La información que trascendió indica que varios de los reclamos palestinos se ven reflejados en el acuerdo. Los que no fueron atendidos serán discutidos en negociaciones indirectas que comenzarán en un mes, informó Egipto.
Algunas cifras
• La operación Margen Protector comenzó el 8 de julio y se mantuvo durante 50 días hasta el cese del fuego de ayer. • En ese lapso murieron 2.141 palestinos en la Franja de Gaza. Según la ONU, la mayoría eran civiles y 490 eran niños. Otros 10.300 palestinos fueron heridos durante la ofensiva. Murieron también 70 israelíes, 64 militares y seis civiles, uno de ellos un niño. Se estima que los heridos israelíes superan el centenar. • La ONU informó que más de 450.000 personas fueron forzadas a dejar sus casas porque los alrededores fueron bombardeados o lo serían. • El Ejército israelí informó que las milicias palestinas lanzaron 4.562 ataques con cohetes y morteros; 3.641 impactaron en zonas aisladas de Israel y 735 fueron interceptados por el sistema de defensa Cortina de Hierro. • Según las autoridades militares israelíes, fueron atacados 5.262 objetivos en la Franja de Gaza. No detallaron de qué tipo.
Una fuente palestina citada por la agencia de noticias Maan dijo que el acuerdo prevé, además del alto el fuego a largo plazo, la apertura de los pasos fronterizos para la entrada de ayuda humanitaria y material de construcción, y un relajamiento de las restricciones para salir de la Franja de Gaza, cuyo alcance todavía no se detalló. Esto se suma a un acuerdo que ya se había anunciado: el de la ampliación de la zona de pesca para los habitantes de la franja. En las últimas décadas, esa zona se había reducido de 20 a tres millas náuticas, y ahora crecerá hasta seis.
Además, se aprobó la apertura del paso fronterizo de Rafah, en la frontera con Egipto, que quedará bajo el control de la Autoridad Nacional Palestina, como reclamaba Israel, que señala que por ese paso suele entrar a la franja armamento y contrabando.
Entre los temas que serán retomados en un mes se cuentan los reclamos palestinos de reapertura del puerto y el aeropuerto de Gaza y la liberación de presos palestinos que Israel retiene sin que se presentaran cargos en su contra. También serán retomadas las demandas de Israel referentes a la desmilitarización de Hamas y de las milicias que actúan en la Franja de Gaza, y el reclamo de los cuerpos de soldados israelíes que murieron en enfrentamientos.
El presidente palestino anunció el acuerdo en una conferencia en Ramallah en la que agradeció al gobierno de Qatar y al secretario de Estado estadounidense, John Kerry, por sus gestiones en las negociaciones. Agregó que lo convenido incluye condiciones para la reconstrucción de la franja, que fue objeto de “una destrucción inimaginable”. Además, Abbas aseguró que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) comenzará a enviar de inmediato ayuda humanitaria a la franja.
Los bombardeos israelíes causaron la destrucción de centenares de hogares, así como de escuelas y hospitales. También fueron destruidas edificaciones e infraestructura vinculadas a otros servicios públicos, que deben ser recuperados. Es el caso de gran parte del servicio de canalización de aguas y el de distribución de electricidad.
Cuestión de miradas
El Ejecutivo de Netanyahu sostiene que esta ofensiva permitió dar un “duro golpe” a Hamas, que varios de los dirigentes del movimiento islamista murieron en la ofensiva y que fue destruido 30% de su arsenal.
Sin embargo, en la franja el acuerdo se vivió como una victoria. Decenas de personas salieron a las calles con banderas de Palestina y de Hamas, celebrando con tiros al aire y levantando en andas al portavoz de Hamas en la franja, Fawzi Barhoum.
En tanto, en Israel los medios transmitían una sensación de derrota. El diario Haaretz publicó una columna bajo el título “Hamas 1, Israel 0”, y destacaba una noticia sobre la “baja” en la aprobación de la actuación de Netanyahu en este conflicto a 38%. Ese porcentaje está lejos del 17% de insatisfacción que mostró una encuesta la semana pasada y del 82% de aprobación que recibió a fines de julio, cuando ordenó la operación terrestre sobre la franja.
En paralelo
El canciller palestino, Riad al-Malki, está enfocado en que los ataques israelíes a Gaza de los últimos 50 días sean llevados ante la Justicia. Ayer envió una carta a la ONU y a varios países -incluidos Estados Unidos y cinco latinoamericanos- para solicitarles que investiguen si sus ciudadanos que viajaron a Israel para unirse a las Fuerzas de Defensa estuvieron involucrados en las denuncias de violaciones a derechos humanos y de crímenes de guerra.
Varios miembros del Ejecutivo israelí manifestaron su desagrado respecto del acuerdo. Los portales de los diarios israelíes informaban que los ministros de Exteriores, Avigdor Lieberman, Interior, Yitzhak Aharonovich, Economía, Naftalí Bennett, y Comunicaciones, Gilad Erdan, todos representantes de la derecha nacionalista israelí, rechazaron el acuerdo e informaron a los medios que se había adoptado a espaldas del minigabiente de Seguridad. Otros ministros y dirigentes de los partidos de la alianza de gobierno criticaron que se haya alcanzado un alto el fuego sin lograr la desmilitarización de Hamas y las milicias islamistas.
La legisladora Zehava Gal-On, líder del partido de izquierda Meretz, opositor, también fue crítica con el primer ministro: “Fue a la guerra sin objetivos y terminó dándole una enorme victoria a Hamas a expensas de los ciudadanos del sur” de Israel, dijo. El alcalde de Eshkol, una de las localidades de esa región más cercana a la franja y a la que más cohetes han llegado, Haim Yellin, dijo que no le pedirá a la población que deje los refugios y vuelva a sus casas. “No me interesa lo que digan el gobierno o Hamas, sólo les diré que vuelvan cuando sienta que es un cese del fuego real”, dijo, antes de retar al minigabinete de Seguridad a que tome decisiones desde Eshkol y no desde Jerusalén.