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El primer ministro italiano, Enrico Letta, gesticula junto al ministro del Interior, Angelino Alfano, ayer, en la cámara baja del Parlamento de Roma, Italia.

Foto: Claudio Onorati, Efe

Pierde Forza

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Dirigentes del partido de Berlusconi anunciaron que crearán 
una nueva formación parlamentaria.

¿Humillación o victoria? Las dos interpretaciones aparecían ayer después de los movimientos de último momento de Silvio Berlusconi, que sorprendió al anunciar su apoyo al gobierno de Enrico Letta en la Cámara de Senadores pese a que horas antes había hecho todas las gestiones posibles para lograr su caída.

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“Hemos escuchado con atención las declaraciones y los compromisos del primer ministro. Poniendo juntas todas estas expectativas y el hecho de que Italia necesita de un gobierno y de reformas, hemos decidido, no sin trabajo interno, otorgar un voto de confianza al gobierno”. Con esas palabras Berlusconi anunciaba ayer su apoyo a Letta en una moción de confianza, que el propio primer ministro había convocado tras las amenazas de Il Cavaliere de retirarse del gobierno. Letta recibió esas palabras con una carcajada irónica.

Si se hace un repaso de lo acontecido en las últimas semanas se puede concluir fácilmente que Berlusconi y su Pueblo de la Libertad (PdL) han tenido todo menos coherencia y ahora se enfrentan a una posible fractura. Después de que Il Cavaliere recibiera la ratificación de su condena de cuatro años de prisión por fraude fiscal, que automáticamente activó una votación en una comisión del Senado para su expulsión del Parlamento, hubo marchas adelante y atrás. Entre otras, Berlusconi aseguró que mantendría su apoyo al gobierno y después se dijo que había pedido a sus parlamentarios y ministros que renunciaran a sus cargos.

Posteriormente llegó la votación de la comisión legislativa, que aprobó su salida del cuerpo. Entonces el líder de PdL ordenó a los cinco ministros de su formación que renunciaran -dimisión que no fue aceptada por Letta- y amenazó con que sus parlamentarios se irían del Senado si mañana esta cámara ratifica su expulsión.

Fue mucho para procesar, y varios miembros de PdL dijeron basta en estos últimos días, entre ellos, los ministros salientes, incluido el número dos y secretario general de PdL, Angelino Alfano.

De halcón a paloma

Alfano acompañó a Berlusconi primero en Forza Italia y después en PdL, llegando a ocupar el cargo de ministro de Justicia, desde el que impulsó varias leyes para favorecer a su líder en los distintos juicios que enfrentaba. Cuando Il Cavaliere anunció su retiro de la política, nombró a Alfano secretario político de su partido y futuro candidato a primer ministro. Pero después volvió Berlusconi y Alfano nuevamente se puso a su lado. Hasta ayer.

Mientras el senador Carlo Giovanardi, de PdL, aseguraba que un grupo “mayoritario” de su partido apoyaría a Letta, Alfano anunciaba su discrepancia con Berlusconi: “Sigo firmemente convencido de que todo nuestro partido mañana tiene que votar la confianza a Letta”, aseguró tras una reunión con el primer ministro.

El embate para Berlusconi no fue sólo que Alfano le diera la espalda: senadores y diputados de PdL anunciaron que están trabajando para formar un grupo parlamentario propio, que tendría el nombre Los Populares. Según la legislación italiana, para conformar un grupo se debe contar con una veintena de legisladores de cada cámara, y según las fuentes reseñadas en los distintos medios, esta nueva agrupación contaría con los miembros suficientes.

Así, se perfila una especie de fractura en la centroderecha italiana: por un lado, el ala dura, “los halcones” más cercanos a Berlusconi, que serían quienes se volcarían a reformular Forza Italia al llamado de Il Cavaliere, y por otro, nacería esta nueva agrupación más moderada, menos “berlusconiana” y con ideas más de centro.

En una reunión previa a la sesión de ayer, los legisladores de PdL habían decidido “unánimemente” votar en contra de Letta. De hecho, el referente de la bancada en el Senado, Sandro Bondi, hizo un encendido discurso en este sentido, pero fue interrumpido por Berlusconi, que manifestó que el grupo apoyaría al Ejecutivo.

El voto positivo de Il Cavaliere genera enormes dudas sobre lo que realmente pasó y sobre qué sucederá en el corto y largo plazo. Por ejemplo, se desconoce si mañana estos legisladores disidentes votarán a favor o en contra de la expulsión de Berlusconi del Parlamento y su automática inhabilitación por seis años.

A su turno, el atónito primer ministro aprovechó para apuntar sus dardos contra Il Cavaliere y señaló que “en un Estado democrático las sentencias se respetan y se aplican” y que “todos los italianos son iguales ante la ley”.

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