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En dos colores

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El clima de elecciones, que apenas se veía en las calles de Asunción, se vivía a pleno en algunas zonas del interior.

Caravanas coloradas se aprontaban el sábado para trasladar a la gente a votar, mientras algunas mujeres se ocupaban de prepararles la comida en la sede partidaria. Los otros favoritos de las elecciones, los liberales, hicieron lo suyo y aunque no se permiten símbolos partidarios en los centros de votación, se agolparon embanderados ante la mesa en la que votó su candidato, lo que motivó llamados de atención de las autoridades y la molestia de algunos votantes.

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“Acá está el circo. Donde se reúnen los legisladores”, dijo el taxista al pasar por el Congreso, en una Asunción que no parecía muy entusiasmada por las elecciones: con pocos carteles, casi ninguna bandera, muy poco ambiente electoral y mucho escepticismo hacia la política. Cada tanto se veían pegotines en grandes camionetas tipo 4x4, que declaraban el apoyo de sus propietarios a liberales o colorados. Pero en los muros predominaban las pintadas a favor de los candidatos de izquierda -sobre todo de Mario Ferreiro (Avanza País)- y en rechazo al gobierno del liberal Federico Franco.

Esa foto

“Fue un éxito, un golpazo”, dijo a la diaria uno de los encargados de la campaña de Efraín Alegre, Federico Filártiga, acerca de la foto del candidato liberal junto al presidente uruguayo, José Mujica. Presidencia de Uruguay emitió el viernes un comunicado en el que aclaró que no se autorizó el uso de la imagen de Mujica en la campaña paraguaya. Pero llegó tarde. Filártiga contó que ese mismo día en los diarios paraguayos se veía la imagen de Alegre y el presidente.

Filártiga volvió a utilizar la palabra “golpazo” para referirse al impacto que “debe haber tenido” esa foto en los movimientos de izquierda. Dijo que éstos “siempre dicen que tienen el apoyo de los países de la región”, cuando en realidad no cuentan con él. Mencionó que meses atrás el candidato del Frente Guasú, Aníbal Carrillo, estuvo en Montevideo y se reunió con Mujica. “Pero ni le dio bola, si [en las encuestas] está como quinto…”, agregó.

Distinto era el panorama en algunas zonas el interior. En el pueblo de Yasy Kañy, a 228 kilómetros de Asunción, la “casa del intendente” (que equivale a lo que en Uruguay es un alcalde) se convirtió en puesto de comando de la lista 1, que llevaba a Horacio Cartes como candidato presidencial y como cabeza de lista al Senado a Lilián Samaniego, la presidenta de la Asociación Nacional Republicana- Partido Colorado (ANR-PC).

En la casa del Intendente Luis Alberto Macoritto estaban reunidas el sábado más de 30 personas. Algunas preparaban la comida que servirían a los votantes durante los comicios, otras conversaban y tomaban tereré. Mientras, los choferes de ómnibus aprovecharon para mostrar, orgullosos, los vehículos en los que llevarían a los votantes hasta las mesas que les correspondían. Según contaron algunos de los que estaban en el lugar, es una costumbre muy arraigada en el interior del país la de ir a buscar a quienes viven en comunidades lejanas para trasladarlos a la sede partidaria local, donde se les suele servir un plato de comida, y luego llevarlos a votar.

Uno de los delegados del Tribunal Superior de Justicia Electoral dijo a la diaria que el procedimiento roza la ilegalidad. No llega a ser una compra directa del voto, porque se supone que no hay intercambio de dinero y que no se pide al elector que vote a Cartes. Sin embargo, sí se brinda un servicio que podría considerarse un “pago”, y los vehículos están claramente marcados con los colores y la cartelería del candidato colorado.

Aunque Macoritto estaba demasiado ocupado con los preparativos como para recibir a la diaria, uno de los organizadores allí presentes, Carlos, se mostró confiado en que la ANR-PC volvería al gobierno. La victoria de Fernando Lugo en 2008 fue para él una excepción a la regla, a los 61 años de gobierno de su partido. Dijo que esa excepción fue posible porque los colorados estaban “divididos”, pero que ahora regresarán “y por varias décadas”. También apuntó que confía en que Cartes no repita “las malas prácticas” de los políticos, y basó esa confianza en que hace muy poco que el dirigente se incorporó a la política (recién en 2009 se afilió a la ANR-PC).

Asuntos dudosos

En los últimos días antes de la votación, se pusieron en duda algunas prácticas vinculadas al proceso electoral. El Tribunal Superior de Justicia Electoral canceló el viernes el convenio de colaboración con la Secretaría de Tecnología de la Información y Comunicación, asegurando que ésta facilitó a un partido político el informe sobre las debilidades del sistema informático que utiliza esa corte para dar resultados preliminares.

