-¿Cuál era el objetivo de TV Pública durante el gobierno de Lugo?
-Durante el gobierno de Lugo se creó la Secretaría de Información y Comunicación, que impulsó el proyecto de la televisión pública, que fue muy interesante, porque se hizo una construcción ciudadana. La idea era que no se tratara de un canal gubernamental sino de un medio público. Incluso se estaba preparando un proyecto de ley para que el canal tuviera gobernanza ciudadana. Cuando miramos el mapa de medios en Paraguay, que es bastante pesimista porque están en manos de pocos, veíamos aquí una posibilidad para que mucha gente pudiera encontrar un lugar, sobre todo las minorías históricamente ausentes en los medios convencionales, o esas cosas que no suelen tratarse, como las organizaciones para la memoria histórica respecto de la dictadura de [Alfredo] Stroessner.
-Esas minorías tenían una postura favorable a Lugo, ¿esto se traducía en algún tinte oficialista?
-En seis meses de programación Lugo fue dos veces a la TV Pública, no se seguía su agenda oficial ni se defendían sus proyectos de ley. Mucha gente dentro del mismo gobierno nos criticaba un poco eso y nos pedía que fuéramos un poco más militantes. Nosotros les respondíamos que ésta es un arma para la ciudadanía. Se estaba tratando de separar muy bien.
-¿Cómo cubrieron el proceso que terminó en la destitución de Lugo?
-Hubo un hecho que se debe incluir en el análisis, que es el After Office Revolucionario, un grupo de jóvenes paraguayos de clase media, media alta, que salieron a la plaza a protestar porque los parlamentarios querían adjudicar a los partidos 50 millones de dólares para sus operadores políticos. El paraguayo en general, y sobre todo como consecuencia de 35 años de dictadura, es muy apático, tiende a no participar mucho en el quehacer político de su país. La TV Pública fue la única que transmitió a la gente en la plaza que obligó a los parlamentarios a votar en contra de esa autoadjudicación de recursos. A partir de eso TV Pública empieza a hacer un acompañamiento casi diario al quehacer político, con gente de todas las posturas. Estuvieron todos los líderes del Partido Colorado, del Partido Liberal, de la Unace [Unión Nacional de Ciudadanos Éticos]. Lo que estábamos tratando de hacer era un medio público de verdad.
-¿Qué pasó en TV Pública después de la destitución?
-Un par de horas después de la destitución de Lugo empezaron a llamar insistentemente al teléfono y con un tono muy prepotente, hablando de cuál era la programación y pidiendo para hablar conmigo. Yo no atendía porque era todo un caos y les pedí a los compañeros que grabáramos un mensaje en pantalla diciendo: “Nosotros hasta aquí tuvimos autonomía, pudimos trabajar libremente, y deseamos que ahora la ciudadanía nos ayude a que este espacio pueda preservarse, porque ha sido hasta hoy un espacio ciudadano”. Ese mensaje salió al aire en TV Pública y a partir de ahí es que viene un enviado de Franco, sube directamente sin presentarse a control central, un lugar al que no puede acceder gente de afuera, y exige saber la programación, empieza a preguntar sobre [el programa] Micrófono abierto, si estaba previsto que saliera o no. Yo avisé públicamente que iba a renunciar, dije que no podía seguir en esas condiciones porque no confiaba en gente que comete esa atrocidad, estoy muy en desacuerdo con lo que hizo el Parlamento. Dije que esperaba que alguien viniera a contarme quién era el nuevo ministro de Comunicación para poder renunciar. Finalmente llegó una orden de destitución. Me destituyeron y nombraron a otro director. Esa tarde la gente que había seguido el proceso de TV Pública empezó a autoconvocarse frente al canal, hasta que hubo 3.000 personas, con música, baile y mucha indignación respecto al golpe de Estado. A la medianoche vino Lugo y dio un discurso muy fuerte, en el que dijo: “Aquí no destituyeron a Lugo, aquí destituyeron a la democracia”. Se juntaron otra vez miles de personas y a partir de la necesidad de la ciudadanía de preservar ese espacio, la gente se quedó a acampar, a proteger simbólicamente ese espacio ciudadano: jóvenes, estudiantes, campesinos.
