Uno del Tucho
Pese a las horas de vuelo y el cansancio, en la cena en el Palacio Real, al terminar el día, fue el rey Juan Carlos, de 75 años, quien tomó a Mujica del brazo para apoyarse y caminar hacia las cámaras que registraban el encuentro. El presidente fue a la cena con los ministros, Enrique Iglesias y Jorge Drexler.
Mujica se reunirá hoy con el presidente Mariano Rajoy y con un grupo de uruguayos en Madrid. El itinerario continuará mañana en Cádiz y Vitoria-Gasteiz hasta el sábado, cuando viajará al Vaticano a visitar al papa Francisco, a quien le lleva un libro de Alberto Tucho Methol Ferré. Ese mismo día vuelve al País Vasco para conocer Muxika, el pueblo de su familia paterna. Domingo y lunes visitará Mondragón, Santiago de Compostela y La Coruña.
Llegó convencido de que España es “la puerta natural” de Uruguay y el Mercosur a la Unión Europea (UE). Por eso le pedirá hoy al presidente español, Mariano Rajoy, que utilice “lo que le pueda quedar de influencia en Europa para que en el diálogo con el Mercosur se pueda concretar una agenda positiva de trabajo”.
Mujica considera que sería un “error garrafal” que la UE “no nos dé bola” por miedo a que “le abollemos la agricultura”.
El presidente insiste en que con la economía globalizada los gobiernos de los países del Mercosur y de la UE deben superar las dificultades para llegar a un acuerdo comercial, porque “del otro lado del océano, un gobierno toma decisiones, y se toman decisiones”.
Pero más que avanzar en estas negociaciones, algo improbable, el objetivo de la visita a España fue promover las inversiones españolas en Uruguay, que Mujica destacó como “las más importantes”, en segundo lugar después de las argentinas.
Meu amigo
La primera actividad de la delegación uruguaya fue un encuentro con empresarios, en la ciudad financiera del grupo Santander, que está en las afueras de Madrid. Ante representantes de 104 empresas europeas, la mayoría españolas, Mujica habló de la ubicación estratégica de Uruguay, de las convenientes leyes de inversión y de la seguridad jurídica e institucional del país, pero también de terminar con la pobreza, de la obsolescencia programada y de “salvar al planeta”. Se trató de un discurso “un poco desestructurado”, según evaluarían, más tarde, algunos empresarios.
Ritmo chino
Mujica explicó que tuvieron buena recepción en China los proyectos de inversión del puerto de aguas profundas y de modernización del ferrocarril. Con respecto al puerto de aguas profundas dijo que lo primero es la construcción de la escollera, y que en entre 30 y 45 días Uruguay debe definir cómo la construye: “Podrá ser con chinos o con otros”, dijo, y adelantó que también hay conversaciones con Brasil por este tema.
Respecto del ferrocarril, Mujica afirmó que tres empresas chinas hicieron propuestas “interesantes”, pero que antes el gobierno debe resolver “cómo toma las decisiones”, en referencia a si habrá licitación, un proceso que puede demorar la puesta en marcha de nuevos trenes. El presidente dejó abierta la posibilidad de implementar un acuerdo de Estado a Estado, algo que suele hacer China, pero aclaró que esto implicaría un aumento del endeudamiento externo. En el país asiático mantuvo un encuentro con autoridades del Banco de Desarrollo, que se mostró interesado en ambos proyectos.
Reparó en otra dificultad para invertir en el ferrocarril: “Fuimos ingenuos, creo, pensamos que liberalizando empresas que tienen interés en la movilidad ferroviaria iban a comprar vagones, máquinas. Eso puede pasar, pero hasta que no tengamos las vías decentes nadie va a comprar vagones ni locomotoras, y eso lo tiene que arreglar el Estado”, afirmó. “Las mayores dificultades son nuestras, y allá están las puertas abiertas: del banco chino, las empresas chinas y la voluntad política”, dijo.
Estos dos proyectos fueron presentados hoy en las cinco mesas sectoriales, integradas por los ministros que acompañaron a Mujica, Roberto Kreimerman (Industria, Energía y Minería), Tabaré Aguerre (Ganadería, Agricultura y Pesca), Liliam Kechichian (Turismo y Deporte), Francisco Beltrame (Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente) y Enrique Pintado (Transporte y Obras Públicas) y empresarios de distintos sectores productivos. También participaron en el evento el presidente de la Administración Nacional de Puertos, Alberto Díaz, el prosecretario de Presidencia, Diego Cánepa, y Sergio Varela, empresario y vecino de Mujica.
