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Francia legalizó el matrimonio homosexual y la derecha ya lo impugnó.

El Parlamento francés aprobó ayer el proyecto de ley conocido como “matrimonio para todos”, que legaliza el casamiento homosexual. El proyecto fue votado por la mayoría legislativa de izquierda, liderada por el gobernante Partido Socialista (PS) en las dos cámaras, y se debatió en un contexto de polarización y violencia.

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"Me preocupa el clima homofóbico", dijo al canal BFMTV el ministro francés del Interior, Manuel Valls, el jueves. Recordó las "amenazas de muerte" que recibieron diputados favorables al proyecto "abriendo el matrimonio a las parejas de personas del mismo sexo", que se convirtió ayer en ley con su aprobación en la Cámara Baja.

El presidente de esa cámara, el socialista Claude Bartolone, recibió el lunes un sobre con pólvora y una carta en la que se lo "compele a aplazar el voto definitivo de la ley sobre el matrimonio para todos" porque ésta “supone la supresión total del matrimonio”. Además, la carta advierte que si no toma en cuenta "este ultimátum, su familia política lo sufrirá físicamente", informó la agencia de noticias AFP. Pero Bartolone no hizo caso y el proyecto se convirtió en ley ayer con 331 votos a favor y 225 en contra, la mayoría de estos últimos de centro y de derecha.

La semana pasada, otros dos diputados socialistas habían sido amenazados, Sylviane Bulteau y Hugues Fourage, ambos representantes del departamento de Vendée, al oeste del país. A esto se sumaron escraches y otras manifestaciones contra políticos, periodistas y personalidades públicas que defendían la igualdad de derechos a la hora de contraer matrimonio.

Pese a esas protestas, la aprobación de esta ley estaba cantada, porque el PS y otras fuerzas de izquierda que la apoyaron eran mayoría, tanto en el Senado, que dio su visto bueno el 12 de abril, como en Diputados. La Cámara Baja ya había aprobado un texto inicial en febrero, pero como los senadores introdujeron algunas modificaciones, los diputados volvieron a discutirlo en plenario la semana pasada en un trámite acelerado. El Parlamento le dedicó unas 200 horas de debate al tema.

En la noche del jueves al viernes, en los últimos tramos del debate, diputados de la opositora Unión por un Movimiento Popular (UMP), de derecha, tomaron partido y agredieron físicamente en el hemiciclo a legisladores oficialistas y personas ajenas al Poder Legislativo que presenciaban el debate.

Todo vale

El gobierno quiso acelerar la aprobación del proyecto debido a la movilización de distintos grupos de ultraderecha que comenzaba a generar hechos violentos también fuera del ámbito político. A principios de abril, una pareja homosexual hizo pública la agresión a uno de sus integrantes en París, e hizo circular fotos de su cara desfigurada por los golpes. El fin de semana pasado, otra pareja de la ciudad de Niza denunció y publicó una imagen similar. En ambos casos fueron agredidas e insultadas por circular en público. Además, los trabajadores de un boliche gay sufrieron una agresión en Lille la semana pasada.

A esto se suman incidentes entre grupos de ultraderecha y la Policía, durante protestas organizadas por distintos movimientos contrarios a la ley. La principal organización movilizada es el colectivo Manif Pour Tous (Manifestación para todos), que dice proteger los valores de la familia tradicional, y se declara apolítico y pacífico -niega ser homófobico-, aunque durante las manifestaciones cobraron fuerza otras organizaciones más extremas. Manif Pour Tous está liderado por una humorista católica que se hace llamar Frigide (frígida) Barjot (loca), un nombre ficticio que juega con la sonoridad del de la actriz francesa, Brigitte Bardot. Esa organización federa distintos movimientos civiles y se creó cuando el tema del matrimonio cobró importancia en la agenda política, el año pasado.

Otro de estos movimientos es la Primavera Francesa, que se escindió del anterior. Algunos de sus integrantes actuales intentaron forzar el vallado policial y marchar sin autorización por los Campos Elíseos el 24 de marzo, y uno de sus métodos de protesta es el “acoso democrático” (ver recuadro). Así, despertó a varios diputados y otros defensores de la ley con manifestaciones ruidosas a las seis y media de la mañana frente a sus domicilios, hizo escraches y deterioró locales de organizaciones militantes por los derechos de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, y también del PS.

Primavera Francesa también está liderado por una mujer, Béatrice Bourges, una política independiente de derecha y vocera del Colectivo por el Niño. Según Bourges, el principio de identidad de género "es un atentado contra la humanidad".

También protestó mucho el Instituto Civitas, que mostró su afinidad con las posturas de Primavera Francesa. Esa organización católica, vinculada a la extrema derecha, hace una defensa de los valores cristianos mucho más “seria” que la de Manif Pour Tous, según sus integrantes. Desfilan con cruces católicas en marchas en las que los participantes -desde sacerdotes hasta niños acompañados por sus padres- se arrodillan en las calles para rezar, y se niegan a adoptar una actitud “festiva”.