-¿Por qué piensa que ninguno de los directores del canal logró mantenerse en el cargo?
-Hubo tres cambios de director hasta ahora, [Gustavo Canata, Carlos Filippi, y Judith María Vera] la última renunció ayer y en este momento la TV Pública vuelve a estar a la deriva. Yo creo que es falta de capacidad, me parece que las personas que han puesto no tienen cuestiones fundamentales, como una comprensión clara de lo que es televisión y de lo que es televisión pública, que le dé importancia a que siga siendo un medio ciudadano.
-¿Cuáles cree que son los objetivos del gobierno de Franco para TV Pública?
-Hay un presidente surgido de un golpe de Estado a quien nadie reconoce. Evidentemente hay una necesidad de lavar esa imagen a cualquier precio. O utilizan la TV Pública para eso o dejan que se caiga. No creo que el proyecto se mantenga a no ser que haya una gran presión ciudadana en ese sentido. Hasta ahora lo que han demostrado es la incapacidad de manejar el proyecto, no han pagado salarios a mucha gente, tampoco hubo una protección de ese espacio, que es lo que nosotros esperábamos. El de TV Pública es todavía un proceso muy frágil, no tiene aprobación parlamentaria y entonces depende de la voluntad del Ejecutivo, y depender de este Ejecutivo es muy trágico. Hasta ahora no creo que la considere una prioridad.
-¿Es posible que la resistencia en defensa de Lugo se mantenga en el tiempo?
-Es muy raro, porque cuando uno ve que a la Policía se la utiliza para despegar de las paredes afiches en contra de Franco, que hay una entrega de la soberanía del país a multinacionales como Río Tinto Alcán, o las empresas de transgénicos, ve que no se acompaña un proceso muy fuerte que existía en el país. Franco está cambiando, en muy poco tiempo, el camino que estaba tomando el país con mucho apoyo ciudadano. En ese contexto es muy difícil prever lo que va a pasar. Incluso esta cuestión puntual de que no hay reconocimiento del gobierno de Franco en los países del Mercosur, ellos lo utilizan para decir “Paraguay es soberano”. Y es terrible que usen la soberanía solamente en el discurso y en los hechos no. Quizá en ese mismo sentido es que TV Pública está a la deriva, por esa falta de interés en saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Hay una estrofa de Mario Benedetti que dice: “Si está entregando el país / y habla de soberanía / quién va a dudar que usted es / soberana porquería”. Nunca mejor aplicado que al gobierno de Federico Franco y a lo que está pasando en Paraguay.
-¿Cuáles fueron las razones para destituir a Lugo a ocho meses de las elecciones?
-El golpe de Estado se hizo por las cosas que se estaban haciendo bien y no por las que se estaban haciendo mal. Hubo un consenso feroz, incluso en los medios, de que en cuatro años de gobierno de Lugo se hizo muchísimo más que en 60 del Partido Colorado. Pero creo que el golpe viene a defender intereses de grupos de poder, se estaba dando demasiado poder a sectores que fueron históricamente excluidos, como la sanidad gratuita, el pago a las víctimas de la dictadura con planes de asistencia, la pensión para adultos mayores. Un montón de proyectos inéditos para nuestro país estaban consolidándose y creo que eso pone en peligro a los grupos de poder que estaban acostumbrados a manejar todo según sus intereses. En este momento la cúpula del Partido Liberal, la del Partido Colorado y la de la Unace, que se aliaron para dar el golpe de Estado, son cúpulas extremadamente conservadoras, que no responden para nada a los intereses de la ciudadanía. También está muy fuerte el tema de usar la estructura del Estado para las elecciones. El Partido Colorado estaba acostumbrado a utilizar la estructura del Estado para las elecciones y el Partido Liberal lo necesitaba.