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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, conmemoró los 50 años de la marcha entre Selma y Montgomery por los derechos civiles que desembocó en la ley de Derecho al Voto en Estados Unidos. El aniversario se cumplió cuando se suceden los escándalos y los cuestionamientos a la Policía estadounidense por discriminación hacia la población negra y las minorías. “Sabemos que la marcha no ha terminado”, dijo Obama ante miles de personas en el puente Edmund Pettus, donde hace medio siglo aquella manifestación fue reprimida por la Policía.

Obama dijo que sería un “error” considerar que el racismo ya no existe y que los reclamos de los que participaron en la marcha de Selma se cumplieron. “Sólo tenemos que abrir los ojos y oídos, y el corazón, para saber que la historia racial de esta nación todavía proyecta su larga sombra sobre nosotros”, afirmó.

El sábado, la ciudad de Madison, en el estado de Wisconsin, amaneció con manifestaciones debido a que el viernes murió un joven negro, de 19 años y desarmado, baleado por un policía que había entrado a la fuerza al apartamento donde estaba, para hacer un control. De acuerdo con la prensa estadounidense, el joven se llamaba Anthony Robinson y había sido denunciado por haber agredido a alguien en la calle y alterado el tránsito.

“Black lives matter” (“La vida de los negros importa”), gritaron los manifestantes cerca del lugar en el que murió Robinson. El lema surgió después de que otros jóvenes negros desarmados - Eric Garner y Michael Brown- murieron a manos de la Policía.

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