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Manuel Valls, primer ministro francés, durante una conferencia de prensa, el 23 de diciembre, en París. Foto: Eric Feferberg, Afp

Sin lugar para la tolerancia

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Manifestaciones violentas en Córcega contra la comunidad musulmana.

Un incidente ocurrido el jueves en Jardines del Emperador -un barrio corso poblado mayoritariamente por inmigrantes-, donde dos bomberos y un policía resultaron heridos, desató una serie de manifestaciones en contra de los musulmanes. El viernes, una de las protestas en solidaridad con los heridos terminó con el incendio de una mezquita y el destrozo de varios ejemplares del Corán. La prefectura de la isla francesa prohibió por varios días las manifestaciones en ese barrio localizado en Ajaccio, la capital corsa.

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Ajaccio vivió, hasta ayer, cuatro días de tensión. Todo empezó en la noche del jueves, en vísperas de Navidad, cuando los bomberos recibieron una llamada por un incendio en Jardines del Emperador, un barrio habitado fundamentalmente por población inmigrante. Cuando los dos bomberos designados llegaron, fueron sorprendidos por 60 personas encapuchadas que los atacaron con piedras, bloques de hormigón, palos de hierro y bates de béisbol, según el testimonio de uno de los bomberos. También fue herido, de manera más leve, un policía que intentó controlar la situación. La Prefectura corsa sostiene que se trató de una “emboscada”.

Al día siguiente se convocó a una manifestación en solidaridad con los tres heridos, que se desvió de su consigna pacífica cuando un grupo apuntó como culpable a la población musulmana que vive en el barrio.

En determinado momento, 600 manifestantes se separaron de la marcha, y mientras cantaban “fuera árabes” y gritaban “estamos en nuestra casa”, incendiaron una mezquita y destrozaron varios ejemplares del Corán. Durante la manifestación, además, un restaurante de kebabs fue atacado.

El sábado, como las protestas continuaban -aunque controladas por un amplio dispositivo policial-, el prefecto de Córcega, Christophe Mirmand, en un intento de calmar las aguas, decretó la prohibición de cualquier manifestación en el barrio Jardines del Emperador desde el domingo hasta el 4 de enero. Cientos de manifestantes marcharon, de forma pacífica, en otros barrios de Ajaccio, el domingo. Al día siguiente, las calles de la capital corsa volvieron a la normalidad.

El primer ministro francés, Manuel Valls, denunció la “intolerable agresión a los bomberos” y la “inaceptable profanación de un lugar de rezo musulmán”, y realizó un llamado al “respeto de la ley republicana”. El partido de extrema derecha Frente Nacional, por su parte, aprovechó lo ocurrido para cuestionar lo que considera “laxitud y debilidad” del gobierno francés, que “deja que barrios enteros se conviertan en zonas sin derechos”, por lo que los ataques son, a su entender, “la consecuencia, por desgracia, previsible”.

Mientras tanto, la Policía continúa buscando a los culpables del ataque a los bomberos. El domingo, dos jóvenes con antecedentes penales por reiterados delitos menores fueron arrestados como sospechosos de haber cortado un árbol en el patio de una escuela y tratar de prenderlo fuego el jueves, según explicó el fiscal Éric Bouillard al diario francés Le Monde.

De acuerdo con Bouillard, un equipo de rescate de la Policía y un funcionario municipal fueron al lugar para controlar el siniestro y terminaron apedreados por los jóvenes. Uno de ellos se encuentra “en libertad bajo control judicial” desde hace dos semanas, señaló el fiscal.

En tanto, el Consejo Francés del Culto Musulmán anunció que pedirá a las mezquitas que celebren un fin de semana “de puertas abiertas” del 8 al 10 de enero, para derribar los tabúes y prejuicios que rodean a la comunidad y evitar que se siga confundiendo “islam” con “terrorismo”.

“Quienes vengan podrán hacer todas las preguntas que quieran, incluso sobre los tabúes, sobre nuestra religión, la manera de practicarla y el rezo, alrededor de un té con masitas. El objetivo es iniciar un diálogo para conocerse mejor y no desconfiar”, explicó el presidente de la institución, Anouar Kbibech, al diario Le Parisien.

Las tensiones con los musulmanes emergen a casi un año de los asesinatos en la sede del semanario francés Charlie Hebdo, reivindicado por una rama de Al Qaeda, y a casi dos meses de los atentados cometidos en París el 13 de noviembre, que fueron reivindicados por el grupo jihadista Estado Islámico.

De acuerdo con el último informe del Observatorio Nacional contra la Islamofobia, se registraron en Francia 274 ataques y amenazas a la población musulmana sólo en la primera mitad de este año, lo que se traduce en un aumento de 281% con respecto al mismo período del año pasado, en el que se detectaron 72 de esas agresiones. Con cinco millones de integrantes, la comunidad musulmana de Francia es la más grande de Europa.

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