“Tengo pruebas, ya hemos mostrado algunas, pero le vamos a mostrar todas en las próximas horas; la Embajada de Estados Unidos es la que ha financiado y dirigido todos los hechos de violencia en este país”, dijo Maduro ayer en cadena nacional. No aclaró si eso incluye los actos de violencia ocurridos el lunes.
La fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, informó que esos incidentes, que dejaron siete muertos y 61 heridos, serán investigados y que los agredidos “pertenecen a los sectores más populares y fueron víctimas de quienes fueron a atentar contra la tranquilidad de los venezolanos al perpetrar daños a las sedes de diferentes organismos gubernamentales, empresas de servicios públicos y negocios de particulares”, de acuerdo al canal estatal venezolano VTV.
Maduro aseguró que la segunda secretaria de la embajada de Estados Unidos en Venezuela, Elizabeth Hoffman, “personalmente se dedicó a visitar el país” y que “fue a Bolívar con un dirigente de este partido de la burguesía amarilla, llamado Primero Justicia [el de Capriles], a planificar dejar sin luz a Venezuela”.
Ésa fue la respuesta de Maduro a las declaraciones que hizo ayer el vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos, Patrick Ventrell. Este funcionario dijo que es “difícil de entender” la rapidez con la que el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Maduro presidente electo, e insistió con el reclamo de que se recuenten los votos manualmente. Por otro lado, llamó a “todos los venezolanos a abstenerse de hechos violentos en este momento” y en cuanto al reconocimiento de Washington a Maduro como presidente electo, Ventrell dijo: “Aún no estamos en ese punto”.
“Pareciera estar escuchando a los dirigentes irresponsables de la derecha venezolana. Le escriben el guion”, opinó Maduro. El presidente agregó que respeta a los venezolanos que votaron a la oposición y los llamó “al diálogo y la paz”. Pero increpó a la dirigencia opositora y comparó a Capriles con Pedro Carmona, el presidente de facto que asumió en abril de 2002, cuando un golpe de Estado desplazó por pocos días del gobierno al presidente Hugo Chávez. Dijo que aquellos golpistas “salieron a llamar a la guerra abiertamente” y que “este nuevo Carmona tiene el mismo odio, los mismos intereses”.
También lanzó un mensaje a los tres gobernadores opositores: “Gobernador que no me reconozca y no reconozca a las instituciones, no será reconocido por este gobierno”. Anunció que hará las reformas necesarias para que, en esos casos, los recursos de esos estados “vayan al pueblo”, y advirtió: “A nosotros no nos va a chantajear nadie. Si hay que conversar, se conversa, pero para respetar la Constitución”, y “si sigue la violencia lo que podemos [hacer] es radicalizar esta revolución”.
También Capriles osciló entre ataques y moderación ayer. Así, luego de que el gobierno desautorizara la marcha que había convocado para hoy en Caracas, anunció que decidió suspender esa movilización y dijo a sus seguidores: “El que salga está en el lado de la violencia, está haciéndole el juego al gobierno”. También dijo “a los venezolanos y al gobierno” que él y su equipo de campaña están “en la disposición de abrir un diálogo para que esta crisis pueda ser resuelta en las próximas horas”.
Sin embargo, agregó: “Así como ustedes piden que aquí se haga un llamado a que no exista violencia, yo les exijo a ustedes también que cesen las persecuciones que hay contra personas que están ejerciendo su derecho a pedir una auditoría y un conteo de voto a voto”. En este sentido, acusó a Maduro de intentar que cesen esos reclamos, le pidió que “se calme un poquito”, y dijo sentir que “está como desvariando”.
Gerónimo Cardozo, capitán retirado de la Fuerza Aérea uruguaya -exiliado durante la dictadura- y embajador uruguayo en Venezuela durante el gobierno de Tabaré Vázquez, dijo a la diaria que en Caracas el ambiente era tranquilo ayer, aunque había tensión debido a las informaciones que circulaban. En el barrio Las Mercedes, de clase media y alta, donde predominan hoteles y restaurantes, se desarrollaba la “vida normal”, dijo.
Cardozo, que viajó a Venezuela como invitado del CNE, explicó que tiene amigos de distintas tendencias políticas en ese país y que “no todos los opositores concuerdan con la postura de Capriles” en su reclamo de recontar los votos. También señaló que entre los oficialistas predomina la “preocupación” por el resultado ajustado y “la tendencia descendente” del apoyo electoral.