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Morihiro Kurushima

Foto: Pablo Nogueira

Energía renovada

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Pese a Fukushima, en Japón son minoría quienes recomiendan abandonar la energía nuclear, según un experto nipón.

Japón no debe abandonar del todo la energía nuclear, opina el ingeniero japonés Morihiro Kurushima a un año del terremoto y del tsunami que devastaron la costa este de su país el 11 de marzo de 2011 y que causaron el desastre en la central nuclear de Fukushima. Según dijo, la energía atómica es segura, aunque señala que nada puede serlo al 100% y que se debe seguir utilizando en conjunto con otras.

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Editar

Kurushima es ingeniero y desarrolló su carrera como funcionario del Ministerio de Industria y Comercio Internacional. Su especialidad era la ingeniería en minería, que abarca carbón, petróleo y energía nuclear. Ahora es profesor en la Universidad de Toyo, en el sur de Japón, donde da clases de política energética, cambio climático y recursos naturales. El viernes dio una conferencia en el Latu sobre la “Situación energética después del terremoto en el Este de Japón”.

-¿Cuál era la política energética de Japón antes del terremoto del año pasado?

-A la hora de definir su política energética, para Japón hay dos grandes temas: el primero tiene que ver con el suministro de energía y el segundo con el cambio climático. Para responder a esas dos preocupaciones el país se basaba en tres pilares: las energías renovables, la eficiencia energética [edificios inteligentes, por ejemplo] y la energía nuclear. Pero desde el accidente de la central de Fukushima ahora se está manejando la posibilidad de basarse en un cuarto pilar: los combustibles limpios, como el gas natural, el carbón limpio y el CCS. Este último significa dióxido de Carbono (CO2), captura y almacenamiento subterráneo [es una bioenergía innovadora que utiliza las emisiones de carbono]. La política energética nunca se apoyó en la energía nuclear como principal fuente. Siempre se busca, en función del momento, el equilibrio entre los distintos pilares de esa política.

No más

El primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, admitió que el gobierno fracasó en su respuesta al terremoto y al tsunami del año pasado. Dijo que había un “mito” relativo a la seguridad de la energía nuclear y que su país no estaba preparado para una crisis como la de Fukushima, informó la BBC. Ahora “no será posible usar la expresión ‘algo inesperado pasó’ como excusa. Proyectar incluso lo impredecible es de lo que se trata el manejo de situaciones peligrosas […] Tomando eso en cuenta, es necesario que cambiemos definitivamente de dirección y estamos trabajando en eso”, agregó.

-Habló de cuatro pilares. ¿Eso significa que Japón no va a abandonar la energía nuclear?

-Ese tema está en debate en el gabinete de ministros. Hay dos posiciones al respecto: una dice que hay que volver a contar con las centrales nucleares y otra que hay que dejar de lado esa energía.

-¿Hay gente que dice que hay que abandonar la energía nuclear?

-Los que sostienen esa posición son una minoría. Pienso que las centrales nucleares deben volver a operar cuanto antes, si no se va a gastar mucho dinero en importar.

-¿Era posible evitar las consecuencias del terremoto y el tsunami del año pasado?

-Sí, definitivamente.

-¿Por qué no se evitaron?

-Pasaron tres cosas: por el terremoto se cortó el suministro de energía a la central de Fukushima, el generador de emergencia subterráneo quedó fuera de servicio porque estaba cerca del mar y los camiones con generadores móviles de emergencia que se trasladaron hasta allí no pudieron ser conectados. Hay más de 45 generadores nucleares en Japón y sólo los de Fukushima sufrieron daños. La central nuclear que estaba más cerca del epicentro del terremoto, la de Onagawa, a 10 kilómetros de Fukushima, no sufrió ningún tipo de daño. Incluso hubo gente que se refugió en esa planta.

-¿Por qué Fukushima fue afectada y no las demás plantas?

-En la central nuclear de Fukushima se derrumbaron las torres de transmisión eléctrica. Esto seguramente se debió a problemas en la construcción de esas torres. Además, lo habitual es que los generadores de emergencia se encuentren en una zona más protegida de la central, una parte blindada y mejor aislada, no tan cerca del mar. En el caso de Fukushima el generador de emergencia estaba muy cerca del mar y en una zona que no estaba lo suficientemente protegida.

-¿Quién construyó la central de Fukushima? ¿El gobierno no supervisó esa construcción?

-La construyó [la empresa estadounidense] General Electric y el gobierno sí hizo una revisión. Había una tendencia en esa época [fines de los años 60] de construir ese tipo de plantas, pero luego se tendría que haber trasladado esa planta a un edificio con más seguridad y allí está la responsabilidad de TEPCO [Tokyo Electrical Power Energy, la empresa de suministro eléctrico japonesa].

-¿El gobierno impuso requisitos pero la empresa no cumplió con ellos?

-Fue una omisión. El gobierno de Japón no le ordenó a TEPCO que se trasladara y tampoco TEPCO lo hizo, pese a que sabía que era necesario.

-Parece extraño que Japón haya apostado a la energía nuclear a pesar de ser un país que sufre terremotos.