Mientras tanto, Mujica, el canciller Luis Almagro, el ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, y el presidente del Banco Central, Mario Bergara, se reunían con directivos del banco Santander, dirigentes de empresas españolas radicadas en Uruguay.
Dijo que Uruguay está ubicado “en una esquinita importante, en la puerta de la última gran reserva alimenticia que le queda a la humanidad”. Reconoció “defectos y debilidades institucionales” del Mercosur, pero apuntó que es un mercado de 270 millones de personas. Explicó que las políticas económicas de los distintos países generan dificultades, y en rueda de prensa se refirió puntualmente a Argentina, que “en juego de su soberanía practica un proyecto proteccionista que nos crea dificultades”.
En cambio, destacó la relación con Brasil y consideró que la concordancia política “se va a mantener por lo menos por una década con viento a favor”. Insistió en que el objetivo de la relación bilateral con Brasil es desarrollar negocios “complementarios”. “Es lo que les vamos a pedir a todos: colaboren con la integración de América haciendo negocios. Pero si seguimos vendiendo lana sucia no, no seas malo… Me tenés que abrir la cancha para sumar valor, si queremos hacer algo mínimamente sustentable”. Los empresarios miraban atentos.
Mujica reconoció que el país creció por el aumento de los precios internacionales de los alimentos, en particular la carne, aunque puntualizó que a la producción agropecuaria “se le puede agregar valor”. Ningún país “va a renunciar a ser un formidable productor de alimentos en un mundo que consume alimentos”, razonó, pero también aclaró que a raíz de ese crecimiento “los barones de la agropecuaria tienen que entender que hay que meterles la mano en el bolsillo para que carguen con la responsabilidad de toda la sociedad”.
Prueba viviente
Además de la abundancia de recursos naturales y de las condiciones propicias para la logística, destacó las garantías jurídicas y políticas de Uruguay. “Cualquier partido de los que pueden llegar al gobierno va a cargar con los compromisos y las responsabilidades que el Estado en su momento contrajo”, aseguró, e intentó graficar: “Si quieren más, ¿qué país en el mundo tiene un viejo guerrillero como presidente que les viene a decir a los empresarios que vengan a invertir? Porque uno, sin renunciar a nada, sabe que tiene que luchar para que no exista pobreza, para que no exista desigualdad, que fue la novia de toda una vida, y se da cuenta de que si la economía no respira prosperidad tiene cada vez menos para repartir”.
En plan sinceridad, Mujica advirtió que es malo haciendo propaganda y lanzó la frase que durante toda la tarde sería reproducida en las redes sociales y criticada por varios dirigentes de la oposición, entre ellos Pedro Bordaberry: “No nos caracterizamos por matarnos en el laburo. En Uruguay nadie se muere por exceso de trabajo”. Pero contrapuso esta afirmación a la corrupción: “Podemos ser atorrantes, pero no somos comprables”, dijo, en referencia al sistema político y al sindicalismo. “Mal camino ir a comprar para que un expediente se mueva”, aseguró Mujica, en un país en el que un día sí y otro también salen a luz escándalos de corrupción.
Mujica dijo que la uruguaya es una sociedad integrada y con un nivel de cultura “medio”, e hizo referencia a las ventajas económicas de invertir en el país. Destacó que la Ley de Inversiones -“que hasta desde el punto de vista de la izquierda se puede criticar por ser demasiado garantista del empresariado”- permitió duplicar los niveles de inversión, y habló de las zonas francas y de la política de puerto libre. Se refirió a las necesidades de un puerto de aguas profundas, del ferrocarril, de las oportunidades de inversión en vivienda para los sectores medios y en energías renovables.
Quizá lo que más sorprendió a los empresarios fue el final de su discurso: reiteró su “profunda angustia” por las contradicciones del sistema capitalista, que para multiplicar la economía busca permanentemente incrementar el consumo a pesar de las consecuencias ecológicas. “Con esas contradicciones tendremos que seguir navegando, pero permítanme, por lo menos, pertenecer al bando de los que no lo disimulan y lo dicen”, afirmó, y aseguró que los países más grandes tienen “una enorme responsabilidad”.