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Jorge Larrañaga, ayer, en el acto organizado por las mujeres de Alianza Nacional.

Foto: Nicolás Celaya

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En un acto masivo en el Movie Center, Larrañaga y Alonso invitaron 
a mujeres a “entrar en la política”

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La cola llegaba hasta las escaleras mecánicas de los pasillos del Montevideo Shopping; parecía un nuevo estreno en Movie Center. Pero no; era un acto que llevó a cabo anoche el sector blanco Alianza Nacional (AN), bajo la consigna “Sí, es cosa de mujeres”, focalizado en la participación política femenina. Tuvo como principales protagonistas al líder del sector, el senador Jorge Larrañaga, y a la diputada Verónica Alonso, que empieza a posicionarse como la mujer más relevante del sector.

La sala de teatros del Movie Center se llenó rápidamente. Los dirigentes políticos más importantes del bloque aliancista llegaron tarde a la cita, con la excepción de Alonso, que esperaba en los pasillos y saludaba a muchos de los que ingresaban a la sala.

Poco a poco comenzaron a llegar otros referentes de AN, hasta que finalmente lo hizo un sonriente Larrañaga, acompañado de su hijo Faustino, que terminó asumiendo un papel más importante de lo previsto, al menos para quienes se sentaron cerca del escenario.

El eslogan del evento era “Cuando una mujer entra en política cambia la mujer, pero cuando muchas mujeres entran en política cambia la política”. Quien entró primero al escenario no fue una política, sino la actriz y conductora de televisión Adriana da Silva, que hizo un stand up. Su intervención, que fue de menos a más, estuvo centrada en la maternidad y su utilización en la publicidad, y en ningún momento abordó temáticas políticas.

En medio de cada presentación por los parlantes sonaba la canción “Color esperanza”, de Diego Torres, acompañada, en algunas oportunidades, por las palmas del público. “¡Vamos!”, arengaba el presentador.

Tras la actuación de Da Silva se proyectó un audiovisual que resaltaba la importancia de la participación de la mujer en la sociedad para enriquecer la democracia. En el Parlamento el Partido Nacional (PN) tiene la segunda bancada más numerosa, pero baja al tercer lugar al momento de evaluar la representación femenina. En 2009 fueron electas diputadas tres mujeres, lo que representa 7,6% de sus parlamentarios. Este número está por debajo del que consiguió el Frente Amplio (16,4%) y el Partido Colorado (18,2%).

Herramientas puntuales

Para el diputado Daniel Peña: “En distintas áreas de la vida del partido hay mucha participación femenina”. Según su opinión, el PN “es el partido más liberal a la hora de la elección, no es vertical ni se pone con el dedo quién sale y quién no”, por lo que “es muy difícil digitar por las estructuras que salga un número determinado de mujeres”. Alonso se limitó a decir que la escasa participación es “producto de los tiempos y de la historia”, aunque consideró que “las mujeres tenemos que tener la suficiente actitud de apertura para que otras también se sumen”.

La diputada, que durante la campaña electoral se había manifestado contra la Ley de Cuota Femenina para el Parlamento, consideró ahora que se trata de una “herramienta puntual, que no puede utilizarse de por vida”: “Puede ser una herramienta para disparar; el problema es de aquí en más cuántas mujeres se integren e intenten participar”.

Quizá por eso el discurso de Alonso estuvo dirigido a la mujer. La diputada aclaró que no iba a levantar las “banderas del feminismo”, ya que eso la iba a “enfrentar” con el hombre. “No es una lucha contra el hombre, sino codo a codo”, sostuvo.

Luego su intervención fue tocando otros temas políticos. Hizo una especie de rendición de cuentas de iniciativas y trabajos parlamentarios que surgieron de AN y dijo estar “convencida” de que Larrañaga “ha entendido que la mayor transformación de este siglo es el avance de la mujer en la vida política”. Lo invitó a acompañar, uniéndose a su figura como gran “columna” del PN.

Luego subieron al escenario varias referentes de AN, entre ellas la intendenta de Lavalleja, Adriana Peña, la concejal del Municipio CH, Matilde Rodríguez, y algunas alcaldesas, diputadas suplentes y dirigentes juveniles.

Al ritmo de una -a esa altura- machacona estrofa de “Color esperanza”, el senador Larrañaga subió preparado para un enérgico discurso. Su única amenaza era el pequeño Faustino, que trataba inútilmente de subir con el. Tras hablar del rol que jugó su madre durante su infancia, el senador hizo referencia a la desigualdad de las mujeres respecto de los hombres en materia de acceso a la salud, en los salarios y en los niveles de desocupación. Luego Larrañaga habló de la educación: remarcó que “se le ha ido perdiendo el respeto”, cuestionó los “corporativismos sindicales” que “ponen freno” y destacó la necesidad de “revalorizarla”.

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