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Lilián Abracinskas, Sandino Núñez y Rafael Bayce, ayer, previo al inicio de la actividad en el marco de la campaña de Juan Castillo hacia las elecciones presidenciales del Frente Amplio.

Foto: Javier Calvelo

Esa boca es de ellos

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Castillo se reunió con intelectuales; Sandino Núñez planteó que la sociedad está cada vez menos politizada.

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En el marco de la campaña para la presidencia del Frente Amplio (FA), se realizó ayer el encuentro “Juan Castillo escucha a los intelectuales”, que contó con la participación del sociólogo Rafael Bayce, la licenciada en Biología y vinculada al movimiento Mujer y Salud Uruguay (MYSU) Lilián Abracinskas y el filósofo y docente Sandino Núñez. Castillo fue fiel al título del encuentro y, exceptuando algunas intervenciones breves, se limitó a escuchar.

Casi 50 minutos después de la hora citada, fue Núñez quien abrió la noche. Su intervención giró en torno a la idea de que “estamos ante una sociedad cada vez menos política”, donde el enemigo -los accidentes de tránsito, los menores infractores, los enfermeros que un día nos inyectan aire mientras dormimos- son como los microbios: no tienen ideología”. Alertó sobre la problemática de que “lo único que nos funciona para enfrentarlos son los dispositivos de seguridad, esa máquina bestial”. Planteó que “hay que reinventar las viejas ideas de izquierda” y superar la “ontología infantil” de creer que la política sólo puede entenderse sobre un eje de dos extremos electorales. Al final de su discurso parafraseó aquella canción de Sui Generis para expresar su desencanto: “Hubo un tiempo en que fui hermoso, y fui de izquierda porque pensé que era libre de verdad”. El guiño -a juzgar por las risas- no fue decodificado por los presentes, que en su mayoría rondaban los sesenta y largos.

Bayce centró su oratoria en dos partes: la relación entre populismo, participación y democracia, y la dialéctica entre seguridad y menores infractores. Sobre lo primero, interrogó: “¿En qué cambiaron los valores para que la izquierda no se jugara contra sus enemigos históricos? ¿Fue como en aquel cuento de Kafka? ¿Se levantaron convertidos en otra cosa?”. Criticó que la política deviniese en una discusión “de personalidades más que de ideas”. En cuanto al segundo tema, marcó seis puntos para mejorar en seguridad: poner el foco en la génesis del crimen, desmontar la sensación térmica creada por los medios, reformar la Constitución para que la seguridad “atraviese transversalmente a los ministerios”, desjudicializar, despenalizar, desinstitucionalizar y despolicializar el trato con los infractores. Criticó el diseño “de política neoimperial” del actuar policial y culpabilizó a los comerciantes que “mediante explotación extraen plusvalía y generan pobreza, tomando empleados por tres meses para echarlos o teniendo a sus trabajadores en negro”.

Como era de esperarse, el discurso de Abracinskas se centró en la temática de género. Criticó la pérdida de “espacios de reflexión” dentro del FA y dijo estar avergonzada porque percibe, según “la gente en la calle”, que el único ámbito donde vio repercusión directa de sus ideas fue el programa Esta boca es mía. Marcó “lo poco que hizo el partido de gobierno por cambiar un sistema donde las funciones de producción están en manos masculinas, y las de reproducción, en las femeninas”, y criticó las medidas asistenciales que logran “repetir afuera lo que sucede en el hogar”, como el programa Barrido Otoñal. Ridiculizó las posturas feministas que consideran una “traición no votar a Mónica Xavier”, ya que debería haber “suficiente oferta para votar a un candidato por motivos sustantivos, ideológicos, y no porque tenga genitales femeninos”.

Castillo, a modo de cierre, dijo que “el mundo no se termina el 27 de mayo”, y abrió la posibilidad de repetir el encuentro con otros actores sociales como “la cultura, el deporte y los jóvenes”.

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