De acuerdo a una encuesta de la firma IFOP, realizada en 2012, 80% de los franceses consultados estaba bautizado por la religión católica, pero sólo 7% iba a misa los domingos, mientras que 58% no lo hacía nunca. En paralelo a estos dos últimos movimientos aparecen grupos de ultraderecha como las Juventudes Identitarias o la facción estudiantil llamada Grupo Unión Defensa, conocida como GUD. Esos grupúsculos tienen vínculos con el ultraderechista Frente Nacional. Sin embargo la líder de este partido, Marine Le Pen, los niega, y denunció que las protestas contra el proyecto de ley fueron acaparadas por la UMP, aunque sus militantes también lo rechazan.

Le Pen hizo una gran limpieza entre sus seguidores, moderó su discurso, y con eso logró lo que los analistas llaman una "legitimación" de su partido. Ella no participó de las marchas en contra del matrimonio homosexual, aunque sí lo hicieron sus militantes y otros dirigentes de su partido. La unión civil entre personas del mismo sexo es legal en Francia desde 1999 y ya son nueve los países europeos que permiten que los homosexuales se casen. En ese contexto, los propios franceses se sorprendieron ante el carácter masivo de las marchas en contra del proyecto de matrimonio y de la resistencia que éste encontró, pese a que fue apoyado por la amplia mayoría de los legisladores.

El domingo, 45.000 personas se manifestaron en contra de la iniciativa, según la Policía. Para los organizadores, fueron unos 270.000 los participantes, en una marcha convocada con poca antelación. Otras fueron más concurridas, y según la Policía llegaron a alcanzar los 300.000 manifestantes. La última encuesta de opinión, realizada por la firma BVA, concluyó que 58% de la población apoyaba la ley, que había sido una de las promesas de campaña del presidente François Hollande, electo hace un año.

De Femen a Homen

Vinculado al movimiento contrario al matrimonio homosexual llamado Primavera Francesa, que adoptó el "acoso democrático" como forma de protesta, surgió Homen, una movida de hombres jóvenes que, con el torso desnudo, máscaras blancas, y lemas en contra de la ley escritos en la piel, imitan -y se burlan- del movimiento feminista Femen. Más allá de este grupo en particular, son varias las acciones de organizaciones francesas contrarias al proyecto de "matrimonio para todos" que se inspiraron en métodos de protestas inaugurados por colectivos de izquierda.

Después, adopción

Un punto de conflicto está en la posibilidad de adoptar, que establece el texto, aunque la legislación sobre la procreación asistida quedó fuera de la norma y debe ser tratada más adelante, algo que decepcionó a muchos militantes. De los encuestados, 53% dijo a BVA que estaba en contra de la adopción por parte de parejas homosexuales.

Otro punto que generó debate es que la ley establece que las personas que sean homosexuales declaradas pueden negarse, en el ámbito laboral, a ser trasladadas a países en los que la homosexualidad está penalizada. La UMP presentó un recurso contra la nueva ley ante el Consejo Constitucional. Esta institución falló en 2011 que la prohibición de los matrimonios homosexuales no es contraria a la Ley fundamental pero dejó el asunto a juicio del gobierno. Por su parte, las organizaciones movilizadas en contra de la ley prometieron continuar movilizadas y convocaron a una marcha nacional el 26 de mayo, aunque los socialistas apuestan a un desgaste ahora que el texto se aprobó.

Cada marcha iba generando más nerviosismo por los incidentes en las anteriores. Más de 250 personas fueron detenidas en los últimos meses por enfrentarse a la Policía, por causar destrozos y por agresiones homofóbicas. Unos mil policías se encargaron de vigilar la protesta de este fin de semana. La misma cantidad de agentes protegió los accesos a la Asamblea Nacional ayer y las gradas del hemiciclo tuvieron que ser desalojadas debido a incidentes. Mientras tanto, partidarios y opositores de la ley manifestaban por separado en las cercanías del Parlamento. Existe “un clima de homofobia” en el país, según las asociaciones de defensa de los derechos de los homosexuales, que convocaron a manifestar en varias oportunidades a favor del proyecto y en contra de la discriminación.

Ante la aceleración del trámite en Diputados, los legisladores de la UMP hablaron de “dictadura” y “totalitarismo”. “Hollande, por negarse a escuchar las inquietudes de los franceses, es en parte responsable por las crispaciones y divisiones profundas que este proyecto hizo nacer en nuestra sociedad y contra el cuál la UMP continúa luchando”, dijo el titular de ese partido, Jean-François Copé. En tanto, su colega, el diputado Philippe Cochet, acusó el jueves a la izquierda de querer “asesinar niños” con esa ley.

Por su parte, la izquierda acusa a la UMP de usar con fines electorales la resistencia que genera la norma, en un momento en que acumula derrotas en las urnas y cuando su líder natural, el ex presidente Nicolás Sarkozy, es investigado por la Justicia, acusado de abuso de confianza sobre la millonaria Liliane Bettencourt, que podría haber financiado su campaña electoral en 2007.

Los socialistas insitieron en que la ley “no le quita nada a nadie” y sólo pone fin a una norma que discriminaba.

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