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El portavoz de la Fiscalía de Bélgica, Eric van der Sypt, informó ayer que dos supuestos jihadistas murieron y otro resultó herido durante una operación antiterrorista en tres ciudades, Bruselas, Verviers y Vilvoorde. Dijo que esa acción permitió evitar “atentados de envergadura que iban a ser cometidos de inmediato”, y que los sospechosos dispararon contra la Policía con armas, algunas automáticas, durante varios minutos.

Buena parte de Europa está alerta ante posibles atentados después de los cometidos la semana pasada en París, que dejaron 17 muertos. Pero según la Fiscalía belga, la investigación de este caso comenzó antes de esos atentados.

El miércoles otro sospechoso de terrorismo fue detenido en Estados Unidos. Se trata de Christopher Lee Cornell, un joven de Ohio, de 20 años, que ahora enfrenta cargos de intento de asesinato contra funcionarios del gobierno. Las autoridades creen que Cornell, movido por su simpatía hacia el grupo jihadista Estado Islámico, planeaba detonar varias bombas caseras en el Congreso y después disparar contra los funcionarios cuando éstos huyeran. Según informó la cadena ABC, hace varios meses un informante le pasó al FBI el dato de que Cornell apoyaba la jihad y discutía con violencia sobre el tema en una cuenta de Twitter, bajo seudónimo.

El padre del joven, John Cornell, dijo a CNN que “no hay manera de que él pudiera llevar a cabo ningún tipo de ataque terrorista” y que cree que “fue coaccionado”.

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