Remeras rojas. Banderas amarillas, azules y rojas. Pancartas y carteles. Y su imagen. La de Chávez, por supuesto, que era omnipresente ayer entre las miles de personas que inundaron las calles de Caracas acompañando la trayectoria del ataúd. El luto venezolano no es del negro habitual, es rojo, y alrededor del féretro no reinó el silencio, sino los cánticos.
Todos los himnos y eslóganes que acompañaron sus 13 años de gobierno sonaron en las calles en forma continua por los parlantes, al tiempo que las imágenes se retransmitían en las pantallas gigantes que se instalaron velozmente en toda la capital.
Muchos de los seguidores de Chávez lucían desolados, con caras hinchadas y bolsas bajo los ojos; otros cumplían a rajatabla con la frase de la canción que el martes citó Nicolás Maduro: “Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos y a partir de este momento es prohibido llorarlos”.
Sobre el techo de un auto escoltado por la guardia de honor presidencial, el ataúd con el cuerpo de Chávez avanzó por las calles caraqueñas muy lentamente: llevó casi ocho horas que el cortejo recorriera los alrededor de ocho kilómetros de trayecto. Los “¡Que viva!” y “¡Chávez vive!” se escuchaban una y otra vez; su cuerpo podía estar adentro de un cajón, pero la gente parecía realmente contagiada de su fuerza y espontaneidad.
En el recuerdo
La respuesta de Cuba tardó en llegar. Si bien el noticiero del martes de noche transmitió en vivo lo que sucedía en Caracas, el gobierno se pronunció entrada la noche del martes por medio de un comunicado en el que definió a Chávez como “un prócer de nuestra América”.
El gobierno de Raúl Castro elogió la “irreversible” revolución bolivariana de Chávez y se comprometió a brindarle un apoyo “resuelto e irrestricto”. Cuba declaró “eterna lealtad” a la “memoria y el legado” del mandatario y prometió persistir “en sus ideales de unidad de las fuerzas revolucionarias y de integración e independencia de nuestra América”.
El féretro salió del Hospital Militar a las 10.00 y sobre las 18.00 hora local arribó al Paseo de los Próceres, al frente de la Academia Militar, donde fue recibido con honores militares, como lo era cuando estaba vivo. En la Academia Militar estaba prevista una actividad ecuménica oficiada por un líder evangélico y otro católico, tras lo cual se dejaría el ataúd en la Sala Libertador, donde permanecerá para que quienes quieran puedan asistir a despedirse día y noche. En principio los actos para el entierro de Chávez comenzarían mañana a la 10.00, pero nadie se atrevía a rechazar la posibilidad de que tuviera que posponerse debido a la enorme cantidad de gente que quiere despedirlo.
Como señal de apoyo al gobierno y para participar en el velorio llegaron a Venezuela los presidentes de Argentina, Cristina Fernández, de Uruguay, José Mujica, y de Bolivia, Evo Morales. También informaron que viajarán al país caribeño la brasileña Dilma Rousseff, el peruano Ollanta Humala, el chileno Sebastián Piñera, el dominicano Danilo Medina y el panameño Ricardo Martinelli.
El camino a seguir
Según las declaraciones de la procuradora Cilia Flores -esposa de Maduro- a Telesur, “ya están corriendo” los 30 días que establece la Constitución para llamar a elecciones y, en ese marco, Maduro ya está cumpliendo las funciones presidenciales. La nominación de Maduro, que el canciller Elías Jaua anunció en la madrugada de ayer, fue sorpresiva. La Constitución establece en el artículo 233 que si el presidente muere sin haber asumido el cargo éste debe quedar interinamente en manos del presidente de la Asamblea Nacional, en este caso, Diosdado Cabello, y que si fallece en los dos últimos años de su mandato debe ser el vicepresidente, en este caso Maduro, quien asuma hasta terminar el período de gobierno. Sin embargo, la cúpula chavista parece estar teniendo en cuenta una tercera situación, la de que Chávez falleció durante sus dos primeros años de mandato. En ese caso sí, la carta magna establece que debe asumir el liderazgo del Ejecutivo el vicepresidente y debe llamarse a elecciones. Pero hasta ahora tanto los medios estatales como el gobierno manejaban que se había postergado la asunción y no que Chávez había asumido “de hecho” la presidencia.
Otro artículo de la Constitución puede ser el que tenga la explicación de por qué se optó por cambiar el enfoque y dar por sentado que Chávez sí asumió. Se trata del 229, que establece que no podrá ser elegido presidente quien esté en ejercicio de la vicepresidencia.
Entre el martes y ayer se multiplicaron las declaraciones de apoyo a Maduro por parte de dirigentes del oficialismo, como el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, quien aseguró: “El presidente orientó a todo el pueblo que teníamos que estar en torno a la dirección colectiva del compañero Nicolás Maduro, que queda al frente de la conducción de la revolución”.
En la vereda de enfrente el panorama parece menos convincente. Cómo cada partido enfrentó la situación que se generó en los últimos meses por la enfermedad de Chávez causó algunas diferencias en la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Algunas formaciones consideraron que la oposición jugó un papel muy tibio en los últimos meses y que se debería haber apostado por la confrontación, buscando comprometer al gobierno a dar explicaciones o al menos presionar a la Justicia para que nombrara una Junta Médica que evaluara la salud de Chávez para determinar si podía ejercer el mando.
En este marco, formaciones como el Comité de Organización Política Electoral Independiente, conocido como Partido Socialcristiano o Partido Verde, se separaron del resto de la alianza al manifestar su apoyo a Henrique Capriles, gobernador de Miranda, como candidato presidencial horas antes de que muriera Chávez. Si bien Capriles parece el candidato cantado, en la interna de la MUD se manejan otros nombres, como el del secretario general Ramón Guillermo Aveledo, y el del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.