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Otra crisis

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Renunció a su cargo el primer ministro de Ucrania, por lo que se podría convocar elecciones anticipadas.

Ucrania entró de lleno en una crisis política ayer, con la salida de su primer ministro, Arseni Yatseniuk, tras la ruptura de la alianza de gobierno. El país corre riesgo de quedarse sin fondos públicos para cumplir con varios pagos a trabajadores del Estado, entre ellos, los militares que luchan en el este del país contra los separatistas pro rusos.

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La alianza en el gobierno de Ucrania se rompió cuando salieron dos de las tres formaciones que la integraban, y que antes participaron en las protestas que derrocaron el gobierno de Viktor Yanukovich. Las organizaciones políticas que se fueron del gobierno y lo dejaron sin mayoría parlamentaria son UDAR, del ex campeón de boxeo y líder de las protestas Vitali Klitschko, y Svoboda, un partido nacionalista moderado. Ambas formaciones reclamaban una convocatoria a elecciones legislativas, porque el actual gobierno heredó el Congreso de la era Yanukovich, y ayer anunciaron su salida del Ejecutivo.

El portavoz de UDAR en la Rada Suprema, Vitali Kovalchuk, dijo que su partido abandonaba la alianza porque observaba una actitud “poco constructiva” de los diputados, y el líder de Svoboda, Oleg Tiagnibok, aseguró que su agrupación “no permitirá” que se forme una nueva mayoría para gobernar, así deba recurrir “a métodos informales”.

La crisis se desató después de que los diputados de Svoboda y UDAR se negaran a votar dos iniciativas dirigidas a encauzar la alicaída economía del país. Una de ellas era una reforma fiscal, que permitiría al gobierno contar con más recursos. El ministro de Finanzas, Alexandr Shlopak, advirtió cuando la presentó que si no se aprobaba antes del viernes 1º de agosto Ucrania “no tendrá cómo pagar a los militares que combaten” en el este del país. La otra medida era un proyecto de ley que habría permitido a Ucrania crear una operadora para gestionar los gasoductos, de cuyas acciones 49% sería de inversores estadounidenses y europeos.

Con la salida de los dos partidos quedó en el gobierno sólo el de la ex primera ministra Yulia Timoshenko, Batkivschina, y del primer ministro que renunció, Arseni Yatseniuk.

Otra situación que afectó la Rada Suprema fue la disolución del Partido Comunista de Ucrania y la salida de sus diputados. Éste era un objetivo del presidente de la Rada, Alexandr Turchinov, también miembro de Batkivchina, quien promovió la disolución junto a diputados de otros partidos, y acusó a los comunistas de haber colaborado con los movimientos separatistas que surgieron tras el derrocamiento de Yanukovich, primero en Crimea y ahora en las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk.

Con este panorama en el parlamento, Yatseniuk dio una conferencia de prensa y explicó que tenía dos opciones: renunciar o intentar formar una nueva mayoría, para lo cual su única posibilidad era recurrir al Partido de las Regiones, de Yanukovich, alternativa que no elegiría “bajo ninguna circunstancia”.

“Anuncio mi dimisión debido a la ruptura de la coalición y al bloqueo de las iniciativas del gobierno. No se han votado las leyes y no hay dinero para pagar al policía, al médico, al maestro. No hay dinero para comprar un rifle, para poner combustible al blindado. Lo que ha pasado hoy en la sala de sesiones tendrá unas consecuencias muy complejas, si no dramáticas, para el país. La historia no nos perdonará”, sentenció Yatseniuk antes de dejar su cargo, que fue ocupado por su hasta ahora vice primer ministro, Vladimir Groysman, de 36 años, ex alcalde de la ciudad de Vinnitsa, en el centro oeste del país.

Las normas ucranianas establecen que si en un plazo de 30 días no se forma un nuevo gobierno el presidente del país, Petro Poroshenko, un político y empresario que actualmente no está afiliado a ningún partido y por lo tanto no tiene una bancada que lo respalde, podrá disolver la Rada y llamar a elecciones anticipadas.

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