El conflicto de Siria se vuelve cada día más internacional. El 30 de setiembre, Rusia estrenó su participación al intervenir militarmente por primera vez de manera oficial, tras el pedido del presidente sirio Al Assad de enfrentar a EI. También Estados Unidos ataca a EI, pero desde el principio del conflicto Washing- ton apoyó a la oposición siria, parte de la cual actúa como un movimiento armado.
Estados Unidos, que comenzó a bombardear objetivos de EI en Irak en agosto de 2014, y que ocasionalmente atacó al grupo en Siria (desde setiembre del mismo año), sigue sosteniendo que este país necesita una “transición” hacia un gobierno que no incluya a Al Assad. Así lo dijo el propio presidente, Barack Obama, en una cumbre sobre terrorismo que se desarrolló en el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. En cambio, el presidente ruso, Vladimir Putin, pidió en distintas ocasiones el apoyo internacional al “gobierno legítimo” de Al Assad.
Rusia, que sostiene que su intervención fue desplegada exclusivamente para luchar contra EI y con el Frente Al Nusra -que ha estado vinculado con Al Qaeda-, fue acusada por organizaciones civiles y políticas opositoras de atacar también a los grupos rebeldes y de bombardear zonas con población civil.
Al respecto, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, expresó ayer su preocupación a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov. Según cálculos divulgados el miércoles por el Departamento de Estado estadounidense, más de 90% de los ataques aéreos rusos en Siria, desde su primera intervención, no fueron dirigidos contra EI sino “contra grupos opositores que quieren un futuro mejor para Siria y no quieren ver al régimen de Al Assad permanecer en el poder”, lo que supone “una escalada en el conflicto”.
Lavrov, por su parte, insistió la semana pasada en que los bombardeos de su país tienen como único objetivo los jihadistas de EI, del Frente Al Nusra y de grupos asociados, y agregó que son exactamente los mismos blancos trazados por Estados Unidos y sus aliados. En Bruselas, donde ayer se reunieron los ministros de Defensa de la OTAN para discutir sobre distintos conflictos -incluido el de Siria-, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, dijo que no van a “cooperar” con Rusia “mientras siga con esta estrategia equivocada”.
Por su parte, el miércoles Rusia empleó por primera vez misiles crucero en sus operaciones en Siria, y hay informes de que ya lanzó una ofensiva terrestre, aunque no hay una confirmación oficial de Moscú y tampoco logró confirmarlo el Departamento de Estado.
En el lugar equivocado
El sábado y el domingo, aviones rusos que se dirigían a Siria violaron el espacio aéreo de Turquía en la zona de la frontera turco-siria, lo que provocó el malestar del gobierno turco e incluso una advertencia dirigida a Rusia por parte de la OTAN. Al respecto, el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Riabkov, afirmó ayer que su país ya dio explicaciones suficientes y reiteró la que había dado el Ministerio de Defensa, que asegura que los cazas rusos entraron por error en el espacio aéreo turco debido a las malas condiciones meteorológicas.
A raíz de esto, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, durante su visita oficial a Japón, amenazó a Rusia con dar marcha atrás a la cooperación entre ambos países en el ámbito nuclear y gasístico.
“Somos el principal consumidor de gas natural ruso. Perder a Turquía sería una seria pérdida para Rusia. De ser necesario, Turquía puede conseguir sus suministros de gas natural de lugares muy diferentes”, dijo.
Por otra parte, en el marco del encuentro en Bruselas, la OTAN reiteró su advertencia contra Rusia por haber violado dos veces el espacio aéreo de Turquía y se refirió a la “amenaza” que, a su entender, supone la participación rusa en el enfrentamiento.
“Mi preocupación es que los rusos no se dirigen principalmente contra EI, sino contra otros grupos de la oposición. Además, están apoyando al régimen sirio [...] y no contribuyen a restablecer la paz”, manifestó el secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg. En el mismo sentido se expresó el titular de Defensa del gobierno español, Pedro Morenés, quien subrayó la importancia de dejarle claro a Rusia que la OTAN no sólo está unida y alerta, sino también dispuesta a mostrar su fuerza frente a acciones que considera “intolerables”.
Riesgo de expansión
Por la diversidad de aristas que tiene el conflicto -políticas, militares, religiosas- y por la cantidad de actores involucrados, algunos temen que se expanda hacia Europa. El miércoles, en un discurso que dio ante el Parlamento Europeo, el presidente francés, François Hollande, instó a la Unión Europea (UE) a actuar para evitar una “guerra total” en Siria que pueda desestabilizar a toda la región de Medio Oriente y además llegar a “territorio europeo”.
Hollande exhortó a los países miembros del bloque a “actuar” contra la “amenaza” terrorista que a su entender podría afectar también a Europa. El presidente francés advirtió: “No pensemos que estamos a salvo”.
Además, Hollande aseguró que Francia “ha tomado sus responsabilidades militares ante la amenaza” y que “toda Europa debe comprometerse en el plano humanitario, político, diplomático”. Por eso instó, en línea con la posición de Estados Unidos, a “construir en Siria” un “futuro político que dé a la población siria otra alternativa que Bashar al Assad”. Llamó a terminar con un régimen que “todavía hoy bombardea, mata, masacra”.
A la vez, Hollande reclamó la “solidaridad frente al terrorismo” y pidió a Europa que “presione” para “que esta transición política pueda llevarse adelante”. Según el presidente de Francia, la UE “ha tardado en darse cuenta de que las tragedias en Medio Oriente o en África no podían no tener consecuencias para ella” y ahora “debe actuar”.
Frente a los reclamos de Hollande, la OTAN respondió ayer en Bruselas con el anuncio de un posible refuerzo militar en la frontera sur de Europa. Además celebró la información brindada por Reino Unido acerca de sus planes de enviar tropas al mar Báltico, en una señal de que Londres está alerta. “Es una respuesta a las últimas acciones de Rusia”, especificó el secretario general de la alianza, Stoltenberg.