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Birmania tuvo ayer elecciones legislativas, pero los resultados no se sabrán hasta, por lo menos, unas semanas. Fueron las primeras elecciones libres desde 1990, cuando los militares -que desde 1962 hasta 2011 gobernaron el país asiático- anularon una elección en la que la opositora Liga Nacional Democrática (LND) se posicionaba como triunfadora. Según los últimos sondeos, este partido es el actual favorito, en parte gracias a la figura de su líder, la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, quien estuvo 15 años bajo arresto domiciliario por reclamar de forma pacífica a la Junta Militar el retorno de la democracia y hoy encarna la figura del “cambio” en Birmania.

Su gran rival es el oficialista Partido de la Unión para la Democracia y el Progreso (USDP, por sus siglas en inglés), apoyado por el antiguo régimen militar. Unos 30 millones de birmanos estaban habilitados para elegir a 498 diputados y senadores, en una jornada que registró algunas irregularidades, sobre todo en cuestiones de procedimiento, según aseguraron los observadores internacionales.

A pesar de las reformas que desde 2011 llevó adelante el gobierno semicivil del ex general Thein Sein, el sistema político quedó obsoleto y sigue dando ventajas al antiguo régimen, algo que se nota especialmente en estas elecciones, ya que 25% de los asientos en el Parlamento están reservados para los militares, lo que hace que el partido que gobierna sólo necesite 26% para renovar el mandato, mientras que la LND precisa al menos 67% de los votos para obtener la mayoría.

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