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El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, permaneció tumbado durante varios minutos junto a otros religiosos ante el altar mayor de la Catedral de Granada para pedir perdón por los "escándalos" que han afectado a la Iglesia. / Foto: Miguel Ángel Molina, Efe

Lejos de su prédica

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Varios sacerdotes de Granada fueron denunciados por abusos sexuales.

Tres sacerdotes y un laico están detenidos desde el lunes. Un joven de 24 años denunció que esas personas son responsables de los abusos sexuales que sufrió hasta 2008 en una parroquia de Granada, España. La denuncia fue presentada en octubre, después de que el joven informó al papa acerca de los abusos que sufrió y éste lo alentó a denunciar esos hechos. Ayer los detenidos se declararon inocentes.

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En un operativo de policía que impactó en la Iglesia Católica y en la opinión pública, tres sacerdotes y un laico que daba clases de catequesis fueron detenidos, acusados de haber pertenecido a un grupo llamado Los Romanones, que actuaba como una secta y que según se denunció cometió abusos sexuales contra menores de edad durante años. Ayer estaban incomunicados en la Jefatura de la ciudad española de Granada. Los cuatro detenidos se declararon inocentes y aseguran que lucharán para demostrarlo, según informaron sus allegados a la agencia de noticias Efe. De acuerdo con la legislación podrían ser liberados hoy, cuando se termine el período previsto para la investigación.

El caso fue revelado hace meses por una supuesta víctima, Daniel, de 24 años, que le escribió al papa Francisco y al arzobispo de Granada para contarles los abusos que sufrió. Relató que había empezado a ir a los siete años a la iglesia San Juan María Viannei, en Granada, donde hizo el catequismo y tomó la comunión. Allí conoció al padre Román, el párroco, uno de los detenidos y supuesto cabecilla del grupo.

Daniel escribió que desde los 13 años y hasta que cumplió 18 sufrió abusos sexuales por parte de varios religiosos. De acuerdo con el diario argentino La Nación, en la carta dijo que hasta nueve sacerdotes y tres laicos participaban en orgías. “Durante aquel tiempo sentí que me volvía loco: siempre me habían gustado las mujeres y me encontré que estaba viviendo una sexualidad entre hombres que además eran sacerdotes, que se supone que debían vivir bajo los principios de la castidad y el celibato apostólico”, dice el texto.

El joven dejó la parroquia en 2008, pero señala que hasta hoy sufre de “ansiedad generalizada” y que le consta que se cometieron abusos contra “al menos” otros cuatro menores de 18 años. “Querido Santo Padre, este tema es de una gravedad considerable [...] jamás pensé que informaría de esto a nadie, pero me preocupa que estas prácticas se estén haciendo también con una amiga mía. Sé que esta carta puede ser motivo de escándalo. No busco nada para mí, pero sí me preocupa que estos señores puedan estar arruinando la vida de otros jóvenes”, explica la carta. El papa llamó al joven en agosto para pedirle perdón por lo ocurrido y lo animó a que presentara una denuncia penal, algo que Daniel hizo en octubre. Un segundo ex monaguillo presentó ayer otra denuncia contra el mismo grupo. Dice que asistió a misa entre los siete y los 14 años, y Daniel se había referido a él cuando dijo temer por otras posibles víctimas. “Hacían mucho hincapié en decirme y darme lecciones de que si no hacía vida con ellos y no iba a los sitios que me decían tenía que dejar el grupo, ya que no estaba con la doctrina de Dios”, dice el segundo testimonio, citado por el diario español El País.

Según el expediente judicial, los cuatro detenidos integraban el clan de los Romanones, una cofradía de párrocos y seglares a los que se vincula con crímenes sexuales cometidos contra adolescentes que captaban como monaguillos en la iglesia. Disponían de casas de lujo en la playa y en la montaña, donde organizaban orgías entre ellos y llevaban a sus víctimas, señala el mismo documento citado por el diario español.

La primera denuncia incluye el nombre de nueve sacerdotes y de dos laicos. Tres de esos sacerdotes aparecen señalados como autores de abusos, mientras que los demás son mostrados como testigos o encubridores.

El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, separó de sus funciones a los presuntos autores de abusos, pero no a los otros seis religiosos señalados. No se hicieron públicas las identidades de los detenidos, pero de acuerdo con los medios españoles, el expediente incluye decenas de testimonios y pruebas.

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