También el viernes, el Parlamento decidió suspender por 60 días al senador colorado Silvio Ovelar, que fue grabado en un video en el que parece estar negociando compras de credenciales con un dirigente liberal. Una de las prácticas fraudulentas más habituales en Paraguay es la de la compra de esos documentos, que luego son utilizados por militantes para votar haciéndose pasar por el titular del documento.

En su defensa, Ovelar dijo que la grabación se proponía mostrar cómo los liberales cometen prácticas fraudulentas.

También era un recién llegado a la política el ganador de las elecciones de 2008, Fernando Lugo. El ex obispo gobernó desde agosto de ese año hasta el cuestionado juicio político de junio de 2012, que lo destituyó y dejó en su lugar al vicepresidente, Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), la agrupación que se situaba más a la derecha dentro de la alianza de gobierno.

“Lugo prometió cambios que son fundamentales, y cuando no hizo nada, la decepción fue muy fuerte”, dijo otra de las personas que estaban en la sede colorada. Al consultarles a esos dos militantes si creían que Cartes sí llevará adelante algunos de esos cambios, coincidieron en que la interrupción de los sucesivos gobiernos colorados tiene que haber funcionado como un llamado de atención sobre la necesidad de transformaciones.

Carlos reconoció que existen denuncias que vinculan a Cartes con el contrabando e incluso con el narcotráfico, pero precisó que ninguna se pudo demostrar. “Lo dudoso de Cartes es el origen de su fortuna, pero igual no importa tanto, porque la vuelca en lo social. Fíjese que en sus empresas tiene unos 40.000 puestos de trabajo”, dijo.

Azul Alegre

El color rojo de la ANR-PC se repetía a lo largo de la ruta 10, que atraviesa Paraguay de oeste a este. También se veían, a los lados de esa ruta, algunos carteles del líder de la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos, Lino Oviedo, que murió el 2 de febrero. Pero el color azul de los liberales apenas hacía alguna aparición aislada en la cartelería o en algún que otro auto.

La menor presencia en las calles no restaba a los liberales la confianza en su victoria. Decenas de dirigentes y periodistas esperaban ayer de mañana al candidato Efraín Alegre en la sede de campaña del PLRA, establecida en el Esplendor Hotel Guaraní, en el centro de Asunción. Cuando los dirigentes liberales se reconocían, se daban firmes palmadas en la espalda, entre sonrisas de confianza y afirmaciones del tipo “Hoy ganamos, ¿eh?”.

Cuando en las pantallas de televisión dispuestas en el lugar se vio a Alegre, a quien filmaban en la puerta del hotel, hubo llamados de atención. Dirigentes y periodistas se separaron, los primeros para mirar la televisión y acercarse a la puerta a recibir al candidato; los segundos para desplegarse en los lugares dispuestos para la conferencia de prensa. Cuando llegó el momento de que hablara el dirigente, que llegó junto a su esposa, Miriam Irún, los aplausos -incluso de periodistas identificados con carnés de medios paraguayos inundaron la sala, y Alegre levantaba el puño derecho, uno de los símbolos de su campaña.

Más tarde, ya en el centro de votación, Alegre esperó su turno para votar mientras una treintena de periodistas, fotógrafos, camarógrafos y votantes se agolpaban a su alrededor. El hombre que estaba en la fila delante suyo, espantado por la muchedumbre, se corrió a un costado. Pero la mujer que estaba con él le dijo: “Andá a votar, así nos vamos”.

Alegre le permitió al hombre recuperar su lugar, pero el resto no parecía muy dispuesto a dejarle espacio. “A ver, a ver, señores informadores, por favor, a ver si dejan a los votantes ejercer su derecho”, dijo uno de los integrantes de la mesa electoral. Finalmente, el candidato votó después de los 45 minutos de espera que, según dijeron a la diaria las autoridades electorales presentes allí, es el tiempo a promedio para todos los votantes.

Según la ley electoral, los 200 metros alrededor de los centros de votación deben estar “asépticos de campaña electoral”, incluyendo los autos, que si tenían pegotines debían estacionar a más de dos cuadras. Sin embargo, varios de los seguidores que acompañaron a Alegre -y que recorrieron media Asunción haciendo caravana tras su candidato- tenían pegotines en los autos que dejaron estacionados a las puertas del local. Varios de ellos ingresaron al centro con los distintivos partidarios, mayoritariamente unos carnés colgados al cuello con el lema “Paraguay Alegre”, algunos se los quitaron cuando las autoridades electorales lo requirieron, pero otros los mantuvieron. Mientras Alegre hacía declaraciones a la prensa, después de sufragar, una mujer de unos 50 años que desde hacía un rato observaba desde la cola para votar en otra mesa, caminó por el costado del candidato y gritó: “Señores, están incumpliendo la ley electoral y lo saben, ¡no se puede hacer campaña!”.

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