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Las conmemoraciones organizadas el viernes por el 70º aniversario del desembarco de los aliados en las costas de Normandía en 1944, que llevó a su victoria en la Segunda Guerra Mundial, reunieron el viernes a 24 gobernantes, entre ellos el presidente estadounidense, Barack Obama, y el ruso, Vladimir Putin, cuyas relaciones se enfriaron hace meses. Una de las claves de la organización era hacer todo lo necesario para que no se cruzaran.

El viernes, durante la ceremonia conjunta entre Francia y Estados Unidos, la canciller alemana, Angela Merkel, se reunió con Putin y le pidió que asumiera la “gran responsabilidad” de su país en la estabilización de Ucrania. El presidente ruso quedó aislado porque sus socios europeos y Estados Unidos lo consideran responsable de la crisis ucraniana.

El anfitrión, Hollande, se había esforzado en las últimas semanas en mediar en el conflicto ucraniano. “Este 6 de junio sirvió para algo”, dijo, después de la ceremonia principal en la playa de Ouistreham, donde ocurrieron las primeras batallas del Día D. Poco antes se habían entrevistado el presidente ucraniano, Petro Poroshen-
ko, y Putin durante 15 minutos, y también Obama y Putin durante diez, aunque el mandatario estadounidense había dicho que no deseaba una reunión con su par.

No se informó de los encuentros hasta más tarde, pero un montaje de la televisión francesa durante la ceremonia en Ouistreham llamó la atención. En las pantallas gigantes apareció una doble imagen que puso lado a lado a Putin y Obama, que en realidad estaban a una notable distancia. Al notarlo, los dos presidentes se miraron virtualmente y sonrieron ante las risas del público, compuesto en gran parte por veteranos de guerra y periodistas.

Durante el acto, Hollande había hecho un paralelismo entre el pasado y el presente, al decir que la paz aún está amenazada “en demasiados lugares del mundo”.

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