“Cualquier utilización partidista de la Justicia podría mermar en cualquier parte del mundo el sustento democrático”, advirtió ayer el presidente catalán, Artur Mas, en un discurso ante el ministro de Justicia español, Rafael Catalá, el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, y la fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal. A fines de setiembre el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña decidió, a instancias de la Fiscalía General del Estado, imputar a Mas y a otros dos jerarcas del gobierno catalán por haber convocado la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014, a pesar de que ésta había sido suspendida por el Tribunal Constitucional, a raíz de un recurso de inconstitucionalidad presentado por el gobierno de Madrid.
Al igual que Mas, Catalá obvió mencionar en ese encuentro las tensiones entre la Justicia, el gobierno español y el catalán, y respondió que obedecer la ley “no es ni debe ser un puro trámite, una formalidad o una alternativa”. Agregó que “el respeto a la ley es fuente de legitimidad” y garantía de “convivencia en paz”.
La imputación de Mas se dio a conocer días después de las elecciones del 27 de setiembre, en las que ganaron las fuerzas soberanistas, que aunque no alcanzaron el 50% de los votos, tendrán la mayor bancada en el Parlamento. Aparte de Mas, fueron llamados a declarar la consejera de Educación, Irene Rigau, y la entonces vicepresidenta catalana, Joana Ortega. Mas fue convocado a declarar el martes y jueves de la semana próxima, y ayer Asamblea Nacional Catalana y Òmnium, dos de las organizaciones independistas catalanas que integraron la coalición soberanista Juntos por el Sí, junto a otros movimientos, emitieron un comunicado en el que consideraron las imputaciones “un ataque” a la democracia. En el texto también convocan a los catalanes a concentrarse frente al Tribunal Superior de Justicia y los ayuntamientos el martes y jueves de la semana que viene, mientras los jerarcas prestan declaración ante la Justicia.
En veremos
Mientras tanto, también avanzan las negociaciones entre Candidatura de Unidad Popular (CUP) y Juntos por el Sí, la coalición conformada por movimientos sociales y los partidos Convergència Democrática (el de Mas) y Esquerra Republicana, entre otros. Juntos por el Sí tiene la bancada mayoritaria, pero necesita el respaldo de CUP para contar con la mayoría parlamentaria que se necesita para formar gobierno. La vicepresidenta catalana, Neus Munté, dijo que confía en que “se encontrarán espacios de acuerdo”, y se refirió al “respeto” del gobierno por los tiempos y a la “máxima discreción” de las negociaciones. En el mismo sentido se manifestó Carme Forcadell, ex presidenta de la Asamblea Nacional Catalana y número dos de la lista Juntos por el Sí.
Munté también aprovechó la conferencia, posterior al Consejo de Ministros, para insistir con que Mas es “imprescindible” para el proceso soberanista. Sobre las diferencias entre Juntos por el Sí y CUP por la continuidad, o no, de Mas como presidente, Forcadell planteó que así como CUP “ha estado diciendo durante la campaña que no haría a Más presidente y eso se lo debe a sus más de 300.000 electores”, Juntos por el Sí dijo “que Mas sí sería presidente y se lo debe a sus más de 1.600.000 electores”. Consultada por la radio catalana RAC1 sobre si se veía ella misma como presidenta, Forcadell dijo: “Yo no me veo”, y agregó: “Estoy dispuesta a ir allí donde haga más servicio, a ayudar para que esto salga bien”.