Costa Rica tuvo entre los años 40 y 60 del siglo pasado tiempos de avances sociales, impulsados por un pujante Estado social benefactor. Se crearon instituciones públicas, se nacionalizó la banca, se instauraron garantías sociales, derechos de los trabajadores, entre otras acciones progresistas para la época. Uno de los impulsores de ese modelo fue el gobernante Partido de Liberación Nacional (PLN), pero luego pasó a ser el constructor de las políticas neoliberales que se aplicaron en el país en los últimos 30 años.
Después de décadas de bipartidismo, en 2002 surgieron nuevas fuerzas y comenzaron a atomizarse las preferencias electorales, con lo que el país llegó a tener hasta ocho partidos representados en el Parlamento. Hoy la elección parece haberse polarizado entre izquierda y derecha y la población, redes sociales mediante, se ha sumado a las discusiones políticas como nunca antes.
Para el politólogo y catedrático de la Universidad de Costa Rica Rotsay Rosales, en 2013 “ha tomado fuerza la oposición al PLN constituida en torno a una agrupación que se considera progresista, como es el FA”, que se identificada como de izquierda.
Debido a esa posición ideológica, en la campaña le han llovido calificaciones de “chavista”, “comunista” o de “amigo de [Daniel] Ortega”, por el presidente nicaragüense. Se trata de un recurso de campaña del partido oficialista y sus seguidores, señaló Rosales a la diaria. Dijo que el PLN “ha pretendido crear en la opinión pública la imagen de que su principal adversario tiene una presunta vinculación con izquierdas latinoamericanas satanizadas como Cuba, Venezuela y Nicaragua”. Consideró que esto “ha sido utilizado como una táctica de temor a partir de esa presunta vinculación”, aunque a juzgar por los números de las encuestas, no ha causado tanto efecto como se pretende.
Un fenómeno
José María Villalta, de 36 años, es el fenómeno mediático que ha movido la elección presidencial en Costa Rica. Es el único diputado de izquierda del Parlamento y el candidato a la presidencia por el FA, partido que fue fundado en 2004 y que ha conseguido apenas una banca por período desde entonces: la de José Merino, su fundador (2006-2010) y la de Villalta (2010-2014).
De tener tan sólo un diputado en el Parlamento unicameral de 57 bancas, pasó a disputar los primeros puestos en la carrera presidencial, en gran parte debido al reconocimiento que recibe su labor legislativa, destacó el politólogo Rotsay Rosales. En su opinión, “muchos elementos de naturaleza personal y otros que tienen que ver con la búsqueda del progresismo social o de alternativa al modelo económico” han hecho crecer de forma vertiginosa la popularidad del actual diputado del FA.
En el Parlamento, Villalta se ha caracterizado por una oratoria encendida y confrontativa. Es el diputado con más proyectos de ley aprobados y uno de los que más participan en el plenario en una gran variedad de temas. Los analistas destacan su juventud, su capacidad legislativa y su trayectoria en movimientos sociales como aspectos que lo han hecho crecer en simpatías electorales, ahora para la presidencia. “Su juventud refresca la imagen del político tradicional y su gestión en la Asamblea Legislativa le da credenciales”, afirmó Rosales.
Tras casi cuatro años de trabajo en el Parlamento, Villalta logró ser el abanderado de la oposición a los que él llama “los mismos de siempre”.
Para Rosales, Costa Rica, que es un país conservador, ha vuelto sus ojos a la izquierda sobre todo “por el desgaste y la poca credibilidad del gobierno”, y también porque la propuesta del FA “trae ideas frescas de la mano de un diputado con credenciales para oponerse al actual modelo”.
José María Villalta, candidato presidencial del FA, dijo a la diaria que “han intentado implantar una campaña del miedo en su contra, pero no lo han logrado”. El dirigente agregó: “Las etiquetas nos tienen sin cuidado, hoy la gente tiene forma de informarse sobre los candidatos y las redes sociales han ayudado mucho a eso”.
Durante enero se pauta en televisión abierta propaganda que consiste en ataques directos de varios partidos contra el emergente FA, que pasó de 2% de los votos en la elección de 2010 a 20% o 25% de intención de voto para las elecciones de febrero, según diversos sondeos. Encabezan las encuestas el PLN y el FA, aun con un número importante de indecisos. Según el sondeo más reciente, de la empresa Unimer, en diciembre, el candidato del FA alcanzó 22% de apoyo, seguido de un empate en 19% del PLN y el Movimiento Libertario.
El Pepe en campaña
Partidos de derecha, entre los que ahora se encuentra el gobernante PLN, atacan al emergente FA, aunque simultáneamente expresan en público su admiración por el presidente uruguayo. El candidato oficialista, Johnny Araya, dijo que quisiera “hacer un gobierno como el de José Mujica”, y el aspirante Otto Guevara, del Movimiento Libertario (de ultraderecha) dijo que emularía el plan de entregar computadoras a cada niño escolar, “como lo ha hecho el Frente Amplio en Uruguay”.
Seguidores del FA costarricense ven a Uruguay como un referente, no sólo por la coincidencia del nombre de la organización política, sino por sus posturas con énfasis en lo social y los derechos humanos. El candidato de ese partido dijo a la diaria que admira la figura de Mujica “por su trayectoria, humildad, coherencia y constancia en la lucha social” pero que no hay intención de copiar ningún modelo extranjero.
Otras organizaciones políticas también luchan por llegar a los primeros lugares de aceptación popular, como el Partido Acción Ciudadana, que era el principal de la oposición, o una de las formaciones tradicionales del país, el Partido Unidad Social Cristiana.
Existe la posibilidad de que se deba votar en segunda vuelta, en abril, para definir quién sucederá en el cargo a la presidenta, Laura Chinchilla.