Era junio de 2010 cuando Manning, con 22 años, era detenido por haber filtrado presuntamente unos 700.000 documentos clasificados de inteligencia estadounidense y un video que había causado furor meses antes. En él se veía a un grupo de soldados estadounidenses disparando desde un helicóptero contra 12 personas, algunas claramente civiles, otras que al parecer estaban armadas, y dos trabajadores de la agencia de noticias Reuters.
Hoy Manning tiene 25 años y todavía no se sabe qué edad tendrá cuando salga de prisión, si es que logra hacerlo. La jueza militar Denise Lind comenzará hoy la última fase de la causa para definir cuántos años deberá permanecer encarcelado. Sumadas, las penas por los 19 cargos de los que fue declarado culpable superan los 100 años, aunque los abogados defensores de Manning piden que la pena sea “sólo” de 20 años.
Entre otras cosas el soldado fue encontrado culpable de cinco cargos de espionaje, cinco de robo de documentos y uno de fraude cibernético. El fallo fue celebrado por los congresistas que integran el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, que indicaron en total coincidencia que Manning dañó la “seguridad nacional” de Estados Unidos y la “confianza pública”, por lo que recibió “un justo” castigo.
Ante la Justicia militar, la Fiscalía pidió que también se lo acusara de colaborar con el enemigo, cargo que fue aceptado por la jueza, pero del cual fue declarado inocente. La Fiscalía argumentó que al facilitar la información a WikiLeaks, Manning sabía que sería publicada y que los “enemigos de Estados Unidos”, empezando por Al Qaeda, podrían acceder a ella. Si el veredicto hubiera sido “culpable”, Manning hubiera enfrentado la cadena perpetua -el delito puede ser condenado con pena de muerte, pero la Fiscalía lo había rechazado- y marcaría un claro antecedente.
Efectos colaterales
WikiLeaks emitió un duro comunicado sobre el fallo y aseguró que es “un peligroso precedente y un ejemplo del extremismo de la seguridad nacional”.
Reporteros Sin Fronteras fue un poco más allá y señaló que la decisión judicial es “una advertencia dirigida a los ‘informantes’, contra quienes el gobierno de Obama ha emprendido una cacería de una magnitud inédita, sin considerar el interés público de sus revelaciones”, y también apunta a que es una amenaza para el futuro de la investigación periodística: “Se corre el riesgo de que se agoten sus fuentes”. En el comunicado, publicado en su página web, Reporteros Sin Fronteras se pregunta si la información filtrada por Manning debía ocultarse, si “es más grave dar a conocer públicamente tales actos o cometerlos”. Al final, concluye que “el país de la primera enmienda presenta hoy un rostro degradado en materia de libertad de expresión”.
Varias columnas de opinión en medios estadounidenses y europeos reflejaban este punto de vista. Si bien se considera “un alivio” que se haya absuelto a Manning de haber colaborado con el enemigo, consideran que los demás cargos por los que fue condenado pueden llevar a que quienes accedan a información novedosa no quieran brindarla a los medios.
También hubo espacio para la ironía. Ed Pilkington, el redactor en jefe de la edición estadounidense de The Guardian, indicó en su cuenta de Twitter: “Desde la Justicia militar nos informan que Manning enfrenta una condena máxima de 136 años en prisión. Gracias a Dios que evitó la cadena perpetua por ayudar al enemigo”.