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Leopoldo López, dirigente opositor venezolano, ayer, durante un discurso ante sus seguidores subido al monumento a José Martí en la plaza de Chacaíto en Caracas, antes de entregarse a las autoridades. Foto: Juan Barreto, Afp

Del signo de Leo

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Leopoldo López, que ayer se entregó a la policía, se fortalece como referente de la oposición venezolana.

Como había anunciado, el dirigente opositor venezolano Leopoldo López se entregó ayer a la Guardia Nacional, minutos después de encabezar una marcha y dar un discurso a sus seguidores. En paralelo se desarrolló una movilización oficialista, al cierre de la cual el presidente Nicolás Maduro denunció que había un plan de la ultraderecha para atentar contra la vida de López y motivar una guerra civil.

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La plaza Brión, en la que estaba convocada la manifestación opositora de ayer, amaneció rodeada de policías y agentes de la Guardia Nacional, pero cuando llegaron los primeros manifestantes, el Ministerio del Interior ordenó que se redujera el dispositivo de seguridad ante la “actitud pacífica” que se observaba. Sí advirtió que los opositores no podrían acercarse a la sede de esa cartera, como tenían previsto. De hecho, la Guardia Nacional instaló un cordón alrededor del edificio.

Además, se aumentó la presencia policial en las calles caraqueñas, para garantizar que grupos de personas que participaban en esta marcha no se cruzaran con los trabajadores, en particular del sector petrolero, que asistían, cerca de allí, a una manifestación de apoyo al gobierno, que partía al Palacio de Miraflores.

En las redes sociales, las marchas se fueron relatando minuto a minuto. Muchos venezolanos se volcaron a esas redes por no confiar en la cobertura de los medios. En especial desde que el presidente de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, William Castillo, advirtiera la semana pasada a la prensa que la información sobre las protestas “podría ser considerada violatoria” de la Ley de Responsabilidad Social de los medios, que prohíbe la apología del odio y la violencia.

Sin embargo, la información de las redes sociales ha sido más cuestionada. El domingo, en conferencia de prensa, la ministra de Comunicación, Delcy Rodríguez, mostró cómo algunas imágenes difundidas en Twitter -y levantadas por los medios- eran de manifestaciones y hechos en otros países, como las revoluciones árabes o las protestas estudiantiles en Chile.

En cualquier caso, los líderes opositores usan Twitter para dar a conocer sus pasos. Tanto el ex candidato presidencial Henrique Capriles como López informaron por este medio que se integraban a la marcha de ayer. El último lo hizo con estas palabras: “Me desconecto. Gracias Venezuela. El cambio está en cada uno de nosotros. No nos rindamos. Yo no lo haré!”.

López se integró a la concentración en la plaza Brión un par de horas después que sus seguidores. Su llegada fue uno de los momentos de más tensión, ya que no se sabía si la Policía, allí presente, intentaría detenerlo. El dirigente opositor, acompañado de miles de seguidores, encabezó la marcha rumbo al Ministerio del Interior. La multitud se detuvo unas cuadras antes de llegar para que López diera un discurso sobre un estrado improvisado. “Si mi encarcelamiento vale para el despertar de un pueblo, para que Venezuela despierte definitivamente [...], entonces vale este encarcelamiento infame”, aseguró López, en un discurso en el que también se refirió a “los que han sido reprimidos en esta lucha”.

La Fiscalía pidió la captura del dirigente porque lo acusa de incitación a la violencia, homicidio y terrorismo, entre otros delitos, por convocar a la marcha del miércoles, que terminó con tres muertos. En las redes sociales, opositores acusan a un funcionario del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional por la muerte, ese día, del estudiante Bassil da Costa. El gobierno no se refirió a esas versiones, y sí reconoció que algunos funcionarios de inteligencia permanecieron en las calles durante la marcha del jueves, pese a que tenían la orden expresa de no hacerlo y de acuartelarse. Por desconocer la orden, y teniendo en cuenta que su presencia abría paso a acusaciones contra el gobierno, Maduro anunció la destitución del director del servicio, Manuel Bernal.

Con foto

La oratoria y posterior entrega de López dejaron una serie de imágenes que fueron recogidas en galerías por los distintos medios opositores y que tuvieron una gran repercusión en Twitter: Leopoldo haciendo gestos a las cámaras; ondeando la bandera venezolana subido al pedestal de una estatua de José Martí; después de entregarse, cuando le da la mano a uno de sus seguidores, rodeado de las fuerzas de seguridad; mostrando tres flores mientras entra al vehículo blindado de la Guardia Nacional.

Ya dentro del vehículo, le facilitaron un megáfono para que se dirigiera a sus seguidores, que lo rodeaban, a quienes les pidió que mantuvieran la calma y le permitieran circular. Finalmente, lo trasladaron a otro auto, de su partido. Después de que se retirara, María Corina Machado, diputada opositora y una de las imágenes más visibles en estos días, dio por terminada la jornada y pidió a los manifestantes que se retiraran con calma.

Maduro informó que López fue trasladado por “el compañero Diosdado [Cabello, presidente de la Asamblea Nacional]” a una “cárcel fuera de Caracas”. Según algunos medios, se trata de la cárcel militar Ramo Verde.

Desde lejos no se ve

Maduro dio un discurso junto al Palacio de Miraflores, ante miles de manifestantes, en el que aseguró que al gobierno le llegó información de que “la más ultraderecha de Miami y Venezuela” movilizaría a “grupos extraños” para asesinar a López y causar una crisis política, para llevar al país a una “guerra civil”. Dijo que por eso se mantuvieron comunicaciones directas con los familiares de López durante “tres madrugadas”, y concluyó: “Nosotros terminamos cuidando la vida de Leopoldo López. Yo sé que su padre y su madre, en su corazón, saben que le salvamos la vida”.

El presidente dijo que López tiene que responder por los delitos de los que está acusado y aseguró que en Venezuela hay “plenas garantías” para hacer política, pero marcó: “La Constitución no establece que el presidente de la República será cambiado o depuesto porque surja un grupo político y salga a quemar el país”.

Aunque ayer las marchas fueron pacíficas, el Departamento de Estado de Estados Unidos criticó la “falta de seriedad por parte del gobierno de Venezuela para hacer frente a la grave situación que enfrenta”, mientras que el canciller británico, William Hague, manifestó su inquietud por “los informes de detenciones de activistas de la oposición” y recalcó que “las manifestaciones pacíficas son un derecho que debe ser respetado”.

Maduro, al igual que el presidente uruguayo, José Mujica, criticaron este tipo de pronunciamiento. Mujica rechazó “cualquier injerencia del exterior, sea de quien sea”, y manifestó su “plena solidaridad con las instituciones, con el pueblo venezolano visto en su conjunto y, naturalmente, con su gobierno”.

Por su parte, Maduro se refirió al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y al de Chile, Sebastián Piñera, que llamaron a la calma y al diálogo entre las partes para garantizar la estabilidad y las libertades en Venezuela. La respuesta de Maduro fue contundente: “Si una marcha en Bogotá, presidente Santos, es convocada por un líder de la oposición y dice que va al Palacio de Nariño a sacarlo a usted, como presidente, ¿qué hace? ¿Defiende al Estado colombiano o le entrega el poder al sedicioso que ha pretendido desconocerlo y sacarlo? ¡Contésteme!”. Concluyó: “Los problemas de los venezolanos los resolvemos los venezolanos. ¡Ya basta, carajo!”.

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