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Tabaré Aguerre, Fernando Lorenzo, Javier de Haedo y Bruno Gili, ayer, en el hotel NH Columbia

Foto: Pablo Vignali

Nuevo frente

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Aguerre pide “aggiornamento” en el FA porque no se puede seguir con “el diagnóstico de la década del 60”

Muchos trajes, perfume intenso, música electrónica. Ése era el ambiente previo a la actividad organizada por la Nueva Agenda Progresista (NAP) ayer en el hotel NH Columbia, denominada “¿Es diferente la realidad vista desde el gobierno que desde el sector privado?”. Se reflexionó sobre objetivos y gestión, habilidades y frustraciones. El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, lamentó que existan “discusiones muy mezquinas” en los partidos, mientras que el titular de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, se refirió al clientelismo y a la confusión entre perspectivas sectoriales e interés general.

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Lorenzo, Aguerre, la ex directora de Medio Ambiente durante el gobierno de Tabaré Vázquez, Alicia Torres, y el ex director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle, Javier de Haedo, se sentaron en sillones, en semicírculo. El presidente del Plan Ceibal, Miguel Brechner, y el socio de CPA Ferrere Bruno Gili, en representación de la NAP, oficiaron como moderadores. Reinaba un clima de empatía. La concurrencia asentía y se reía de las bromas de los expositores.

La referencia al antes y al después de los gobiernos frenteamplistas -y del gobierno blanco, en el caso de De Haedo- fue permanente. Lorenzo dijo que se llegó al primer gobierno con “una carencia de habilidades notoria”, sobre todo respecto de cómo implementar las políticas. Afirmó que su visión sobre los temas cambió en forma “drástica” al ocupar cargos de gobierno, ya que esto último permite ver “los problemas en su justa dimensión” y “las dificultades que tiene la realidad para mutar”.

Aguerre, en tanto, destacó los logros de la gestión y se refirió tangencialmente a las recientes críticas de las cámaras empresariales a la política económica. Recordó que en 2002 las cámaras suscribieron la Concertación para el Crecimiento, y sostuvo que 11 de los 14 planteos de aquel entonces ya se cumplieron. No obstante, evaluó que subsisten problemas de definición de objetivos. “Hemos perdido volada en la elaboración del programa [del Frente Amplio, FA], porque no podemos tener un programa de agro sin tener un aggionarmento con los que hoy están en la gestión”, consideró. “No podemos tener el diagnóstico de la década de los 60 en un país que exhibe el dinamismo que tiene”, acotó. Y lamentó: “Todavía tenemos que discutir esas cosas, vas a ver que las vamos a tener que discutir cuando discutamos el programa”. Evaluó que “a veces hay discusiones muy mezquinas dentro de los propios partidos” y llamó a identificar “temas que no tienen discusión, que deben ser políticas de Estado”.

De Haedo elogió al equipo económico del FA por haber logrado “sentar las bases de una institucionalidad” y lograr “una gestión de la deuda que es ejemplo a nivel internacional”. “Quien entre al gobierno ya tiene un patrimonio de experiencia y capital humano que no había antes”, destacó. También hizo una autocrítica respecto de algunas orientaciones del gobierno de Lacalle. Consideró que se tenía una visión “demasiado procíclica” y que se concebía al sector financiero como “el más importante”. “Al sistema financiero lo teníamos en un pedestal porque nos habíamos creído que éramos plaza financiera, y es un sector más de la economía”, afirmó.

También se habló sobre negociación. “El que crea románticamente que es posible construir sobre la suma de intereses individuales, está totalmente errado. Suman perspectivas sectoriales y se creen que ése es el interés general”, cuestionó Lorenzo. El ministro se refirió además a las limitaciones que genera el clientelismo, pero no especificó quién era el sujeto de la crítica. “Hay algunos que se creen que el clientlismo y el amiguismo dependen de quién es el cliente y de quién es el amigo. El clientelismo es clientelismo, no importa si yo me creo que soy bueno y que el otro es malo”, sentenció. Consultado por la prensa, luego de la actividad, sobre si el FA estaba a salvo del clientelismo, sostuvo que en su partido hay “una noción muy clara respecto de que las prácticas clientelísticas y el amiguismo en el pasado le hicieron mucho daño a Uruguay”. “Si algo ha hecho la izquierda es llegar con una visión muy crítica respecto a eso. Esto no implica que para gobernar y manejar áreas sensibles de la administración no se recurra a cargos de confianza política, pero son cosas diferentes”, puntualizó.

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