-Lo que ocurrió en Fukushima no fue por el terremoto, fue por el tsunami. En realidad Japón importa el 97% de su energía, y su prioridad es asegurarse una oferta estable para preservar su seguridad energética. Hay tres pilares en este tema: uno es la seguridad de la energía, otro es el ahorro y otro es la consideración del medio ambiente. El primer pilar es el más importante.

-Entonces, ¿cuál es la situación energética ahora? El ministro de Comercio, Yukio Edano, dijo que es probable que para el verano japonés no haya ninguna planta nuclear en funcionamiento.

-El consumo no es constante durante el día y tampoco durante el año. Para responder a la falta de energía lo importante es cambiar las horas de pico de consumo, evitar que toda la gente utilice energía al mismo tiempo. El consumo comienza a crecer en Japón a partir de las 6.00, cuando la gente se levanta, y a bajar a las 17.00, porque oscurece temprano y además a esa hora cierran las fábricas. Una de las principales políticas que se están aplicando intenta nivelar el pico de consumo y ahorrar energía. Por ejemplo, en la universidad en la que trabajo detuvieron todos los ascensores. En el caso de la empresa del sector automotor Toyota, cambiaron la semana laboral: pasaron a trabajar sábados y domingos y a descansar los jueves y viernes. En el metro, ya no se encienden todas las luces.

-¿Esos cambios en las rutinas de las personas se pueden mantener a largo plazo sin que sientan que perdieron calidad de vida?

-La capacidad máxima de oferta de energía que tiene TEPCO es de 55 millones de watts y ese máximo se supera entre las 9.00 y las 20.00. Pero la gente no está deprimida sino que tiene un sentimiento positivo y quiere cooperar con el ahorro de energía. El momento más importante en que hay que ahorrar energía es en verano, no es todo el año. En ese período, todo el mundo usa aire acondicionado. Entre la primavera-verano y el otoño-invierno hay cerca de 50% de diferencia en el nivel de consumo de energía. Todo el mundo sabe que durante la temporada de verano hay que aguantar, entonces sí, se puede soportar. Así que recomiendo a los japoneses venir a Uruguay en agosto [sonríe].

-¿En qué medida el hecho de que Japón sea un archipiélago supone especificidades a la hora de pensar la política energética?

-Ser un archipiélago es una ventaja, porque Japón puede importar carbón, petróleo y otros materiales energéticos a costos reducidos. Una vez que los puertos fueron construidos, basta con atravesar el Pacífico con un barco grande y se puede importar cualquier cosa.

-¿Las energías renovables resultan más caras que la energía nuclear?

-Sí. La energía nuclear es mucho más barata que la energía solar. Un kilowatt por hora de energía solar vale 49 yenes [60 centavos de dólar] mientras que la nuclear sale ente 5 y 6 yenes [seis y siete centavos]. Pero en los últimos diez años el costo para instalar equipos de energía solar bajó drásticamente por el desarrollo tecnológico y la expansión del mercado. El mayor problema que hay que considerar es la estabilidad de la producción. Si uno mira la producción de una central fotovoltaica [muestra un gráfico con la producción de una central que está al lado del aeropuerto internacional de Tokio], ésta varía en función de si está nublado o soleado.

-¿No se pueden hacer reservas?

-Sí, se puede almacenar la energía en baterías, pero el costo es muy elevado.

-¿A futuro piensa que se va a poder abandonar la energía nuclear?

-Aunque sí se puede reducir el costo, considero que es necesario mantener la energía nuclear, tal como se establece en el proyecto de política energética que se discute hoy en Japón.

-¿Existe le energía nuclear segura?

-Para todas las cosas hay riesgo. A veces se cae un avión y circular en automóvil también implica riesgo, por ejemplo, pero yo creo que gracias a la inteligencia de los seres humanos se puede manejar de manera segura. Si la población hubiera estado más sensibilizada con este tema, habría presionado al gobierno para que se reubicara el generador de emergencia subterráneo que se inundó en Fukushima antes de que esto ocurriera.

-¿Después de Fukushima se tomó conciencia de la importancia de la seguridad nuclear?

-Exactamente.

-¿Cómo se maneja la situación de las víctimas de la catástrofe?

-Todo está en reconstrucción, en muchos sentidos. [Muestra la foto de un pescador que sonríe con un niño en brazos frente a las ruinas de su casa y con su barco a lo lejos, porque el tsunami lo dejó metros atrás, tierra adentro]. A pesar de todo, este hombre sigue sonriendo porque tiene a su nieto sano y salvo. Lo más importante para el ser humano es esto.

-¿Qué pasa con las personas que recibieron radiación?

-Después del terremoto en Japón no hubo casi ningún daño para el ser humano. En Chernobil el cáncer infantil se incrementó 4.000% porque el pasto fue irradiado, lo comió el ganado y contaminó a los seres humanos. Japón está verificando todo y parece que eso no ocurrió.

-¿Cómo está funcionando el Ministerio de la Reconstrucción ahora? En un principio hubo dificultades.

-Ahora está funcionando bien, aportando compensaciones a los refugiados y a los afectados y está trabajando esforzadamente.

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