productivistas y conservacionistas” ante ampliación portuaria, según informe de Udelar.

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En la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar) se realizó ayer el seminario Repercusiones de las megainversiones forestales: el caso de la ampliación del Puerto de La Paloma, una de las actividades financiadas por el fondo universitario para contribuir a la comprensión pública de temas de interés general.

El profesor Diego Piñeiro explicó que esa ampliación no se puede comprender si no se enmarca en la política estatal de promocionar la producción forestal en Uruguay, política que “lleva 25 años”. El primer expositor fue el profesor Bruce Muiread, de la Universidad de Waterloo de Canadá, país donde a principios del siglo XX surgieron las primeras plantas de celulosa. Muiread explicó que cuando se redujeron a cero los aranceles para el ingreso de papel de periódico a Estados Unidos, se establecieron más plantas de celulosa en Canadá, casi todas propiedad de diarios estadounidenses. “Durante dos generaciones las papeleras canadienses llevaron prosperidad a los trabajadores y buenos salarios”, pero se habían establecido “pueblos de una sola industria”, comentó. En los últimos cinco años este “estilo de vida” llegó a su fin: 25% de la mano de obra ocupada en la silvicultura “ha sido desplazada” y decenas de aserraderos y papeleras “fueron cerrados”. Ahora la industria “se ha mudado de los países con costos más altos y plantas viejas a los países con costos bajos y plantas ultramodernas” como la de UPM, indicó Muiread.

La ponencia de Paula Florit, de la Regional Norte, que no pudo asistir, titulada “La cadena forestal celulósica en Uruguay: contexto para la ampliación del Puerto de La Paloma”, fue presentada por Piñeiro, que comenzó haciendo una breve reseña de la historia de la forestación en el país, desde la Ley 15.939 de 1987, conocida como Ley Forestal. Estos estímulos permitieron que en 25 años se haya llegado a forestar un millón de hectáreas, pero existen cuatro millones con “aptitud forestal”, por lo que “hay muchas para plantar si hay interesados”, advirtió.

Piñeiro explicó que la discusión sobre el tema se ha dividido en torno a cinco debates. El primero es la generación de empleo: mientras que la ganadería ocupa un trabajador rural cada 300 hectáreas, la forestación ocupa uno cada 125. Además la forestación remunera mejor y multiplicó los empleos registrados, explicó. El otro debate es sobre el “contratismo”, ya que la mayoría de los trabajadores son contratados por empresas tercerizadas. Para Piñeiro, esto genera “mayor estabilidad al trabajador zafral, porque las cuadrillas rotan por todo el país”.

Sobre el impacto en los recursos naturales la academia está dividida. Por ejemplo, Fernando García Préchac, de Facultad de Agronomía, destaca las propiedades de la forestación respecto del suelo, porque produce menos erosión que la agricultura y la ganadería, mientras que Daniel Panario y Ofelia Gutiérrez, de Facultad de Ciencias, plantean que “acidifica los suelos”, provoca pérdida de diversidad biológica y aumenta la circulación de agua sobre la superficie, explicó Piñeiro. El cuarto debate son las certificaciones. Las empresas forestales uruguayas certifican con el Forest Stewardship Council, que les permite vender al exterior, pero no está claro “cuánto monitorea a las empresas”.

En cuanto a la propiedad de la tierra, Piñeiro explicó que en los últimos diez años “un tercio de la tierra ha sido transada y tenemos la sospecha de que la concentración y la extranjerización fueron muy fuertes”. Mucha de esa tierra fue adquirida por empresas forestales y en el millón de hectáreas plantadas “hay siete empresas que controlan 70% de la tierra”.

Destacó que la ampliación del puerto de La Paloma “fue impulsada fuertemente” por UPM, cuya subsidiaria, Foresta Oriental SA, administra 265.000 hectáreas en el oeste del país, mientras que Montes del Plata, por medio de Eufores y El Esparragal, tiene 239.000 hectáreas en el norte y noreste. UPM moviliza 303 camiones diarios en transporte de madera que recorren en promedio 13.000 kilómetros mensuales por vehículo. Para debatir sobre el puerto, hay que “debatir el modelo de desarrollo del complejo forestal”, finalizó Piñeiro.

El profesor Emilio Fernández, del Centro Universitario Regional Este (Rocha), presentó el informe “Lo que piensa la gente: relevamiento de distintas valoraciones sobre el Puerto Multimodal de La Paloma”, realizado en base a entrevistas a comerciantes, docentes, vecinos y autoridades políticas de la ciudad. El informe arrojó que existe una perspectiva productivista y otra conservacionista que se contraponen. Los que se adhieren a la primera piensan que los aportes del proyecto son beneficiosos para la comunidad, y los otros evalúan que los beneficios económicos no alcanzan frente al perjuicio del impacto ambiental y que la actividad portuaria no es compatible con la actividad turística actual. Piensan también que se trata del uso público de recursos de la sociedad puestos al servicio de empresas privadas multinacionales y a un modelo de desarrollo con el que no están de acuerdo. Sin embargo, todos los entrevistados se quejaron de la falta de información sobre el tema.

Al final, el profesor Carlos Peña, de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, presentó una visión sobre el futuro puerto y el turismo en La Paloma, y el ingeniero Nicolás Rezzano, de la Facultad de Ingeniería, habló sobre “Proyectos portuarios y ambiente”.

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