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Concentración frente al Ayuntamiento de Roma, el 8 de octubre, para manifestar apoyo al alcalde Ignazio Marino. Foto: Filippo Monteforte, Afp

Roma sola

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La renuncia del alcalde genera incertidumbre en Roma.

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Ignazio Marino, el alcalde de Roma, anunció su dimisión la semana pasada, después de que se hicieran públicos algunos gastos denunciados como de carácter personal que fueron pagados con la tarjeta de la alcaldía. Según la prensa italiana, Marino disfrazó de almuerzos y cenas laborales con el embajador de Vietnam o con un representante de la Organización Mundial de la Salud lo que en realidad fueron celebraciones familiares en días festivos o fines de semana. El alcalde lo atribuyó a una campaña en su contra, aunque aseguró que devolvería el dinero gastado.

El problema con las facturas es sólo una de las polémicas en las que Marino se vio involucrado. Hace unas semanas, el alcalde anunció que viajaría a Filadelfia, Estados Unidos, para acompañar al papa Francisco durante su visita. Nunca imaginó que el propio papa iba a declarar, al regresar del viaje, que Marino nunca fue invitado, dejándolo en una pésima posición.

A esto se suma que en agosto fue muy cuestionada su decisión de tomarse vacaciones mientras en Roma se celebraba el multitudinario y extravagante funeral de un capo mafioso, que contó con “calles cortadas, música de El Padrino” y “pétalos de rosa arrojados desde un helicóptero”, según describió el diario madrileño El País.

En un comunicado, Marino, que pertenece al centroizquierdista Partido Democrático, sostuvo que su decisión se propone “garantizar el interés de la capital” y que no es un “signo de debilidad o admisión de culpa” por lo que, a su entender, es una una “manipulación” de los hechos. Además, dijo que se presentó como candidato a alcalde “para cambiar Roma, arrebatando el Ayuntamiento a la derecha que lo había tomado y maltratado durante cinco años, enturbiándolo hasta permitir la entrada de las actividades delictivas incluso de carácter mafioso”. Advirtió sobre la posibilidad de que, tras su renuncia, “regresen la mafia y la corrupción a la capital”, y explicó que tiene 20 días “para repensar su decisión”.

Mientras tanto, Roma está acéfala. Según señala la agencia de noticias Efe, Franco Gabrielli, prefecto de Roma, tiene que nombrar a un comisario extraordinario para que administre la capital antes de que se celebren elecciones, que están previstas recién para mediados del año que viene. El diario italiano Corriere della Sera informó el lunes que el presidente de Italia, Matteo Renzi, baraja ya algunos nombres y propondría la creación de un equipo para gestionar la capital, formado por un comisario extraordinario y ocho colaboradores.

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