Para formar gobierno en Grecia es necesario sumar 151 diputados. Nueva Democracia habría obtenido 131, según las proyecciones hechas anoche por las autoridades (en mayo lograron 108) y Syriza 69 bancas, contra las 52 del mes pasado. Juntos podrían formar un Ejecutivo, pero la tarea parece difícil debido a las diferencias que los separan a la hora de pensar cómo encarar la profunda crisis en la que está hundido el país. A cambio, se mencionaba como lo más probable que surgiera un acuerdo entre conservadores y socialistas.
Los comicios se produjeron en un contexto en el que la población se encuentra exhausta debido a los recortes que agudizan los efectos de la crisis: el índice de desempleo supera el 20% y los sueldos siguen en picada, a lo que se le suma la huida de divisas. Mientras, el mundo observa lo que ocurre en la nación helénica, de la que se especula que podría tener que salir del euro si no aplica los drásticos ajustes exigidos por la troika, integrada por la UE, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para volver a inyectar capitales en el país.
La situación apremia a tal punto que Atenas no tiene fondos suficientes para cumplir con el pago de los funcionarios estatales en julio, lo que podría implicar que el país se declare en quiebra. Ante el descontento popular, ND aboga por una renegociación del pacto firmado en marzo con la troika, que asegura que no hay renegociación posible. Sin embargo, como primer reflejo de la voluntad de los griegos se puede contar el hecho de que el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Guido Westerwelle, dijo ayer estar dispuesto a renegociar los plazos para las reformas en Grecia, luego de que las autoridades alemanas habían llamado a votar a la derecha.
El líder partidario Antonis Samarás dijo ayer al concurrir a las urnas que “hoy empieza una nueva era” y horas después, al conocer los resultados, estimó que su país optó “por la permanencia en la eurozona y a favor de las fuerzas políticas que traerán empleo y desarrollo”. Acto seguido llamó “a todas las fuerzas políticas que creen en eso a participar en un gobierno de salvación nacional”.
Syriza, que cosechó 26,19% de los votos, no lo cree posible. Defiende una postura contraria a la austeridad y pretende anular el último acuerdo de rescate firmado en marzo con Bruselas. Su principal referente, Alexis Tsipras, dijo, tras emitir su voto, que “Grecia ha vencido el miedo” y que su partido “abre el camino a una Grecia de justicia social, miembro de pleno derecho de una Europa que cambia”. Tsipras cree que la UE no se arriesgará a cumplir su amenaza de dejar caer al país, por miedo a las consecuencias que eso podría tener para el conjunto del bloque. Además, anunció que no hay “ninguna chance” de integrar una coalición de gobierno que apoye los recortes impuestos por la troika. Tras conocer los resultados, Tsipras dijo: “Aunque Syriza no pudo ser el partido más votado, es la primera fuerza de la oposición” al acuerdo firmado.
El Partido Socialista (Pasok), que hasta la crisis era junto con ND una de las dos agrupaciones tradicionales de gobierno en las últimas décadas, quedó relegado a la tercera posición al reunir 12,71% de adhesiones, perdiendo 0,47% respecto del 6 de mayo y pasando de 41 a 34 bancas. Si se uniera con ND también podrían gobernar. Dando señales en este sentido, el líder socialista, Evánguelos Venizelos, dijo ayer al concurrir a su circuito que “el país debe tener un gobierno mañana [por hoy]” y que tiene que ser “de unidad nacional”. Pero su correligionaria y ex ministra Ana Diamantópulu aclaró que eso incluye a Syriza.
Muchos esponsabilizan al bipartidismo Pasok-ND de la crisis, ya que entiende que es culpable de la corrupción y de los engaños en las cifras macroeconómicas que han precipitado el rescate. Los nacionalistas Griegos Independientes perdieron 3,15% de los votos aunque conservaron 20 bancas. En tanto, los neonazis de Aurora Dorada (AD) sólo resignaron 0,02% de respaldo entre mayo y la elección de ayer, a pesar de que su posible entrada al Parlamento causara conmoción dentro y fuera de fronteras y de que su vocero, Ilias Kasidiaris, agrediera en directo por televisión a dos candidatas a diputadas de izquierda. AD mantenía 18 bancas en el Legislativo (había alcanzado 21 en la anterior votación) con 6,95% de los sufragios.
La Constitución fija un plazo de diez días para que se integre el gobierno.