El líder de la Unidad Fiscal AMIA denunció por “encubrimiento agravado, incumplimiento de deber de funcionario público y estorbo del acto funcional” a varios dirigentes kirchneristas, entre ellos a la presidenta Cristina Fernández y el canciller Héctor Timerman. En su denuncia señalaba la existencia de una red liderada por ambos y formada, entre otros, por el líder de La Cámpora y diputado Andrés Cuervo Larroque, el dirigente kirchnerista Luis D'Elía, el ex encargado de Negocios de Irán en Buenos Aires Alejandro Yussuf Khalil, uno de los acusados por el atentado, Mohsen Rabbani, y uno o varios agentes de inteligencia, identificados como “espías”. Nisman pidió al gobierno que permitiera que se revelaran los nombres de estos espías, cuyas identidades estaban cubiertas en virtud de la confidencialidad de sus actividades. Ayer la presidenta ordenó a la Secretaría de Inteligencia que pidiera a la Justicia la revelación de los nombres de esos agentes.
El secretario general de Presidencia, Aníbal Fernández, calificó la denuncia de “ridícula” y aseguró que tras ella estaban ex funcionarios de la Secretaría de Inteligencia que fueron destituidos por el gobierno. Entre los señalados por el gobierno está el ex espía Antonio Jaime Stiusso, quien según el juez de la causa de la AMIA, Rodolfo Canicoba Corral, era “el principal encargado de la investigación”, por las potestades que le daba Nisman. La semana pasada, en una en entrevista con TN, Nisman reconoció que la mayor parte de los informes de las escuchas estaban firmados por Stiusso, que participó en la investigación sobre el atentado contra la AMIA desde, al menos, 1997. Stiusso es señalado por los medios argentinos como el hombre fuerte de la Secretaría de Inteligencia, en gran medida porque era el espía argentino más veterano: estuvo 42 años en el cuerpo, hasta que a fines de 2014, mientras era director de Operaciones, fue destituido por la presidenta.